Menús deliciosos en la montaña son presentados en espacios cómodos y calefaccionados, y el paisaje natural de la cordillera nevada se conjugan en las diversas propuestas gastronómicas.
CHUBUT.- Menús deliciosos en la montaña son presentados en espacios cómodos y calefaccionados, y el paisaje natural de la cordillera nevada se conjugan en las diversas propuestas gastronómicas con las que se encuentra el visitante que arriba al clásico Centro de Actividades de Montaña (CAM) La Hoya de Esquel, provincia del Chubut. Un patio de comidas entre los cerros.
En la base del cerro, y a partir de esta temporada de invierno, en el acceso a las escaleras de las aerosillas, un domo de la firma “Alto Pollo” ofrece productos de cafetería y variedad de minutas y sándwiches. Abre sus puertas cada día a las 9:00, como el Centro de Actividades de Montaña y cierra sus puertas a la tardecita cuando se retiran los últimos visitantes de La Hoya.
Más arriba en el cerro, si el turista y su familia pretenden introducirse en la nieve, aerosilla mediante, en la cota 1650, cuatro concesionarios han logrado emplazar un verdadero patio de comidas entre los cerros. Espacio techado, calefaccionado, dotado de servicios sanitarios y con una oferta gastronómica variada reparadora y deliciosa.
Se trata de tres food trucks (Cosama, McBill’s y La Piedra) y un drugstore, que proveen a los turistas de pizzas y empanadas, lomitos, sándwiches y hamburguesas; menús diarios con las calorías necesarias, como guisos de lentejas y pollo a la portuguesa; crepes salados, sopas a la crema con verduras. En materia de bebidas, se pueden encontrar jugos de frambuesas y arándanos de productores de la zona, aguas saborizadas y naturales, cervezas artesanales y vinos de diversas marcas. Y también hay alternativas de cafetería y pastelería para quienes deciden vivenciar la montaña y la nieve de manera más relajada.
Así como hay visitantes que, acostumbrados a sus hábitos vegetarianos, piden coloridas ensaladas crudas; la sensación térmica, que llega a situarse por debajo de los diez grados bajo cero, empuja a buena parte de los turistas a pedir menús calientes y sustanciosos que ayuden a hacerle frente al clima de montaña.
El patio de comidas tiene capacidad para albergar a más de un centenar de visitantes, con comodidades para toda la familia: calefacción, estufa a leña y televisión satelital acogen a grandes y chicos. Funciona con los horarios de la montaña, abriendo a las 9:00 y cerrando cerca de las 17:00, dependiendo siempre del factor climático.
En lo alto, el Refugio
Más arriba, en la Cota 1850 se encuentra el tradicional Refugio del Esquiador, al que suelen arribar en aerosillas deportistas de nieve dispuestos a disfrutar las nieves de mayor altura de La Hoya. El Refugio del Esquiador es la única confitería ubicada a 1800 metros de altura, con una vista privilegiada de las mejores pistas del cerro y postales cordilleranas que quitan el aliento.
Ambientado con sensibilidad de montaña, abundante piedra y madera, estufas a leña y grandes ventanales por donde la belleza se cuela sin permiso; el Refugio del Esquiador es poblado habitualmente por cientos de visitantes que hacen una pausa en sus experimentadas performances de nieve, para llenarse de energías y volver al ruedo.
Goulash de ternera con papas al romero, guiso de lentejas o tallarines al estofado suelen ofrecerse como menús diarios, se complementan tradicionales pizzas y pastas caseras, las milanesas y supremas, las papas rústicas y los sándwiches que se expenden casi sin demora para los esquiadores y snowboarders que pretenden retomar el desafío deportivo.
Algunos otros, reparten su jornada entre la nieve y un largo descanso en el Refugio. Las conversaciones entre amigos y familias se amenizan con chocolate caliente, café, tés saborizados y productos de pastelería, panificación, escones.
Cuando el frío de la nieve empieza a ceder frente a los primeros albores de la primavera, una nueva dimensión del Refugio cobra fuerza: el deck, una terraza al aire libre que se colma de sol y que se combina a tono con el paisaje cordillerano. Es el tiempo de las carreras, por lo que La Hoya, recibe a cientos de familias que acompañan a los pequeños nóveles practicantes de los deportes de invierno sobre la nieve. Fuente: Compartiendo Turismo.