La entrada de equipos ilegales creció 100% en apenas tres años. Se estima que el fisco pierde de recaudar más de $3.200 millones. Además de los equipos sin declarar que traen turistas, llegan en contenedores desde Miami, Panamá y Dubai o vía terrestre, desde Chile y Paraguay.
RIO GRANDE.- De acuerdo a un artículo publicado por iProfesional, en 2017 entraron a la Argentina nada menos que 3,2 millones de celulares por el canal ilegal.
“En Tierra del Fuego deben lidiar con un doble flagelo: la fabricación de teléfonos celulares estuvo lejos de despegar en 2017 y, en paralelo, el mercado negro está comiéndoles cada vez más market share a las empresas que operan en la isla y producen bajo licencia de las principales marcas”, señala el diario electrónico.
Según datos de Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE), el año pasado cerró con un volumen de 10,8 millones de equipos fabricados.
Esto implicó un crecimiento de menos del 3% respecto a los niveles de 2016, cuando salieron de las líneas de montaje unos 10,5 millones de aparatos.
Así, el nivel alcanzado el año anterior está lejos del récord logrado en 2012, cuando las plantas instaladas en Tierra del Fuego habían logrado producir casi 14 millones de equipos.
Y desde AFARTE no dudan en señalar al contrabando como al gran enemigo de este desplome de los niveles de producción el posterior amesetamiento que experimentó la industria.
«El mercado negro es un flagelo que nos afecta y mucho. No sólo a las empresas de la isla sino también al Gobierno, por el daño que esto le causa al fisco», apunta Federico Hellemeyer, presidente de la entidad.
«El hecho de que los volúmenes de producción no despeguen obedece al gran crecimiento que tuvo el ingreso de equipos a través del contrabando», apuntó el directivo.
Según AFARTE, en 2017 entraron a la Argentina nada menos que 3,2 millones de celulares por el canal ilegal.
¿Qué implicó esto? Que a través de las fronteras pasan, cada 24 horas, 8.800 dispositivos que violan las reglas aduaneras y no tributan impuestos.
Una parte de este porcentaje se explicó por los cientos de miles de turistas que viajaron a plazas como Estados Unidos, Paraguay o Chile (que igualmente viene perdiendo terreno en la preferencia de los argentinos) y luego no declararon sus compras en las aduanas fronterizas o en los aeropuertos.
Sin embargo, esta práctica no alcanza para explicar semejante cifra.
El principal caudal, aseguran desde AFARTE, obedece a operaciones de mayor envergadura, realizadas por grupos delictivos que logran ingresar importantes volúmenes de forma ilegal.
El crecimiento de este problema es inocultable: los 3,2 millones de teléfonos «truchos» implicaron un salto de 700.000 unidades respecto de 2016, equivalente a una tasa de variación del 28%.
Cabe destacar que en 2015, AFARTE había detectado la entrada de 2 millones de equipos de contrabando, mientras que en 2014 habían sido 1,5 millones.
Es decir que, en el plazo de apenas tres años, el mercado negro se expandió más de un 100% en la Argentina, mientras que en ese mismo lapso la producción apenas logró incrementarse un 12%.
Es importante señalar que los datos no surgen de estimaciones de mercado. Según Hellemeyer, las cifras «se desprenden del IMEI que poseen todos los teléfonos».
Según detalla el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), IMEI es la sigla de International Mobile Equipment Identity, que en español significa Identidad Internacional de Equipo Móvil y que consiste en un código pre-grabado de marca y modelo por el fabricante del teléfono móvil.
Dicho código identifica al dispositivo a nivel mundial y por eso, cuando en la red se conecta un equipo no registrado, las operadoras lo detectan de manera automática.