Monólogo “El gran dictador”

Convocado por AMIA, Darín interpreta el monólogo de “El gran dictador”, de Chaplin, en un conmovedor video que denuncia los peligros del odio.

Se presenta a 26 años del peor atentado terrorista que sufrió el país.

BUENOS AIRES.- La institución logró los derechos para recrear el alegato final de la película estrenada hace 80 años, en los Estados Unidos. Producida por AMIA, la pieza audiovisual se llama “Detengamos el odio”, y se presenta a 26 años del peor atentado terrorista que sufrió el país.
Video: www.youtube.com/watch?v=_Nl2EvQwItY.
“La codicia ha envenenado el alma, ha levantado barricadas de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas.” Contundente y estremecedora, la frase forma parte del monólogo final que Charles Chaplin pronunció para su emblemática película “El gran dictador”, estrenada en los Estados Unidos en 1940.
Convocado por AMIA para brindar un mensaje que destaque la importancia de la unión y el respeto en la diversidad, el actor Ricardo Darín interpretó, con maestría, ese tramo del film para el nuevo proyecto artístico de la institución, que se presenta a 26 años de que un coche bomba explotara frente a la sede de la AMIA. Aún impune, la masacre del 18 de julio de 1994 dejó el doloroso saldo de 85 personas asesinadas y más de 300 heridas.
Con la idea y realización general de Elio Kapszuk, la dirección de Cecilia Atán y música de Leo Sujatovich, la producción audiovisual lleva el nombre de “Detengamos el odio”.
“Con esta acción, desde AMIA nos propusimos resaltar valores imprescindibles que deben estar presentes en toda sociedad que defiende la vida y la dignidad humana”, sostuvo Ariel Eichbaum, presidente de la institución. “La elección por la memoria, la verdad y la justicia debe prevalecer siempre. Al igual que la paz, son los cimientos desde donde nos paramos para decir no a los fundamentalismos.”
Estrenada hace ochenta años, casi en coincidencia con la invasión alemana a Polonia, la película “El gran dictador”, con guión, dirección y actuación de Charles Chaplin, denunció los peligros de los regímenes fascistas en ascenso, por entonces, en Europa, y la amenaza de destrucción y horror que conllevan.
“El hecho de tener que ponerle la voz y el cuerpo a un texto tan tristemente vigente hoy, fue un gran compromiso y un desafío, pero la causa lo amerita”, destacó Darín. “Fue un honor haber sido convocado nuevamente por AMIA, en una fecha tan significativa, siguiendo con el reclamo de justicia para todos los que deseamos vivir en un mundo en paz”, aseguró el actor.
Para la realización de esta pieza audiovisual, AMIA logró los permisos correspondientes para poder utilizar el fragmento del monólogo y traerlo al presente.
“El texto que elegimos para esta nueva acción es fundante porque expresa categóricamente que el odio produce matanzas. Ochenta años atrás, Chaplin ya mostraba el germen del horror y de todo crimen fundado en ideas totalitarias y fundamentalistas. La vigencia de su alegato no deja de estremecernos”, indicó Kapszuk.
El video finaliza con una consigna que llama a la reflexión y a la acción: “No alimentemos el odio, detengámoslo con verdad, memoria y justicia”.
La pieza audiovisual, que tuvo la realización general de AMIA y la productora “El perro en la luna” está disponible en el canal de AMIA en YouTube: www.youtube.com/amiaonline. En las redes sociales puede compartirse bajo el hashtag #DetengamosElOdio.

Sobre “El gran dictador”
Escrita, dirigida y actuada por Charles Chaplin, la película fue estrenada el 15 de octubre de 1940 en Nueva York, y cinco años después, llegó a los cines argentinos.
El film, una feroz crítica a los totalitarismos que emergieron en Alemania y en Italia, relata la historia de un humilde barbero judío, que sube al poder por equivocación, a causa de su parecido físico con el dictador de la nación de Tomania. A su vez, al ser confundido con el barbero por sus propios guardias, el dictador termina ingresando en un campo de concentración.
Interpretados por Chaplin, ambos personajes muestran las dimensiones en las que el odio puede desplegarse y los valores que la humanidad necesita preservar para vivir en paz.

Monólogo final de la película
Lo siento, pero no quiero ser emperador. Ese no es asunto mío. Yo no quiero dominar ni conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todos de ser posible. Todos queremos ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos así. Queremos vivir para hacer felices a los demás, no para causar la miseria del otro. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay lugar para todos.
Pero la codicia ha envenenado el alma, ha levantado barricadas de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Nos hemos desarrollado muy rápido, pero nos hemos encarcelado en nosotros mismos. La maquinaria que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestros conocimientos nos han hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y desconsiderados. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad; más que astucia, amabilidad y gentileza. Sin estas cualidades la vida será violenta y todo estará perdido.
Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige fraternidad universal y la unión de las almas. A aquellos que me pueden oír, les digo: no desesperen.
El odio pasará. No se rindan. Ustedes no son máquinas, no son ganado, son seres humanos y llevan en sus corazones el amor de la humanidad. ¡Unámonos! Luchemos por un mundo nuevo. Por un mundo que garantice a las personas un trabajo, a la juventud un futuro, y a la vejez seguridad. Luchemos para liberar al mundo, para acabar con las barreras, para acabar con la codicia, con el odio y la intolerancia. Luchemos por un mundo en que la ciencia y el progreso conduzcan a la felicidad de todos. ¡Unámonos! ¡Unámonos todos!