El viernes pasado se recibió la primera Diseñadora Gráfica hipoacúsica del CENT 35. El Sureño dialogó con la egresada y con la rectora de la institución, Analía Cubino, quien aseguró que “desde nuestra institución de educación superior intentamos generar oportunidades educativas inclusivas”.
RÍO GRANDE.- Marina Pichuncheo es hipoacúsica, y comenzó sus estudios en la carrera de Diseño Gráfico del CENT 35 en el año 2010 y desde ese momento, gracias a la ayuda de sus compañeros y docentes, pudo avanzar satisfactoriamente en cada una de las etapas.
Si bien la dificultad primera era la comunicación, se realizaron diferentes acciones para lograr que, de manera efectiva, la alumna incorporara los conocimientos necesarios.
La rectora del CENT, Analía Cubino, dijo a El Sureño que “para nosotros Marina representa la oportunidad de haber aprendido como institución a ponernos a pensar nuevas estrategias. Trabajar con su imposibilidad de oír y de hablar fue motivo de replanteo del modo en que debíamos trabajar”.
Y aseguró que “sus docentes, sus compañeros y su familia hicimos un equipo junto a ella y dimos lugar a la creatividad como la herramienta principal para alcanzar los objetivos. Desde escribir muchas pizarras hasta subtitular nuestras clases en simultáneo con el cañón proyector. Sus compañeros fueron muy importantes en este camino, nos reuníamos y pensábamos de qué manera aprendíamos juntos y al mismo ritmo”.
Todo este proceso implica un fuerte compromiso con los destinatarios y protagonistas de la tarea educativa, los estudiantes. “Marina es una de esas personas que eligen estudiar en nuestra provincia y desde la singularidad que caracteriza a cada uno de los casi mil quinientos estudiantes de la institución que emprenden su trayecto formativo”, sumó.
“El CENT 35 es una unidad estatal de educación superior técnica, no es educación obligatoria pero como parte del estado nos obligamos a ofrecer la mayor cantidad de propuestas de educación superior desde hace veintisiete años”, subrayó la rectora.
Asimismo, contó cómo fue el examen final de la alumna: “Marina rindió sus exámenes finales con la traducción de un profesor intérprete que estuvo junto a ella en la exposición. Hoy es una profesional que en el camino aprendió lenguaje de señas, que se fue a vivir sola, que empezó a trabajar y que fue ejemplo de convicción y construcción de autonomía personal y que enseñó a su familia también”.
Y resaltó que “fue un proceso muy interesante y para nada fácil, pero no elegimos la comodidad sino el compromiso como educadores. Seguramente nos faltan herramientas pedagógicas para nuestra formación técnica profesional, pero eso dio lugar a animarnos a seguir aprendiendo”.
Por último la referente de la institución destacó que “el objetivo es que nuestras instituciones puedan dar respuestas educativas de calidad y que promuevan condiciones de equidad en relación a las diferencias económicas, las de género, las discapacidades y todas las singularidades de los actores institucionales. Estamos felices de ser parte de la vida de tantas personas que construyen con nosotros un cambio social”.
Por su parte Marina Pichuncheo expresó que “mi experiencia como alumna fue hermosa y a la vez muy difícil por mi dificultad al no escuchar. Mi sueño era llegar a mi meta, recibirme de diseñadora, gracias a Dios lo logré; hoy estoy feliz”.
También su intérprete, el profesor en Educación Especial con orientación en Sordos e Hipoacúsicos Nelson Molnar, brindó su mirada: “Me gustó mucho trabajar con la institución y si bien no tenía experiencia en este campo pude realizar un proyecto que ayudara a Marina, y trabajar con ella en este proceso de armado de su tesis, que dejó compartir y aprender de diseño también” y continuó: “pero lo que más me gustó fue el producto final que realizó desde lo estético y lo visual, sin duda es un buen diseño”.
