La Base Aeronaval Río Grande cumplió 69 años

El capitán de Navío Daniel Enrique Balboni encabezó este viernes el acto por el sexagésimo noveno aniversario de la Base Aeronaval Río Grande, en una ceremonia castrense. El Jefe de Base estuvo acompañado de autoridades de la ciudad, veteranos de guerra y unos 50 exconscriptos navales que sirvieron en la institución y que arribaron desde distintos puntos del país.

Integrantes de la BaseAeronaval “Pioneros Aeronavales en el Polo Sur” formaron parte dela ceremonia.

RIO GRANDE.- La Base Aeronaval “Pioneros Aeronavales en el Polo Sur” conmemoró este viernes su 69º aniversario en una ceremonia castrense que se realizó en la propia unidad militar.
El acto fue encabezado por su jefe, el capitán de Navío Daniel Enrique Balboni, quien fue secundado por el subjefe de la Base, capitán de Corbeta Carlos Alberto Martínez y la plana mayor. Asimismo acompañaron las secretarias del Gabinete municipal, Gabriela Castillo y Sonia Castiglione; el secretario de Asuntos Relativos a Antártida, Islas Malvinas y del Atlántico Sur y sus Espacios Marítimos Circundantes, Jorge López; Asistieron el segundo Comandante del Batallón de Infantería de Marina N° 5 Escuela, capitán de Fragata de IM Christian De Gregori; el comandante del Destacamento Naval Río Grande, capitán de Corbeta de IM Miguel Ángel Vaca; la titular de la Subdelegación Río Grande de la Policía Federal Argentina, subcomisario Roxana Romero; el presidente del Centro de Veteranos de Guerra ‘Malvinas Argentinas’, Roma Alancay; además de representantes navales de Ushuaia, de la Policía de la Provincia, veteranos de la Guerra de Malvinas y más de medio centenar de exconscriptos que sirvieron en esta base.

Una base con mucha historia
En diálogo con la prensa el capitán de Navío Daniel Balboni señaló que “la Base Aeronaval Río Grande cumple 69 años y es una fecha muy especial para nosotros; además es una unidad militar con mucha historia ya que desde esta base salieron los pioneros aeronavales al Polo Sur y en 1982 fue una base muy activa en el conflicto con el Reino Unido en el Atlántico Sur”.

En la bienvenida a los invitados a la ceremonia explicó que “esta es una base de despliegue que opera principalmente la aviación naval y, desde la Antártida hasta todo el litoral marítimo del Atlántico Sur al cuidado de los recursos naturales; también cuenta con una estación de meteorología que es la única que presta servicios en la Isla y brinda información al Servicio Meteorológico Nacional”.
El aviador naval destacó que “muchos argentinos vinieron a hacer su servicio militar a través de la Armada y se quedaron en Río Grande, contribuyendo a la soberanía; además hoy vinieron desde Córdoba dos conscriptos de la clase 1939 y uno de la clase 1946, sabiendo que era nuestro aniversario y querían reencontrarse con sus sentimientos y nos acompañaran en los eventos durante todo el fin de semana”.
Durante el evento, un joven oficial, el teniente de Fragata Pablo Fernando Gómez leyó un discurso donde reseñó la historia de la Base, que antes del 26 de octubre de 1949 funcionaba como Estación Aeronaval y operaba con dos aviones Douglas, un DC-3 y un DC-4 hasta que el Comando de Transportes Aeronavales la reasignó como “Base Aeronaval Río Grande”, siendo su primer jefe, el teniente de Corbeta don David Flores Gómez.
Justamente y previo a esta nueva denominación y función, el 2 de abril de 1949 el CTA-2 aterrizó por primera vez en Río Grande, como parte de un vuelo exploratorio para luego incorporar estos aparatos a las filas de Transportes Aeronavales, cumpliendo el servicio denominado “Coy” hasta la ciudad de Ushuaia.
Con el crecimiento del tráfico aéreo, especialmente el comercial, se dotó a la Base de equipos de radioayuda.
Tres años después, el 7 de febrero de 1952, la Base Aeronaval Río Grade prestó apoyo fundamental para la realización del primer vuelo argentino con descenso en el continente blanco, partiendo desde esta base riograndense los tres hidroaviones Catalina PBY 5A al mando del entonces capitán de Fragata don Pedro Eusebio Iraolagoitía, quien aterrizó en la Isla Decepción para dejar inaugurado el primer servicio aeropostal naval y dejar así registrado el primer vuelo intercontinental.
El 19 de junio de 1959 la Base Aeronaval Río Grande quedaba establecida oficialmente como punto de apoyo a la aviación comercial, merced a un convenio con la Armada Argentina y las secretarías de Aeronáutica y de Transporte de la Nación.
En 1968 se construyó la pista de hormigón de más de dos kilómetros de extensión y la propia aeroestación que fue inaugurada con el primer aterrizaje de Aerolíneas Argentinas el 11 de julio de 1971, justamente en un aniversario de la ciudad de Río Grande.
Durante esas épocas también se traslada desde Río Gallegos la Estación Meteorológica.
El año 1978 trae consigo nuevos equipamientos tecnológicos de última generación para la época, incluyendo un equipo de ILS (Instrument Landing System – Sistema Instrumental de Aterrizaje) lo mismo que instrumental moderno para las observaciones meteorológicas.

El por qué de un nombre
El 17 de mayo -Día de la Armada Argentina- de 1983, la superioridad decidió imponerle el nombre de “Almirante Hermes Quijada” en honor al comandante de uno de los dos aviones que participaron del primer aterrizaje argentino en el Polo Sur. En noviembre de 2010 se decide ponerle “Pioneros Aeronavales en el Polo Sur”, en homenaje a toda la tripulación de doce hombres que realizaron esta proeza.
De este modo, la necesaria vinculación con el continente -ya consolidada por vía marítima- fue parte del desarrollo estratégico hacia el Sur y en la época donde la Gobernación Marítima de Tierra del Fuego daba visión al crecimiento, hombres de la Aviación Naval se transformaron en pioneros para consolidar las comunicaciones aéreas, por considerarlas fundamentales para el desarrollo de semejante extensión territorial.
Hoy la Base Aeronaval Río Grande “Pioneros Aeronavales en el Polo Sur”, sigue siendo un punto estratégico de despliegue y proyección de todo el Instrumento Militar en la Patagonia sur, en el Mar y su plataforma Continental y en la Antártida Argentina, de hecho en la Provincia del Tierra del Fuego. Así, su presencia contribuye a la preservación de los recursos marinos, como así también la búsqueda y salvamento para salvaguardar la vida humana en el mar.

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