10 motivos para actuar cuanto antes contra la obesidad

En el Día Mundial de la Obesidad, que se conmemoró el 4 de marzo, expertos se unieron para llamar a actuar cuanto antes para cambiar esta realidad.

BUENOS AIRES.- Las sociedades médicas de nuestro país difundieron un decálogo que explica la complejidad del abordaje de la obesidad, promoviendo dejar atrás estigmas, preconceptos y subestimaciones sobre qué la causa y lo que representa su tratamiento.

A pesar del sentimiento de culpa y las miradas que todavía sienten algunas personas con obesidad, la ciencia demostró que existen decenas de factores que explican su desarrollo y hoy se sabe que ésta no se desencadena por falta de voluntad, ni se resuelve de una manera tan simple como ‘comiendo menos y moviéndose más’.

En el Día Mundial de la Obesidad, que se conmemoro este 4 de marzo, expertos de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND), Sociedad Argentina de Médicos Nutricionistas (SAMENUT), Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimenticios (SAOTA), Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO), Sociedad Argentina de Medicina (SAM) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), se unieron para llamar a actuar cuanto antes para cambiar esta realidad, y aprovecharon para difundir 10 motivos que explican la complejidad de la obesidad, de su desarrollo y de su abordaje.

1. Cifras: las estadísticas con que contamos en nuestro país muestran un contexto preocupante. En 5 años, tal como describieron las III y IV Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (de los años 2013 y 2018), la proporción de argentinos adultos con obesidad pasó de 20,8% a 25,4%, prácticamente un incremento del 25%.

“Estos son los datos oficiales más recientes que tenemos a nivel nacional, pero los relevamientos que llevamos adelante en nuestra Sociedad durante la pandemia nos dan la pauta de que los últimos dos años no han hecho más que agravar esta situación. Y quienes más peso ganaron en la pandemia son las personas que ya tenían sobrepeso u obesidad, justamente quienes tienen más riesgo de tener enfermedad severa por COVID-19.  Esto nos debe movilizar a todos a tomar cartas en el asunto”, explicó la Dra. Marianela Aguirre Ackermann, médica especialista en Nutrición y magister en Diabetes y Coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SAN.

La obesidad se define por el Índice de Masa Corporal, que es un indicador que contrasta el peso de la persona respecto de su altura y se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado. Si esa cuenta da más de 25, la persona tiene sobrepeso; si da más de 30, obesidad. La obesidad, entonces, no contempla a los que tienen ‘unos kilos de más’, sino que es ya un cuadro que incrementa el riesgo de desarrollar toda una serie de complicaciones para la salud. Si tenemos en cuenta además a aquellos argentinos con sobrepeso, la proporción de argentinos que están por encima de lo que se considera peso saludable es de 6 de cada 102.

2. Pone en riesgo la salud: “se debe tomar más conciencia en nuestro país sobre el impacto negativo que la obesidad puede tener para la salud, tanto por sus consecuencias cardiovasculares como metabólicas -en el  mayor riesgo de desarrollar de diabetes tipo 2 o hígado graso- e inclusive en el de distintos tipos de cáncer”, explicó la Dra. Paola Harwicz, médica cardióloga y especialista en nutrición, ex directora del Consejo de Cardiometabolismo de la Sociedad Argentina de Cardiología.

3. No es tu culpa, ni falta de voluntad: Si fuera sencillo bajar de peso, tendríamos que estar cada vez mejor, pero no es lo que reflejan las estadísticas. Ciertamente, lograr el descenso de peso y sostenerlo en el tiempo es un desafío complejo que requiere un abordaje integral”, agregó la Dra. Paola Harwicz, actual integrante de la Fundación Cardiológica Argentina.

4. Más que comer menos y moverse más: para el desarrollo de obesidad, influyen factores genéticos (predisposición y aspectos evolutivos), el metabolismo (desequilibrios hormonales), aspectos emocionales (como aburrimiento o disfrute por comer), salud mental (estrés, ansiedad o depresión), ambiente (dónde y cómo vivimos), trastornos del sueño y hasta presiones sociales o familiares que vienen desde la niñez, tales como ‘terminá todo lo que está en tu plato’.

Los médicos somos los primeros que tenemos que cambiar la perspectiva hacia la obesidad, reconoció la Dra. Harwicz: “en el consultorio, además de pesar y medir la altura y el perímetro de cintura de la persona para hacer un diagnóstico correcto de situación, podemos abordar el aspecto emocional y conocer cómo están sus relaciones interpersonales en su familia y trabajo, cómo se siente con su cuerpo y cómo percibe la mirada de su entorno. Además, preguntarle si descansa adecuadamente, si realiza actividad física de manera regular y si está enfrentando alguna situación de estrés en particular. De esta manera, podremos conocer aspectos que influyen en su conducta alimentaria y -por ende- en su peso corporal.

5. Modo resistencia: “por si esto fuera poco, independientemente de las causas detrás de la ganancia de peso en cada persona, una vez que se empieza a bajar de peso, el organismo desarrolla -por aspectos adaptativos- mecanismos para resistir esos intentos, buscando retornar al peso anterior. Esto es aún peor con las dietas extremas porque nuestro cuerpo está diseñado para resistir ante la escasez de alimentos: cuando comemos muy poco, el metabolismo se hace más lento para gastar menos calorías y, a la vez, aumenta las hormonas del hambre para que busquemos comer para recargar energías”, explicó la Dra. Aguirre Ackermann.

6. Patrones desde la infancia: un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud establece que, si no se toman medidas concretas para cambiar la realidad actual y futura, para 2030 el 27,2% de los niños entre 5 y 9 años tendrá obesidad. “La población pediátrica presenta un panorama preocupante. Muchos niños crecen actualmente en un entorno que favorece el aumento de peso y la obesidad: cambios en el tipo de alimentos y en su disponibilidad, descenso en la actividad física con mayor tiempo dedicado a actividades sedentarias y que suponen estar frente a una pantalla. Sin embargo, los patrones alimentarios se forjan en las primeras etapas de la vida por lo que ese es el mejor momento para actuar”, reconoció la Dra. Aguirre Ackermann.

7. Persiste el estigma: todavía se manifiesta en miradas, discriminación y rechazo, aspectos que pueden dañar la autoestima, favorecer el desarrollo de cuadros de ansiedad y depresión, que probablemente alejen a la persona del cuidado de su salud y de su peso corporal. “Es necesario actuar para cambiar la realidad, porque estigmatizando a la persona con obesidad se es parte del problema y debemos procurar ser parte de la solución”, agregó la Dra. Harwicz.

8. Aceptarse, quererse y cuidar la salud: la Dra. Harwicz compartió su postura respecto del activismo orientado a aceptar el propio cuerpo tal como es. “Reconozco el aporte positivo de la propuesta, porque invita a cambiar la manera de valorarse, superando complejos y estigmas, y combatiendo toda forma de discriminación. De todos modos, quererse es mucho más que aceptarse; justamente, un cuadro de obesidad requiere que se tomen medidas para cuidar el cuerpo y la salud, para poder llevar una vida más plena, más larga, disminuyendo el riesgo de desarrollar complicaciones que atenten contra ello”.

9. Consulta médica: como es una cuestión de salud, necesita un abordaje de la mano de profesionales de la salud. Los especialistas están preparados para indicar un abordaje personalizado, atendiendo a la necesidad individual, biología, comportamiento y bienestar emocional de cada persona.

10. Nos interpela a todos: “La obesidad es una enfermedad compleja, con muchas causas vinculadas con el ambiente. Ya no se la considera una cuestión individual y ha pasado a involucrarnos a todos como sociedad. Todos podemos trabajarjuntos para crear un futuro más saludable.Es importante que cada uno, desde su lugar, se involucre para encontrar soluciones, sea pidiendo ayuda especializada, dejando atrás el estigma, desarrollando más empatía o tomando las decisiones de políticas públicas que sean necesarias”, concluyó la Dra. Aguirre Ackermann.

¿Cómo debe ser un plan de tratamiento?

A partir de los 10 motivos para actuar contra la obesidad, surge inevitablemente la pregunta sobre cómo sí debe abordársela. Al respecto, las autoridades de las sociedades médicas remarcaron el aporte del seguimiento médico en el tiempo y delinearon, a grandes rasgos, que puede incluir:

– Mejorar patrones alimentarios: con apoyo de un especialista, comer variado y saludable, manteniendo la ingesta de los nutrientes necesarios, sin caer en dietas mágicas que sólo consiguen resultados de corto plazo y hacen mal a la salud.

– Vida activa: tras realizar todos los chequeos de salud necesarios, diseñar un plan de actividad física, aquella realmente realizable y sostenible en el tiempo (caminata, baile, bicicleta, etcétera, y siempre procurando llevar una vida más activa).

– Manejo de emociones: existen técnicas de relajación para lidiar con el estrés y, tal vez, con ayuda de un especialista, se puede identificar, en el plano de las emociones, por qué se come de más, para contribuir a controlarlo. Ante cuadros más complejos, como de ansiedad o depresión, siempre consultar con un médico.

– Ambiente: tomar buenas decisiones en los lugares de compra de alimentos y procurar tener siempre en casa opciones saludables y que no estén a mano solo los de elevado aporte calórico y bajo valor nutricional. Lo mismo en el trabajo y en eventos sociales. 

– Conducta alimentaria y Metabolismo: el equipo médico determinará si es pertinente incluir en el tratamiento herramientas farmacológicas orientadas a equilibrar el aspecto hormonal que interviene en los mecanismos de saciedad y que han demostrado beneficios para bajar de peso, o si la persona tiene indicación de cirugía bariátrica.

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