Los platenses Carolina Da Conceicao y Rodrigo Lamuniere en estos momentos están en el sur de Nicaragua, a mitad de camino. “El 12 de diciembre de 2015 salimos de Ushuaia y estuvimos dos años y medio hasta ahora”, contaron.
RIO GRANDE.- Desde Nicaragua, donde por estas horas transitan la mitad de su derrotero, una pareja de platenses recorre América desde el sur hacia el norte. El objetivo es unir Ushuaia con Alaska.
La pareja contó cómo surgió la idea, las dificultades, lo que extrañan y por qué lo hicieron. Llevan dos años y medio de viaje y les queda otro tanto para cumplir el sueño.
En estos momentos están en el sur de Nicaragua, a mitad de camino y, mientras se las rebuscan con algún trabajo transitorio para costear los gastos del viaje, los platenses Carolina Da Conceicao y Rodrigo Lamuniere contaron lo que viven día a día en esta travesía que empezaron en 2015: unir Ushuaia con Alaska en bicicleta.
“El 12 de diciembre de 2015 salimos de Ushuaia y estuvimos dos años y medio hasta ahora”, contó Carolina en diálogo con Martín Strilisky. “Queríamos hacer algo bien largo, conocí gente en otros viajes que había hecho en bicicleta y recorrí Uruguay. Cuando volví se lo propuse a Caro y me respondió que sí. Nos armamos, nos equipamos y salimos para recorrer, conocer de punta a punta y disfrutar mucho del camino que eso es lo que te da la bicicleta”, completó Rodrigo.
Si bien la experiencia de recorrer el continente en dos ruedas es única y se disfruta cada uno de los tramos, la pareja tiene una meta: llegar a Alaska, Y para ello, según cuenta Carolina, ya hay fecha prevista. “Por el tema del frío y los osos, queremos llegar en el verano de Estados Unidos, que sería en un año. Estamos como a mitad de camino”, sostuvo.
El sostén económico
Para financiarse, Rodrigo explicó que sólo salieron con ahorros “pero en un viaje de tres o cuatro años, los ahorros no alcanzan. Es cierto que gastamos muy poco, no gastamos en combustible y poco en hospedaje. Solo en comida y en repuestos pero casi que no se tomaría en cuenta. Nunca hemos tenido ningún problema”. En ese sentido, su novia completó: “hemos trabajado en restaurantes, cocinas, vendemos en las ciudades y pedimos colaboraciones”.
Muchas veces no se percibe lo que el aventurero deja atrás, lo que extraña o lo que recuerda. Carolina contó que conoció a Rodrigo en la Facultad de Arquitectura, ambos se recibieron y hasta trabajaron de eso antes de emprender el viaje. Pero algo dejaron atrás: “La familia, aunque nos viene a visitar, y los amigos que no pueden viajar tanto, las costumbres. Argentina tiene costumbres diferentes al resto” dijo, mientras que para Rodrigo “extrañamos menos las costumbres pero sí extrañamos a la familia”.
Por último, la pareja contó una anécdota, la pasaron mal pero ahora la recuerdan entre risas: “Cuando estábamos llegando a La Serena, cruzamos a Valparaíso y decidimos hacer el cruce mas alto de 4800 metros de altura. Salimos con 30 grados y a medida que empezamos a subir nos hicieron como 20 grados bajo cero, se desató una tormenta eléctrica con granizo y viento. No pudimos comer, se nos rompió el calentador, comíamos crudo… fue terrible”.
Mientras siguen su camino al Norte, aseguran que “las plazas y tomar mate en el parque” son las cosas que más extrañan y recuerdan de Argentina, pero ahora sus vidas van hacia otro lado, hacia un sueño en conjunto que viaja en bicicleta.