El chef cocinó a la intemperie para las personas que asistieron a la presentación de la película Artifishal y explicó por qué quitó el producto salmón de la carta de sus restaurantes. Su presencia concentró la atención de todos los medios del país
USHUAIA- Con los ojos del país puestos en el evento, el sábado se estrenó en esta ciudad el documental «Artifishal» producido por la marca de indumentaria Patagonia, que muestra cómo la salmonicultura es una amenaza para las especies nativas y contribuye a la involución del salmón salvaje. Gracias a la presencia de Francis Mallmann y a la difusión que recibió a través de los medios de todo el país, la lucha de ambientalistas, científicos y chefs locales se hizo oír más fuerte en reclamo de una ley provincial que prohíba la instalación de industrias salmoneras en todo el territorio provincial.
Durante el encuentro, el reconocido chef argentino cocinó sándwiches de centolla para los presentes. La elección del menú, no fue casual. Es que la centolla sería una de las especies del Beagle más amenazadas si se permitiera la instalación de salmoneras en este punto del país. Al respecto, el cocinero indicó que «en 30 años vamos a dejar de comer pescado o carne, por el impacto que estamos dejando al hacerlo».
«Después de 25 años de vender salmón de criadero en todos nuestros restaurantes, hemos decidido prohibir este producto en un esfuerzo por restaurar poblaciones de peces salvajes», anunció Francis Mallmann. Y agregó: «Nunca es tarde para aprender y comenzar de nuevo».
«Acabo de terminar un libro vegetariano vegano, más vegano que vegetariano, porque creemos que debemos empezar a apoyar un cambio en el planeta. Yo soy conocido por cocinar churrascos, carnes. Y sinceramente creo que tenemos que ir cambiando eso porque es imposible que sigamos con este ritmo. Creo que la cocina es un romance con el compartir. Entonces, siempre pienso y digo que la receta no es tan importante sino más bien las posibilidades que cada uno tiene de comprar cosas. Ha llegado el momento de hacer compras responsables», señaló el chef.
Mallman dijo que “más allá del Beagle, se trata de parar los criaderos en todo el mundo”, y añadió que “hace un tiempo que sostengo que en 30 años no vamos a estar comiendo casi carne o pescado por la forma en la que estamos pescando y produciendo” en la actualidad.
Consecuencias nefastas
Gustavo Lovrich, biólogo e investigador de Conicet, describió los daños producidos, en este caso por las salmoneras: “Existen pocos estudios sobre el impacto a la salud, pero a priori se puede inferir que los salmones de criadero reciben los mismos antibióticos que los humanos, por lo que pueden generar resistencia en nuestros organismos”, apuntó.
“Sobre el medio ambiente el impacto es realmente alto. En principio hay una pérdida de la biodiversidad, por otra parte, el volumen de la orina cuando hay criaderos intensivos es muy grande y, además, tiene nutrientes que hacen crecer algas tóxicas, lo que a su vez genera uso de herbicidas para controlar las algas”.
Por su parte, Juan Ignacio García, coordinador de la Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, explicó que “de instalarse aquí la empresa noruega, lo que se haría es el ‘engorde’, lo que demanda un uso intensivo de los recursos naturales, pero esta tarea genera pocos puestos de trabajo”.
García señaló que “a esto habría que sumar que la destrucción ambiental haría disminuir el turismo, actividad de la que viven directa o indirectamente el 50 por ciento de las familias de Ushuaia”.
El activista chileno Ramón Navarro, presente en el encuentro, sostuvo que “a nosotros no nos preguntaron si queríamos esta industria, ustedes tienen la posibilidad de frenar su instalación si se unen”.
La última crisis ambiental causada por esta industria fue un boom de microalgas debido al aumento del amonio liberado por el excremento de los peces, lo que provocó la muerte de 37 mil toneladas de salmones que se tiraron al mar a unos 70 kilómetros de la isla de Chiloé (al sur de Puerto Montt) después de lo cual aparecieron 343 ballenas muertas y otros animales como crustáceos, moluscos, aves y lobos marinos.
El buzo Augusto De Camillis, integrante de la agrupación Beagle Secretos del Mar, proyectó imágenes actuales del canal y describió las aguas de los mares después de los criaderos; Víctor Varas, representante de la comunidad yagán, que remarcó la importancia en su cultura originaria de los lobos marinos, especie amenazada por las salmoneras; y Agustín Fox, director de Patagonia Argentina.
Víctor Vargas, representante de la comunidad Yagán explicó que como sucedió con el castor, el hurón o la trucha, su comunidad ya conoce desde hace más de 150 años lo que sucede cuando se introduce una especie exótica en un ecosistema que no está preparado para recibirla. «Es un desequilibrio natural que tenemos la oportunidad de evitar, porque aún no se instalaron las salmoneras. La buena noticia es que aún podemos evitar una tragedia ambiental», aseguró.
Los estudios indican que luego de 8 años, la jaula de salmón termina por destruir toda la biodiversidad del sector donde fue instalada, matando a todos los seres vivos y dejando un espacio muerto de muy difícil regeneración. Cada jaula ocupa el tamaño de una cancha de fútbol. Martina Sasso, directora de Sin Azul no hay Verde se refirió a la oportunidad de que Tierra del Fuego sea una provincia pionera: la primera del mundo en prohibir las salmonicultura en su territorio.
Vale recordar que en mayo, los legisladores del Movimiento Popular Fueguino, Mónica Urquiza y Pablo Villegas, presentaron un proyecto de ley que apunta a la prohibición en toda la jurisdicción de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en ámbitos territoriales, lacustres o marítimos, la instalación de criaderos o establecimientos de procesamiento de especies ictícolas salmónidas, bajo cualquier modalidad, como así también toda explotación industrial o comercial. Sin embargo, hasta el momento el proyecto no fue tratado.