Despidieron los restos de De la Rúa

En una ceremonia íntima en el Congreso se velaron los restos de Fernando de la Rúa, la última gran promesa radical que terminó en tragedia política.

BUENOS AIRES (NA).- En Córdoba el 15 de septiembre de 1937, De la Rúa se recibió de abogado con honores en la Universidad Nacional de Córdoba a los 21 años y un lustro después, afiliado ya a la Unión Cívica Radical, integró el gabinete del Ministerio del Interior del Gobierno de Arturo Illia.
En abril de 1973, mientras el fervor peronista consagraba a Héctor Cámpora como presidente, De la Rúa sorprendió a todos al imponerse sobre el justicialista Marcelo Sánchez Sorondo en la elección de senador nacional por la Capital Federal y convertirse en el único radical que le ganó al peronismo ese año.
Allí consiguió el apodo de «Chupete», debido a su corta edad, y el respeto del histórico líder radical Ricardo Balbín, que en septiembre del mismo año eligió a la joven promesa como su compañero de fórmula para enfrentar al binomio Juan Domingo Perón- Isabel Perón, que terminaría imponiéndose.
El golpe de Estado militar del 24 de marzo de 1976 terminó con la senaduría de De la Rúa, que se dedicó entonces a la actividad académica en el extranjero y se desempeñó como abogado de la firma Bunge&Born.
Con el regreso de la democracia en 1983, volvió a la actividad política con la aspiración de ser Presidente y, respaldado por el balbinismo, se lanzó ante un Luna Park lleno, aunque luego al ver que Raúl Alfonsín era imparable retiró su precandidatura.
De vuelta en el Senado, De la Rúa se desempeñó como presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y en 1989 revalidó su mandato con el 33,11% de los votos, pero un acuerdo entre el PJ y la UCeDé hizo que el Colegio Electoral le otorgara el lugar a Eduardo Vaca, pese a haber tenido menos votos.
Sin claudicar por ese revés, en 1991 De la Rúa ganó como candidato a diputado y asumió como presidente del bloque de la UCR y en 1993 llegó nuevamente al Senado tras ganar las elecciones en la Capital Federal con más del 50% de los votos.
Desde su banca, el radical invencible del distrito porteño se convirtió en el mayor crítico del Pacto de Olivos que firmaron Alfonsín y el entonces presidente justicialista Carlos Menem, que abrió la puerta para la reforma constitucional que habilitó la reelección del segundo.
Con su título de invicto candidato porteño y el perfil más duro que había comenzado a cosechar, De la Rúa se presentó a las primeras elecciones a jefe de Gobierno de la recién reconocida Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 1996 y ganó el cargo con el 40% de los votos.

Desembarco en la Rosada
Un año después de su asunción como jefe de Gobierno porteño, De la Rúa se convirtió en protagonista central de la fundación de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación que integraban la UCR y el Frente País Solidario (Frepaso).
En 1997, con el apoyo clave de Alfonsín, De la Rúa se convirtió en presidente del Comité Nacional de la UCR y desde allí saltó a la interna abierta por la candidatura presidencial de la Alianza de 1998, en la que le ganó con el 62% de los votos a la postulante del Frepaso, Graciela Fernández Meijide, que sacó el 38.
Acompañado por el frepasista Carlos «Chacho» Álvarez, De la Rúa ganó las elecciones presidenciales de 1999 con el 48,5% de los votos, contra el 38,09% del binomio peronista Eduardo Duhalde- Ramón Ortega.
Caída del PBI, aumento exponencial del desempleo, recortes en programas sanitarios, jubilaciones y educación y una fuga de capitales imparable conformaron una espiral descendente en la que De la Rúa cambió tres veces a su ministro de Economía: a José Luis Machinea le siguió Ricardo López Murphy y, finalmente, Domingo Cavallo, el exministro de Menem y «padre» de la convertibilidad que el Presidente quería mantener a toda costa.
Se vio jaqueado también en lo político, cuando en octubre de 2000 «Chacho» Álvarez renunció a la vicepresidencia en medio del escándalo por el presunto pago de coimas en el Senado para aprobar la polémica Ley de Reforma Laboral.
En diciembre, Cavallo anunció la restricción del retiro de dinero de los bancos por parte del público, la medida que se conoció como el «corralito» y que selló la suerte de De la Rúa, a quien días después el peronismo le tomaba la línea de sucesión al poner a Ramón Puerta en la presidencia provisional del Senado.
La clase media y los sectores más humildes se unieron en una protesta nacional para exigir «que se vayan todos», y con el canto «piquete y cacerola, la lucha es una sola», salieron a las calles y dieron forma a una rebelión popular que fue reprimida y dejó un saldo de 27 muertos.
El 20 de diciembre de 2001, a las 19:45, De la Rúa presentó su renuncia y se retiró de la Casa Rosada en helicóptero, una imagen que se convirtió para siempre en una postal del caos.
Condenado al ostracismo político por aquellas jornadas trágicas, el dirigente radical se alejó de la escena pública: en los últimos años, sus apariciones en los medios, básicamente, se debieron a su problemas de salud.
En ese sentido, su última aparición pública fue el 30 de noviembre pasado cuando había asistido junto a su esposa, Inés Pertiné, a la Gala del G20 realizada en el Teatro Colón.

Despedida
En una ceremonia íntima, despidieron ayer en el Congreso de la Nación los restos del expresidente Fernando de la Rúa, con el actual mandatario Mauricio Macri entre los presentes.
Acompañado por la primera dama, Juliana Awada, el jefe de Estado fue el primer invitado en llegar, cuando sólo se encontraban en el lugar la viuda Inés Pertiné, y los tres hijos del difunto, Antonio, Fernando y Agustina De la Rúa.
El Gobierno de Macri se hizo presente con sus principales figuras, también se acercaron al Congreso para dar el pésame los senadores de Cambiemos Luis Naidenoff (UCR) y Esteban Bullrich (PRO), y el jefe del interbloque oficialista en la Cámara de Diputados, Mario Negri (UCR).
A su vez concurrieron algunos exfuncionarios del exmandatario radical, como Rafael Pascual, quien fuera presidente de la Cámara de Diputados de la Nación durante su gestión, y el excanciller Adalberto Rodríguez Giavarini.
Otros dirigentes, como los gobernadores María Eugenia Vidal (Buenos Aires), Juan Schiaretti (Córdoba) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis) no fueron de la partida pero enviaron coronas de flores fúnebres que adornaron los pasillos contiguos al Salón de los Pasos Perdidos.
Tras la salida de Macri del Congreso, se abrieron las puertas para que el público general pudiera despedirse.
Finalizada la ceremonia en el Congreso, los restos de De la Rúa fueron trasladados a la sala de velatorios O Higgins, en el barrio de Núñez, donde quedará en guarda hasta hoy, y desde allí a las 11:00 saldrá el cortejo al Parque Memorial de Pilar, para su inhumación. .
El expresidente de la Alianza, que gobernó el país entre fines de 1999 y fines del 2001, este martes 9 de julio falleció a los 81 años en la Clínica Fleming, del barrio porteño de Colegiales, luego de una dura batalla contra una afección cardíaca, que se había agravado en las últimas horas.