Pueblos alemanes, singular patrimonio cultural

Coronel Suárez es una ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires, distante a 560 kilómetros de la Capital Federal. Es un lugar próspero que ha logrado destacarse por la calidad de sus caballos de polo, ganándose el mote de «Capital Mundial del Polo».

Hoy cuenta con unos 45.000 habitantes, y muy cercanas a la ciudad existen tres colonias de alemanes del Volga que guardan un gran patrimonio social e histórico.

BUENOS AIRES.- Las colonias de descendientes de alemanes del Volga son un singular patrimonio cultural. Denominadas Santa Trinidad, San José y Santa María, de acuerdo a su proximidad respecto a la ciudad cabecera, son fruto de las corrientes de inmigrantes de fines del siglo XIX. Recorrer las Colonias representa transitar su cultura, impregnarse del encanto de sus pobladores, quienes aún conservan genuinas tradiciones: sus típicas comidas, su arquitectura, su lengua, sus danzas. Entre sus tradicionales y coloridas celebraciones se destacan sus Fiestas Patronales de carácter religioso y las fiestas gastronómicas de la cerveza, la salchicha y la carneada.

Casas típicas
En la Argentina, durante la fundación de las colonias a fines del siglo XIX y principio del siglo XX aun se construían casas al estilo europeo con techo a dos aguas. Posteriormente se paso al estilo utilizado en el país, pero conservando la forma de L. En las viviendas lo principal era la cocina, que además debía cumplir los requisitos de un living de hoy en día, es por eso se que hacían muy amplias. En cuanto a los dormitorios, uno era para los padres y de los otros dos uno para cada sexo, generalmente eran muy amplios; eran lugares reservados para quienes los utilizaban y a lo sumo los más íntimos. Otras cosas muy comunes eran los corredores y galerías, a las cuales se les otorgaba vital importancia porque servía de refugio en las largas horas de calor en el verano. En las colonias de Coronel Suárez se puede distinguir tres tipos de construcciones, unas son las primeras casas sencillas de adobe, que respondían a la necesidad de tener un primer abrigo para los inmigrantes. Los más potentados fueron construyendo con el tiempo, casas más grandes con estilo italiano-francés. Y por último, las de ladrillo y con puerta lateral y corredor al frente, que son las casas típicas traídas desde Alemania, pasaron al Volga y fueron trasplantadas en la Argentina, junto a una infinidad de otras construcciones En su mayoría constan de techo a dos aguas, paralelas a la calle con dos ventanas. De ahí sigue el anexo de la casa en ángulo recto, permitiendo agregar dos, tres o más piezas, de tal forma que toda la casa está construida en forma de una L. El anexo tiene techo simple que en su parte baja termina en un corredor con el típico festón de chapa o tallado en madera. Los patios en una época tenían la medida de 30 metros por 110, permitiendo así alejar el baño de la casa.

Gastronomía
Los alemanes del Volga tienen una marcada predilección por los platos suculentos y su gastronomía se identifica con un variado menú. La combinación de sabores agridulces es muy frecuente, como así también de harinas con repollo. Asimismo se destaca hoy en día el uso del “Sauerkraut (chucrut) y los “SauerKummer” (pepinos encurtidos). En las despensas o sótanos de las casas más antiguas, nunca faltan “Wurts” y “Pluttwurts” (chorizo y morcilla negra), ni jamones y queso de chancho.

Koser, un juego típico
Koser es un juego originario del sur de Alemania que data de la Guerra de los Cien Años, siendo practicada por los soldados en los tiempos libres de las sucesivas batallas. Con el correr del tiempo sufrieron cambios hasta llegar a los huesos disecados de las patas de los caballos. El juego consiste en colocar unos veinte Koser a cada bando A unos diez a veinte metros de distancia. Ubicando a los costados guardias, uno de cada lado, distanciándolos mas o menos a un metro del pelotón. Con cinco schmizer (tiradores), se lanzan volteando primero die “saltot” (guardias) Y una vez derribados, se tira al grueso del pelotón que está en el medio. Lógicamente, el contenedor o los contenedores que primero logren derribar todos los Koser, son los ganadores del juego. Juego que en su origen sirvió para ocupar los ratos libres que de guerra en guerra de sucedían.
Los tradicionales festejos de Kerb se celebran en conmemoración del Santo Patrono de cada colonia: mayo en San José, septiembre en Santa María y octubre en Santa trinidad. La palabra Kerb deriva del aleman «kircheweih», Kirche significa iglesia, y Weih, bendición. Durante los festejos, se realizan desfiles en la comunidad, exposiciones, venta de productos artesanales, cenas, tés, competencias deportivas de kosser, entre otros. Fuente: Dirección de Turismo Municipalidad de Coronel Suárez.