La investigadora y arqueóloga Dolores Elkin se refirió sobre el caso del Desdémona. Perteneciente al CONICET, Dolores Elkin se especializa en arqueología marítima y está a cargo del Programa de Arqueología Sub Acuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.
RIO GRANDE.- El reciente robo de una cadena y el ancla del Desdémona, naufragado en la zona de Cabo San Pablo, expone una problemática que requiere atención inmediata. La falta de presencia y control efectivo en el área e inmediaciones de Península Mitre, que aloja innumerables naufragios que constituyen un patrimonio histórico y cultural provincial, profundiza aún más la necesidad de declarar la zona como área protegida.
Fue en los primeros días de abril que un vecino de Tolhuin alertó al Instituto Fueguino de Turismo (In.Fue.Tur.) sobre la sustracción del ancla y una cadena pertenecientes al barco naufragado Desdémona, ubicado a orillas del mar en la zona de Cabo San Pablo. El caso llegó a la justicia tras la inmediata denuncia de la Secretaría de Cultura de la provincia. Una causa penal que lleva adelante el Juez de Río Grande, Daniel Cesari Hernández.
El Desdémona, como otras importantes embarcaciones que naufragaron en las costas fueguinas, constituye el patrimonio provincial protegido por ley desde 1997, por lo que “ninguna persona o institución, pública o privada, podrá destruir, demoler, deteriorar, ampliar, transformar o alterar en modo alguno, en su aspecto o contenido” con graves sanciones previstas para los que infrinjan esta ley.
Esta situación no escapa a la arqueóloga e investigadora del CONICET, Dolores Elkin, especializada en arqueología marítima; a cargo del Programa de Arqueología Sub Acuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, donde se estudian embarcaciones naufragadas, sobre todo de los últimos siglos, entre el siglo XVII hasta las primeras décadas del siglo XX, con un enfoque particular en la región de la Patagonia y Tierra del Fuego.
La zona de Península Mitre alberga diversos naufragios y restos de barcos en sus costas. Esta es una de las razones por que desde hace más de 30 años se busca que se constituya como Área Natural Protegida. El último proyecto de ley consensuado e ingresado a la legislatura en el 2018 todavía no cuenta ni siquiera con un dictamen de comisión y espera ser aprobado de una vez por todas, sobre todo en este contexto se vuelve aún más imperioso.
Para Elkin es “importantísimo que un lugar como Península Mitre sea declarada como área protegida desde el punto de vista natural pero también cultural, por lo que están señalando desde el punto de vista de su historia marítima, desde la ocupación indígena, desde la ocupación de las estancias que ya no están en funcionamiento. Es decir que, desde el punto de vista cultural tiene valores históricos y arqueológicos muy altos y que perfectamente pueden integrarse y combinarse con su riqueza natural”.
Elkin explica que nuestra provincia es quizás la que mayor producción en investigación arqueológica posee, “con una trayectoria muy importante y posiblemente en ello incidió que en la provincia estén radicadas instituciones como el CADIC-CONICET y también el Museo del Fin del Mundo donde ambas han impulsado muchos trabajos de investigación arqueológica y de otras disciplinas también”.
Y es que, por iniciativa del actual Director Provincial de Museos y Patrimonio Cultural, Martín Vázquez; se puso en marcha el proyecto arqueológico Costa Atlántica Fueguina en el año 2010, “al decidir incorporar en el relevamiento arqueológico de la Costa Atlántica, sobre todo de Península Mitre, aquello que fuera restos provenientes de origen náutico, concretamente embarcaciones naufragadas o varadas”.
“Tierra del Fuego y la zona de archipiélagos circundante desde el punto de vista de la navegación, no sólo pre-hispánica o pre-contacto con europeos, sino en tiempos históricos y quizá sobre todo estos últimos siglos, donde antes de la apertura del Canal de Panamá la comunicación entre los Océanos tenía que darse por la región fueguina, ya sea por el Cabo de Hornos o el estrecho de Magallanes”; y donde “este último fue la ruta más utilizada en la época de los barcos a vapor que tenían mejor maniobrabilidad por ser una ruta más zigzagueante y sectores estrechos, y el Cabo de Hornos era más usado por barcos propulsados a vela. Los dos pasos han sido rutas de integración clave y de esa intensa navegación quedaron muchos testimonios representados en naufragios” grafica.
Consultada sobre el hecho vandálico perpetrado sobre el Desdémona, la arqueóloga asegura que ésta es una situación que se repite cada tanto, “y responde al hecho de que mucha gente considera que un barco que está naufragado bajo el agua, o como este caso, aparentemente abandonado en la costa ya no le pertenece a nadie, y por lo tanto uno tiene derecho a llevarse recuerdos o suvenires. Pero es importante saber que los naufragios, sobre todo los históricos, en el caso de Tierra del Fuego, donde cualquier naufragio está protegido por ley; son de dominio público, considerados patrimonio cultural, y ninguna persona puede extraer partes de ellos y considerarlos como parte de su propiedad”.
“Más allá de lo que diga la ley, ojalá la sociedad misma vaya tomando conciencia de que es un patrimonio que es de todos, de dominio público y que forma parte de la historia y del pasado colectivo, no para que distintos individuos o empresas puedan llevarse fragmentos como propiedad privada”, opina.
Elkin agrega que “en su posición original la información que dan las anclas puede ser muy importante respecto a por ejemplo cuáles fueron las últimas maniobras que hizo un barco antes de naufragar, o si de hecho tenía algún ancla o anclas en uso, o si estaban estibadas sin ser utilizadas para alguna maniobra. Sólo podemos reconstruir qué fue lo que sucedió al momento de un naufragio si piezas como las anclas o cualquier otro elemento que compongan el sitio, continúan estando en su lugar”.
Por esto y por el proceso de deterioro y descomposición que pueden sufrir las piezas al sacarlas de su entorno natural, es que desde la Provincia se busca restituir las mismas a su lugar de origen.
La importancia de que se constituya como Área Natural Protegida a Península Mitre vuelve a escena; no solo por la necesidad de conservar un patrimonio arqueológico sino por la protección integral de lo que constituye la riqueza de esta zona de la provincia.