La carpintería Amoblamientos Dominic, de Río Grande, reparte Jengas a las familias de la ciudad a cambio de alimentos no perecederos para los comedores comunitarios, que siguen funcionando en épocas de pandemia. Una iniciativa que surgió de casualidad, y ya se extendió a la provincia y hasta al mundo.
RIO GRANDE.- En Amoblamientos Dominic toda la familia colabora. Desde hace varias semanas comenzaron a regalar juegos de Jenga a personas que están en aislamiento obligatorio. A cambio, se puede dejar alimentos que son donados a comedores de la ciudad, que se encargan de llevar mercaderías a las personas con más necesidad en épocas de pandemia.
Para pedir uno de los juegos artesanales pueden comunicarse a través del Facebook Amoblamientos Dominic y enseguida alguien contesta el mensaje para ponerse de acuerdo en cómo recibir el juego.
Pero lo que ahora parece una actividad que vinieran realizando desde hace años empezó para Rodrigo y Matías Ledesma casi sin querer.
Desde chico Rodrigo trabajó como ayudante de carpintero. Cuando empezó a trabajar, se armó de a poco el taller propio y, actualmente, junto a su hermano Matías, tienen su propio emprendimiento de carpintería y muebles a medida. El Jenga llegó a través de una inquietud familiar.
“Mi mamá cuida personas ancianas y ella quería comprar un juego de Jenga antes de que se decretara la cuarentena, porque ya estaban tratando de cuidar a los abuelitos, más que nada. No podían salir, entonces quería tener un Jenga para distraerse con la señora a la que acompañaba. Pero estaban entre 900 y 1200 pesos”.
Era muy caro para ella, entonces Rodrigo se ofreció a intentar armar un juego con las maderas que tenía en el taller: “Así que ese día vinimos con mi hermano y nos pusimos a cortar. Primero armamos las tiras y terminé cortando un montón. Hice uno para mis hijas, para mi madre y otro para mi hermano”, contó Rodrigo. Y agregó: “Así como en chiste, mi hermano entonces me dijo ‘¿para qué cortás tanto, vas a salir a repartir casa por casa?”.
La idea no les pareció mala. Siguieron cortando los retazos de madera que había en el taller: “La cosa es que cortamos un montón, publicamos en las redes sociales, más que nada para que lo tuvieran ancianos o gente con enfermedades crónicas, que eran los que en principio tenían que estar aislados para evitar el contagio. Llegamos a estas personas, llegamos a quienes estaban en el sector de diálisis, a un albergue municipal, al Hogar de Día, y personas con diferentes problemáticas de sectores más vulnerables al virus”.
El aislamiento se hizo obligatorio, la iniciativa se corrió de boca en boca y la página de Dominic explotó: “A la página de la carpintería escribía gente que quería comprarlo o adquirirlo de alguna manera. Entonces seguimos haciendo juegos, intentamos subir un poco la producción porque en su momento era poca. Porque lo regalábamos a las personas que tenían que estar en sus casas. Ahora todavía estamos cortando”, contó el emprendedor.
“Hoy estamos haciendo entre 140 y 160 Jengas diarios -detalló Rodrigo-. Pero pudimos llegar a todo tipo de familias, seguir dando a las personas que lo necesitan o lo piden”.
Hay personas que, sabiendo el precio del juego, que es un monto importante, les consultaban qué podían hacer o de qué forma podía contribuir, para pagar por el Jenga: “Muchas personas nos comenzaron a consultar, porque querían también ayudar de alguna forma. Y al principio nosotros no aceptábamos nada, pero entonces la farmacia Simón empezó a recolectar alimentos no perecederos, como iniciativa propia en el Austral, para los comedores. Y entonces, viendo que ellos juntaban alimentos para el comedor, nos sumamos. Se sumaron Farmacia Moreno, Farmacia Posadas, y la cosa es que juntó esta semana un montón de alimentos”.
Hasta ayer, los hermanos Ledesma llevaban contados unos dos mil juegos regalados.
Aunque admitió que tanto a él como a su hermano les encantaría experimentar con otros juegos de mesa, Rodrigo reconoció que por el momento van a seguir con el Jenga: “Esos otros como el dominó o los dados, son piezas que llevan por ahí un trabajo un poco más artesanal. Una vez cortados, hay que pintar las piezas, darles terminaciones. Ya llevaría un poco más de trabajo o mano de obra”.
“Algo que quiero hacer es reconocer a todas las personas que nos ayudaron. Carpinteros amigos que ayudaron con los recortes de madera, como Pablo de Amoblamientos Chupetey, Ricardo de Ress Muebles y Servicios, y Javier de AV Mueblería. Las empresas Placa Centro, Equipamientos Hogar, y Patricio de Sweet Home, también nos dieron recortes. Además de las farmacias, que nos ayudan con el reparto y a juntar la mercadería. A nuestras familias, a mi esposa Ana Andino, que es quien contesta los mensajes. Es un trabajo en equipo, familiar, de todos”, indicó el joven carpintero.
Finalmente, Rodrigo expresó la satisfacción que le brinda poder compartir el trabajo con su hermano y la repercusión que tuvo: “A partir de esto me habló un emprendedor de Tolhuin, para saber más. Y como yo tengo una página en la que comparto los trabajos como carpintero, me habló un colega venezolano, que quería conocer la iniciativa. Y eso está bueno, porque vez hay más gente que quiere ayudar, en todas partes, y a veces con una idea se puede encontrar cómo”, concluyó.