Escaparon de Salta tras la inundación y llegaron a Río Grande donde estuvieron por un tiempo con un familiar hasta que, por problemas de convivencia, tuvieron que dejar el lugar que los cobijaba. Ahora viven en una precaria casilla y en un terreno que ocuparon en forma irregular.
RIO GRANDE.- “Necesito un caloventor”. Ese fue el pedido de Florencia, quien con 27 años, es madre de cuatro niños quienes viven en la Margen Sur sin servicios esenciales. La joven mujer apeló a la solidaridad de la gente y elevó un pedido en las redes sociales para que le faciliten un aparato para calefaccionar su casilla.
Al hablar con El Sureño, la joven relató que, con su familia, llegaron hace un mes, provenientes de Salta. “Nosotros vivíamos con mi mamá pero un temporal hizo que nuestra piecita se inundara hasta la mitad”. Dijo que en medio de esa situación, con su marido sin trabajo, no podían seguir viviendo de esa manera así que tomaron la decisión de viajar hasta Río Grande, a vivir con un hermano de Florencia. Pero a poco de llegar e instalarse en casa de su hermano comenzaron los problemas de convivencia, por lo que debieron dejar la casa que los cobijó para terminar en la calle.
Casilla precaria
Hoy la familia compuesta por 6 personas, Florencia, su pareja de 28 años, junto con sus cuatro hijos de 10, 4, 3 y una bebé de un año viven, como pueden, en un lugar que no los repara del frío.
Con la poca plata que trajeron compraron chapas y madera e improvisaron una casilla que instalaron en un predio usurpado en una chacra de la Margen Sur que, lógicamente, generó problemas con la propietaria, además de amenazas.
A pesar de las amenazas y los problemas con la dueña del predio, la familia no puede mudar la pequeña casilla que se encuentra ubicada en el barrio Los Productores, en calle Centenario 45, que cuenta con electricidad gracias a que un vecino se las facilita a través de un cable y el agua la juntan en un tanque.
“Me encantaría que me ayuden con materiales para terminar las paredes y para que no entre tanto frío por el techo”, pidió Florencia. Dijo que su marido ya consiguió trabajo pero lo que cobre será para poder comer.
Angustiada, la mujer señaló que recientemente alguien la visitó y le dejó dos bolsones de mercadería. “Me dijeron que para ayudarme debo hacer el cambio de domicilio”.