Científicos de todo el mundo, monitorean de forma constante el comportamiento de la capa de Ozono, desde hace décadas. Hace algunos años, luego de la aplicación del Protocolo de Montreal, comenzó a notarse el detenimiento en el crecimiento del Agujero de Ozono. Hoy, directamente, se puede hablar de recuperación de la capa de Ozono.
RIO GRANDE.- Si bien desde el 2010 los informes de la Organización Mundial de Meteorología predecían una recuperación de los niveles de Ozono, no se habían observado. Desde el 2014, se pudo observar que el agujero en la capa de Ozono, ubicado en la zona polar, sobre el continente Antártico, había dejado de crecer. Y en el último informe, del año 2018 se pudo confirmar que la intensidad del fenómeno, comenzó a ser menor.
Es que cuando se habla de agujero, se trata más bien de la reacción química de diferentes gases presentes en la Atmósfera, que de la ruptura de un elemento sólido. Las sustancias destructoras de Ozono (ODS) son principalmente los CFCs (Clorofluorcabonos) y los Halones, liberan estas sustancias, que afectan la capa de Ozono de todo el planeta. En todo el planeta, el espesor de la capa de Ozono se ve disminuida.
La diferencia es que, salvo en los polos el resto del planeta tiene 12 horas de día y 12 horas de noche, por lo que esta disminución es porcentual, y más gradual.
“En las regiones polares, es dónde más tarde se van a recuperar los valores normales. En las regiones tropicales, en tanto ya son claros los signos de recuperación de la capa de Ozono, que está relacionado también con el calentamiento global. A medida que el calentamiento global es más marcado, la tropósfera, que es la capa más baja de la atmósfera, se calienta más lo cual deja salir hacia el espacio menor cantidad de radiación infrarroja porque se concentra en la parte de abajo, eso hace que se enfríe la estratósfera que es dónde está Ozono. Eso inmediatamente repercute en que hay más Ozono. Es decir, mientras más fría está la estratósfera, va a haber más Ozono”, detalló Rafael Pedro Fernández, docente-investigador del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas (ICB), perteneciente al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo.
Tal como lo explicó Fernández, cada año durante la primavera austral, sobre el continente Antártico, entre los 10 y 30 km de altura, ocurren procesos físicos y químicos acoplados, que tienen como consecuencia la destrucción de la mayor parte del ozono estratosférico que se encuentra dentro del círculo polar. Este fenómeno, es conocido como la formación del “agujero de ozono”.
Esa disminución masiva del Ozono, no es estática, sino que acompaña las estaciones y cambios de temperaturas: “El agujero de Ozono se empieza formar a finales de agosto. A medida que va pasando septiembre se maximiza. Entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre suele ser cuando el agujero de Ozono tiene su máxima intensidad, y normalmente a mediados de noviembre comienza a achicarse. Para diciembre, la destrucción masiva del otoño, ya se detuvo y comienzan a recuperarse los niveles que había antes que comenzara el fenómeno”, detalló
Otra de las características de la dinámica del Agujero de Ozono, tiene que ver con el índice UV. El índice UV tiene valores de 0 (invierno, o noche) y valores de 10 (pleno verano). En el momento en que se forma el agujero de Ozono el índice UV está entre 3 y 4. Esto indica que justo en el momento en que se forma el Agujero en la capa de Ozono, el índice de Radiación UV no es el más alto.
“El impacto, no es tan nocivo como sería si esto ocurriera en pleno verano. El año pasado, además, el agujero de ozono se quedó bastante concentrado sobre la Antártida y ni siquiera abarcó Tierra del Fuego. Este año, el vórtice se perturbó, se corrió un poco del centro y se ubicó sobre la península Antártica y llegó a cubrir Tierra del Fuego, parte de la Patagonia, y hasta el sur de la provincia de Mendoza. Sin embargo, la cantidad de Ozono que había fue bastante más alta de lo que se suele considerar el centro del agujero de Ozono”, recalcó Fernández.
Cuestión de latitud
Desde el punto de vista químico, el ozono (O3) se forma naturalmente en la alta atmósfera siempre y cuando haya oxígeno (O2) en el aire y radiación solar de alta energía. Justo sobre la Antártida, dentro del vórtice polar, la destrucción de ozono debido al incremento de los niveles de cloro y bromo, toma proporciones desmedidas. Esto se debe a que en plena noche polar, los átomos de cloro se pegan sobre la superficie de los cristales de hielo de las nubes estratosféricas y al comenzar la primavera y llegar los primeros rayos del Sol al Polo Sur, se liberan los halógenos reactivos de los cristales de hielo dando comienzo a una destrucción masiva del ozono polar: se produce el “agujero de ozono”. Luego llega el verano, aumentan las temperaturas, desaparecen las nubes estratosféricas polares y se debilita el vórtice polar, por lo que los gases dentro de la estratósfera polar vuelven a mezclarse con las masas de aire ricas en ozono que lo rodean, recuperando los niveles normales de ozono hasta que llega el próximo invierno y el ciclo vuelve a empezar.
Tal como explicó el especialista, desde el punto de vista meteorológico, la alta atmósfera se enfría notablemente con la llegada del invierno polar. Esto a su vez, genera un fuerte viento circular denominado “vórtice polar”, que rodea toda la Antártida por encima y actúa como una barrera que evita el transporte de masas de aire caliente desde el Ecuador hacia el Polo Sur. Esto a su vez, genera temperaturas que alcanzan hasta -100º C de temperatura, y se formen las nubes estratosféricas polares.
La firma del Protocolo de Montreal en 1987 y sus posteriores enmiendas hicieron que se prohíba el uso industrial de los CFCs y halones, obligando a reemplazarlos por otras sustancias que no afectaran la capa de ozono. Debido a que el tiempo de residencia de estos gases en la atmósfera puede superar los 100 años, la recuperación está ocurriendo lentamente. Este año, el informe basado en la actual evolución, indica que el agujero de ozono se recuperará alrededor del 2060.
Cabe destacar que el 2018 fue el año con el mayor agujero de ozono de los últimos 5 años, mientras que el tamaño del agujero durante 2019 está siendo el más pequeño de la última década. Sin embargo, hoy se puede afirmar que, más de 30 años después de firmar el protocolo de Montreal, no sólo la capa de ozono que protege todo el planeta se está recuperando, sino que además el agujero de ozono ha dejado de crecer año a año, y los primeros signos de recuperación han comenzado a ser estadísticamente evidentes.