BUENOS AIRES.- Rugby Championship y Seis Naciones disputados en paralelo, con ascensos y descensos, y como parte de una liga anual. Más partidos entre las potencias y los países emergentes. Ligas locales más cortas a merced del calendario internacional. Los British & Irish Lions jugando por todo el mundo. Acaso un Mundial de Clubes. Así sería el rugby si Agustín Pichot llegase a alcanzar la presidencia de World Rugby.
El domingo comenzó el escrutinio virtual por la presidencia de World Rugby, que finalizará el jueves, y cuyo resultado se oficializará sólo el 12 de mayo. El excapitán de los Pumas se enfrenta al actual mandatario, el inglés Bill Beaumont, quien había llevado al argentino a la vicepresidencia durante los últimos cuatro años. Se espera una contienda reñida.
En términos generales, las plataformas de los dos candidatos no se distancian demasiado. Ambos hablan de expandir las fronteras del rugby, hoy reducido a una elite restringida de 10 países, y de crear un modelo de negocio sustentable, condicionado a los réditos que deja el Mundial que se realiza cada cuatro años. El contraste pasa principalmente por la actitud que adoptaron de cara al cambio cuando le tocó actuar y los intereses que representa cada uno: el dilema entre la transformación o el status quo.
En concreto, Pichot busca mayor participación para los países emergentes, tanto deportiva como política y económicamente; un calendario unificado, y mayor participación de los jugadores y el resto de los actores (clubes, empresarios) en la toma de decisiones, entre otras propuestas. ¿Cómo cambiaría el rugby si Pichot llegase a ganar y lograse impulsar los cambios que sueña?
Un certamen anual. El distanciamiento entre Pichot y Beaumont encontró su punto más álgido cuando World Rugby desechó la propuesta del argentino de una Liga Mundial anual, similar a la UEFA Nations League. La idea vuelve a estar sobre la mesa. En el nivel 1 participan 12 equipos: seis de Europa y seis del resto del mundo. Se enfrentan entre sí en el Rugby Championship y en el Seis Naciones (seis partidos) y se cruzan en las ventanas de julio (en el resto del mundo) y noviembre (en Europa). Los cuatro primeros de una tabla general juegan semifinales y final. Esto implica, en primer lugar, la inclusión de dos países más al Rugby Championship, pero además contempla la posibilidad de ascensos y descensos con un certamen similar en el nivel 2, a lo que se opuso tajantemente el Seis Naciones y echó por tierra el proyecto.
Sea bajo éste u otro formato, la intención de Pichot es darle a las naciones del Tier 2 un camino real que les permita medirse más asiduamente con las potencias y así crecer, no sólo deportiva sino también económicamente, ya que muchas uniones arrastran problemas financieros y dependen de la asistencia que World Rugby genera a través de los Mundiales.
Un calendario unificado. El formato anterior implica más partidos internacionales, lo que restringiría aún más el ya apretado rugby de clubes. Pichot considera que es necesario unificar los calendarios: el del hemisferio Norte con el del Sur, el de las uniones grandes con el de las chicas y el del rugby internacional con el de clubes. En su visión, el rugby de clubes debe estar subordinado al de naciones, pero a su vez debe ser el motor económico del rugby. Similar a lo que ocurre en el fútbol: los clubes pagan los grandes contratos, pero están obligados a liberar a los jugadores para los seleccionados, que son los que inspiran y atraen a los fanáticos.
Así, por ejemplo, el Rugby Championship (que incorporaría a Japón, las Islas del Pacífico Sur y al resto de América) pasaría a jugarse en la primer mitad del año, en paralelo con el Seis Naciones.
Un Mundial de Clubes, como el que propuso Francia antes de ser desestimado por Beaumont, con equipos de Europa y del Super Rugby, cobra sentido en este contexto, aunque en detrimento de la Copa Europea de Campeones. El Top 14 de Francia, en principio, parece incompatible con sus 29 fechas.
Los Lions, por el mundo. Pichot no quiere ir en contra de la tradición, y si bien la gira de los British & Irish Lions tampoco se ajusta al concepto anterior, lejos de boicotearla invita a expandirla. En lugar de viajar alternadamente a Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica (en los años impares en que no hay Mundial), su propuesta es que, por ejemplo, vengan a la Argentina y en el camino se enfrenten con Japón, Estados Unidos o Uruguay.
Democracia. Pichot contaba con el apoyo de más países que Beaumont. La paridad de la contienda se explica por la forma de representación. Sólo 18 países, además de las seis regiones continentales, tienen voto, que además es calificado. Y si bien no sería lógico darle un voto a cada una de las 102 uniones miembro, tampoco lo es que Italia tenga tres votos y Fiji o Samoa, 1. Democratizar la estructura de gobierno es otra de sus propuestas.