El entrenador hípico Lucas Rey, estuvo en Río Grande, brindando una clínica de entrenamiento y salto. En su visita, además de la fascinación por el paisaje, Rey destacó la constancia y el esfuerzo de los jinetes fueguinos. Habló de competencia, del costo de la actividad, y de su experiencia con la equinoterapia.
RIO GRANDE.- En la Escuela de Campo La Cimarrona, el año empezó mucha actividad. En las últimas semanas de febrero y primeros días de marzo, estuvo visitando y brindando una clínica de salto el entrenador ecuestre Lucas Rey. A pesar del viento y la distancia, Rey trabajó con las amazonas, los jinetes, y aseguró que la perseverancia, vence todos los obstáculos.
“No entiendo cómo hay gente que se va afuera. Conociendo los lugares que hay acá. Yo me voy enamorado de Río Grande. Me llamó la atención lo ordenado del lugar. Más allá de lo pintoresco, la ciudad limpia, prolija… Yo soy de Mercedes, provincia de Buenos Aires, a 30 km de Luján”, comentó Lucas Rey, entrenador de caballos e instructor de salto.
Rey tiene 38 años, pero desde los 5 se inició en la actividad hípica. A los 14 años, comenzó a domar los primeros caballos; a los 19 empezó la carrera de veterinario, donde conoció a Carlos Monía, veterinario Federal de Policía Montada: “Y ahí después de dejar la facultad, decidí irme al campo. Mi viejo tenía campo en Bragado, y empecé a formar los primeros caballos de Policía Montada. Me mandaban los que tenían problemas de conducta, de manejo, con vicios de deportes. Y ahí empecé a aplicar mis conocimientos de doma para corregir caballos. Y también empecé más de lleno con lo que era adiestramiento y caballos de salto”, contó.
Lucas Rey fue uno de los fundadores de la escuela hípica Bragado, de salto y polo,a cargo de la capacitación en salto del 2005 al 2008. Después volvió a Mercedes, donde fundó el Centro Ecuestre María Silvina, que este año cumple diez de existencia: “Tengo chicos que hace diez años empezaron con nosotros, y hoy siguen. Algunas de las chicas que eran adolescentes, hoy son mamás y van con sus niños. Es un ambiente familiar, no es un club muy grande”, contó Lucas.
Su hija María Belén Rey ya estuvo en el equipo argentino Sub 13 de salto,y hoy está saltando hasta 1,3 metros. Rey reconoció que la actividad ecuestre puede resultar cara, aunque no mucho más que otros deportes. “Se encarece después, no es tanto en los niveles iniciales. Es importante que el padre, madre que quiera que sus hijos empiecen, se arrimen, en este caso a La Cimarrona, y empezar no más. Hay un dicho, ‘Cuando la constancia suma esfuerzo, vence al talento que no esfuerza’, entonces por general cuando hay chicos que lo tienen innato, que tiene facilidad, no se preocupan. Y al final, ves esos chicos que pensás que no van a andar a caballo nunca, pero se ponen, practican y entrenan, llegan a grandes logros”, recalcó.
Esta es la primera vez que se dicta una clínica de salto y adiestramiento, u otra capacitación tan específica en actividades ecuestres en Río Grande: “La verdad los chicos de acá montan bien. Ojalá que esto se de otra vez, que vengan más profesores, la verdad una idea buenísima”, dijo.
Y agregó: “El viento cambia el humor de los caballos. Las ganas de uno también. A mí me pasó que es la primera vez, nunca había estado en un lugar con tanto viento. La temperatura está buena si bien allá el invierno es similar a la temperatura veraniega de acá, el viento es fuerte”.
Lucas Rey también marcó como una gran prueba a superar el hecho de las distancias, aunque aseguró que también siempre hay gente que está dispuesta a conocer otros lugares: “Yo, hoy estoy en Río Grande, por una familia que decidió ir a Buenos Aires, a ver dónde podían montar en su época vacacional, y después fueron a competir. Quedamos en contacto durante mucho tiempo, fueron otras familias de La Cimarrona para allá, y después salió el proyecto de venir y traer algo de los conocimientos nuestros para este lado, porque por ahí todos los chicos no pueden viajar. Y acá estamos”, dijo con entusiasmo.
A pesar de esto, Rey, aseguró que la actividad, y el contacto con los caballos, es accesible para personas de todas las edades: “Lo que es el contacto con el caballo, no hay un piso, ni un techo. Mientras vos puedas estar al lado del caballo, vas a poder estar bien. Es muy importante poner un animal de acuerdo a quién me voy a relacionar. Si yo necesito que un chico esté estimulado, le voy a poner un caballo de más actitud. Si necesito que un chico esté más tranquilo, porque es hiperactivo le voy a poner un animal más viejito, más tranquilo. Lo mismo si me manejo con adultos mayores, buscar caballos con experiencia que estén tranquilos”, detalló.
“La actividad ecuestre es hermosa, hay distintas ramas dentro de la equitación. Y yo tuve la suerte hace dos años de comenzar a trabajar en un centro de equinoterapia. Así que quién puede hacer la actividad: todo el mundo. Es extremadamente beneficioso; o la equinoterapia, para tratar chicos con cualquier tipo de discapacidad. Todo el mundo puede tener la posibilidad de estar en relación con el caballo, de distintas maneras”, agregó.
Aunque todo lo relacionado a la actividad ecuestre se considera todavía bastante elitista, Lucas Rey, sostuvo que es cuestión de difusión y trabajo para que más gente se acerque a las alternativas que se presentan: “En la zona donde estamos nosotros, la actividad es importante, hay muchos, muchos jinetes. Para que te des una idea nosotros tenemos un torneo local, que se llama Campeonato Escuelas Hípicas del Oeste. En donde el promedio de binomios inscriptos está en 170 o 180 pasadas o recorridos. Eso implica entre 90 y 100 jinetes. Acá sería bueno que se amplíe. Que haya más jinetes. Cuanto mayor sea la competencia sana, más van a crecer. Porque la única forma de crecer y mejorar, es comparándose, sanamente. Entonces está bueno que entren cada vez más chicos nuevos, porque los demás van a querer saltar, cada vez más alto. Como toda actividad, cuanto más diversificación haya, mejor. Los profes, incluso están obligados a actualizarse, a mejorar”, concluyó.