La Iglesia advirtió que se ha «devaluado la palabra» y pidió avanzar hacia una «sociedad solidaria»

BUENOS AIRES (NA).- El arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), José María Arancedo, advirtió hoy que en el país se ha «devaluado la palabra», un signo de «enfermedad cultural», al brindar una homilía en la misa de Pascuas.

«Hemos devaluado la palabra, que ha dejado de ser algo sólido en que apoyarnos para vivir y crecer. A la palabra la nutre la verdad y la daña la mentira. Ello compromete la credibilidad, que es un valor esencial en la vida de la sociedad», señaló el prelado.

A su entender, «la devaluación de la palabra es un signo de enfermedad espiritual y cultural en la comunidad».

«La ejemplaridad viene de arriba y tiene un valor docente que eleva el nivel de vida de la sociedad. Los ideales y proyectos propuestos necesitan de testigos creíbles y ejemplares», sostuvo Arancedo en su homilía.

En tanto, el obispo de Gualeguaychú y presidente de la Pastoral Social, Jorge Lozano, hizo un llamado a «pasar de la globalización de la indiferencia a una sociedad solidaria».

«Hace falta no acomodarse para pasarla bien con careta de creyente piadoso, sino cambiar de verdad nuestro modo de pensar y de tratar a los demás», subrayó en su mensaje pascual.

Y agregó: «Se notará la Pascua si logramos pasar de la globalización de la indiferencia a una sociedad solidaria. Y esto se expresa de modo patente si tenemos relaciones nuevas con los pobres, con mi familia, con las cosas».

En sus respectivas homilías por las Pascuas, distintos obispos del país también hicieron un llamado a dejar de lado los enfrentamientos entre los argentinos, en el marco del año electoral.

A los comicios se refirieron el obispo de Goya, Corrientes, Ricardo Faifer, y su coadjutor, Adolfo Canecín, quienes señalaron que «las elecciones deberían ser un momento propicio para iniciar un examen de conciencia colectivo».

«Para proponernos como sociedad metas exigentes, que nos estimulen a crecer en la cultura del diálogo y el encuentro. La responsabilidad es de todos. Nadie podría excusarse razonablemente de participar, según sus posibilidades, en el esfuerzo de seguir afianzando una mejor convivencia en nuestra Patria», coincidieron los religiosos.