El Calafate es el punto de partida para descubrir el maravilloso mundo de los glaciares. Los días de la Semana Santa 2021 son una buena oportunidad para visitar el Glaciar Perito Moreno.
SANTA CRUZ.- Los glaciares de Santa Cruz fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Entre todos los glaciares el más famoso es el Perito Moreno. Otros son el Upsala, Onelli, Sepgazzini, etc. Un lugar imperdible para visitar en la Semana Santa.
El Calafate se encuentra ubicado al pie del cerro Calafate y a orilla de la bahía Redonda en la margen sur del lago Argentino. Tiene una población de 20 mil habitantes y cuenta con una importante infraestructura para el turista. Numerosos hoteles, restaurantes, cafés, agencias de viaje y tiendas esperan a los turistas que visitan El Calafate. La calle principal es la avenida Libertador, donde se encuentra el centro.
El Glaciar Perito Moreno
El Glaciar Perito Moreno se encuentra dentro del Parque Nacional Los Glaciares a 80 kilómetros de distancia de El Calafate. Para llegar al Parque Nacional se recorre la ruta que bordea el lago Argentino y de a poco se va adentrando a la zona de cerros y bosques.
El Glaciar se extiende sobre el Brazo Sur del lago Argentino, con un frente de cinco kilómetros de longitud y sesenta metros de altura. Bautizado con ese nombre en honor de Francisco Moreno, creador de la Sociedad Científica Argentina. Es uno de los glaciares más imponentes del mundo, y ha sido considerado la octava maravilla por las espectaculares vistas que ofrece.
El Perito Moreno es uno de los tantos glaciares que forman el Parque Nacional Los Glaciares. Todos forman el Hielo Continental Patagónico (17.000 kilómetros de extensión) que es una de las reservas de agua potable más importante del mundo. Es que el 90% del agua dulce del planeta se encuentra en las zonas glaciarias y después de la Antártida y Groenlandia, sigue esta región argentina.
Los turistas pueden acercarse a 300 ó 400 metros de las lenguas glaciarias o realizar una caminata sobre hielo o «minitrekking».
El mini trekking
En esta excursión se cruza el lago Argentino en un barco hasta la margen del Glaciar Perito Moreno. Desde allí la subida al glaciar se realiza lentamente para poder apreciar las paredes y grietas que son un espectáculo asombroso. Las tonalidades del glaciar varían por sectores y por la intensidad de la luz. El recorrido es de aproximadamente 2 horas. El minitrekking es una de las excursiones más famosas del mundo y es muy difícil describir la sensación que se tiene al caminar sobre esta inmensidad de hielo, uno de los pocos glaciares que no se encuentran en retroceso.
Glaciar Upsala
El Glaciar Upsala se visita por medio de una excursión navegable. Durante el paseo es posible ver los témpanos más grandes que a veces dificultan la aproximación a la pared del glaciar. El Upsala es el más grande del Parque Nacional Los Glaciares con unos 880 km2.
Fue bautizado en 1908 por Klaus August Jacobson que acompañó a Francisco Pascasio Moreno, (también conocido como el Perito Moreno). El nombre del glaciar fue dado en honor a la universidad sueca de Upsala, donde habría realizado sus estudios. Según las mediciones realizadas en mayo de 2011, sus campos de hielo cubren una extensión de aproximadamente 765 km². El glaciar posee una longitud de aproximadamente 53,7 km (siendo el tercero más largo de Sudamérica, tras el Pío XI y Glaciar Viedma), un ancho de 13 km, y sus paredes alcanzan la altura de 40 metros en promedio.
Fluye desde el campo de hielo Patagónico Sur, el cual también da origen al Glaciar Perito Moreno que se encuentra en la misma área, hasta el lago Argentino. El Glaciar Upsala se encuentra en retroceso, lo cual podría ser una evidencia de ciclos climáticos y geológicos explicados por la Teoría de Milankovitch o de calentamiento global. Existen dos concesionarias del Parque Nacional de los Glaciares para visitar en barco el Glaciar Upsala con salida desde Punta Bandera. Desde 2011 es posible recorrer en kayak, rodeado de témpanos azulados, el Brazo Upsala; en una experiencia única en todo el cono sur.
El Chaltén
El Chaltén, conocida como la Capital Nacional del Treeking, está ubicada a 220 km de El Calafate por la Ruta Provincial 11, Nacional 40 y Provincial 23. El Chaltén combina la magia de los glaciares, lagunas escondidas, estancias, el lago Viedma, y la magnética presencia del Fitz Roy. La cima de su silueta inconfundible e imponente se encuentra casi siempre cubierta por una nube que los tehuelches confundieron con humo, error que dio origen al nombre aborigen del cerro, ya que Chaltén significa volcán.
En este impactante escenario natural con múltiples y variadas opciones para caminar, escalar, realizar excursiones o paseos, podrás realizar actividades autoguiadas ya que la mayoría son gratuitas y no requieren experiencia previa en la montaña, aunque en los recorridos más exigentes puedes contratar un guía para tu mayor tranquilidad y conocer al máximo cada lugar.
Reserva Laguna Nimez
La Reserva Laguna Nimez se encuentra a 1 Km. del centro de El Calafate a pocos metros del lago Argentino. De fácil acceso, con tan solo caminar unos minutos uno puede llegar a la laguna y disfrutar de un paisaje muy bonito.
La Reserva Laguna Nimez es un importante refugio de aves, algunas de ellas migratorias que llegan cada primavera. Existen alrededor de 80 especies de aves que regalan al visitante un hermoso espectáculo gracias a la belleza, el colorido y la gracia que las caracteriza. Algunas de las más conocidas son los flamencos, los cauquenes, los cisnes de cuello negro, las bandurrias, los teros y los patos, entre otras. Además, la avifauna está acompañada de la vegetación de la región de estepa patagónica que, según la época del año, muestra toda la potencia creadora de sus retoños.
La reserva cuenta con carteles de información y un circuito peatonal. En este paseo también es posible visitar el lago Argentino y la atractiva bahía Redonda. Se puede llegar a la laguna a pie o en auto desde el centro de la ciudad y realizar el circuito de manera particular, ya que es autoguiado, y tiene una duración de 1:30 hs. En el lugar existe un Centro de Informes donde se puede acceder a folletos explicativos bilingües (español e inglés) acerca de las características particulares de cada especie y su relación con el ecosistema, y dos Observatorios de aves. Fuente: www.calafateturismo.com.ar
Leyenda de El Calafate
Los bosques de ñires, lengas y coihues comienzan a tomar un tono característico, anunciando el otoño y dando a los árboles una gama multicolor, desde el rojo intenso pasando por los matices del dorado al anaranjado. Esta transformación se viene repitiendo año tras año, desde épocas inmemorables.
En este paisaje vivían los tehuelches, dueños originarios de la tierra, quienes al llegar el invierno comenzaban a emigrar a pie hacia el norte, donde el frío no era tan intenso y la caza no faltaba.
En relación con estas migraciones, la tradición patagónica conserva una leyenda. Se dice que cierta vez Koonex, la anciana curandera de una tribu de tehuelches, no podía caminar más, ya que sus viejas y cansadas piernas estaban agotadas, pero la marcha no se podía detener. Entonces, Koonex comprendió la ley natural de cumplir con el destino. Las mujeres de la tribu confeccionaron un toldo con pieles de guanaco y juntaron abundante leña y alimentos para dejarle a la anciana curandera, despidiéndose de ella con el canto de la familia.
Koonex, de regreso a su casa, fijó sus cansados ojos a la distancia, hasta que la gente de su tribu se perdió tras el filo de una meseta. Ella quedaba sola para morir. Todos los seres vivientes se alejaban y comenzó a sentir el silencio como un sopor pesado y envolvente.
El cielo multicolor se fue extinguiendo lentamente. Pasaron muchos soles y muchas lunas hasta la llegada de la primavera. Entonces nacieron los brotes, arribaron las golondrinas, los chorlos, los alegres chingolos, las charlatanas cotorras. Volvía la vida.
Sobre los cueros del toldo de Koonex se posó una bandada de avecillas cantando alegremente. De repente, se escuchó la voz de la anciana curandera que, desde el interior del toldo, las reprendía por haberla dejado sola durante el largo y riguroso invierno.
Un chingolito, tras la sorpresa, le respondió: «nos fuimos porque en otoño comienza a escasear el alimento. Además durante el invierno no tenemos lugar en donde abrigarnos». «Los comprendo», respondió Koonex, «por eso, a partir de hoy tendrán alimento en otoño y buen abrigo en invierno, ya nunca me quedaré sola» y luego la anciana calló.
Cuando una ráfaga de pronto volteó los cueros del toldo, en lugar de Koonex se hallaba un hermoso arbusto espinoso, de perfumadas flores amarillas. Al promediar el verano las delicadas flores se hicieron fruto y antes del otoño comenzaron a madurar tomando un color azulmorado de exquisito sabor y alto valor alimentario. Desde aquel día algunas aves no emigraron más y las que se habían marchado, al enterarse de la noticia, regresaron para probar el novedoso fruto del que quedaron prendados.
Los tehuelches también lo probaron, adoptándolo para siempre. Desparramaron las semillas en toda la región y, a partir de entonces, «el que come Calafate, siempre vuelve».