El Dr. Gustavo Lovrich, investigador científico quien se desempeña en el CONICET, acompañado de los ingenieros Alejandro Fábregas y Luciano Lamaita de La Plata, se encuentran trabajando en la fabricación de un sensor de CO2 de bajo costo. Será para medir el dióxido de carbono que existe en un ambiente cerrado determinado.
RIO GRANDE.- De la mano del Dr. Gustavo Lovrich, investigador científico quien se desempeña en el CONICET, un grupo de profesionales se encuentra en la etapa de fabricación de un sensor de CO2 para medir el dióxido de carbono que se encuentra en un ambiente cerrado.
El dispositivo no es más que un sensor de CO2 de “bajo costo” que es una particularidad atractiva si se considera que, tradicionalmente, este tipo de aparatos son caros.
Según detallaron los investigadores, este sensor está en etapa preparatoria y una vez finalizado va a permitir medir el dióxido y demostrar, de forma práctica, la exposición a la que las personas se encuentran dentro de un ambiente con aire viciado.
El proyecto lo lleva adelante un grupo de profesionales encabezados por el investigador del CONICET, Dr. Gustavo Lovrich quien trabaja junto a los ingenieros Alejandro Fábregas y Luciano Lamaita de La Plata.
Al respecto, uno de los que forma parte del equipo, el Ing., Alejandro Fábregas, señaló que “es muy importante ventilar los ambientes y mantenerlos libres de dióxido de carbono y muy recomendable la utilización de alcohol en gel” y en esta línea “creemos que estamos un pasito adelantado ya que hay mucha gente que mantiene los ambientes cerrados como lo es el caso de los habitantes de Tierra del Fuego, por lo que entendemos que es importantísimo poder implementar estos medidores en edificios públicos y los privados de acceso público de toda la provincia”.
En tanto, uno de los mentores del proyecto, el investigador del CONICET, Gustavo Lovrich, coincidió que para evitar la propagación de COVID-19 se debe ventilar porque, al hacerlo, “hacemos que circule el aire, dispersando las partículas que contienen el virus”. Explicó que “la propagación del virus sucede debido a la suspensión de unas micropartículas llamadas “aerosoles”. Agregó que para visualizarlas “podemos pensar en cómo se acumula el humo de un cigarrillo en una habitación que no está ventilada. Ese aerosol no es un desodorante de ambiente o personal, son esas partículas que transmiten el virus del COVID-19”. Para reforzar su explicación, el especialista agregó que las personas, al respirar emiten partículas permanentemente. “Esas son partículas que se ven y caen inmediatamente a un metro y medio, por eso la importancia de la distancia, pero también hay gotas mucho más chicas que pueden quedar suspendidas en el aire durante mucho más tiempo. Si la habitación no está ventilada, es probable que la gente que respira ese mismo aire se contagie”, por eso la importancia de ventilar los espacios porque con esa acción logramos que circule el aire, dispersando las partículas que contienen el virus. Por esto es tan importante la ventilación continua, cruzada y distribuida, principalmente en oficinas, comercios gastronómicos y transportes públicos”.
Petitorio a los funcionarios
El 29 de marzo el Dr. Gustavo Lovrich dio a conocer una carta que envió a las autoridades a la que tuvo acceso este medio.
De mi consideración:
Me dirijo a Uds. a fin de solicitar se disponga intensificar la recomendación de ventilación en espacios públicos. Al menos en Ushuaia se puede notar un relajamiento general de las medidas de prevención de la Covid-19 y poco conocimiento sobre la importancia fundamental de la ventilación.
Durante el último año de pandemia se pudo mejorar el conocimiento de transmisión del virus Sars-Covid-19. Actualmente se acepta que el principal medio de transmisión es por aerosoles que quedan suspendidos en lugares mal ventilados (Lewis 2021), en donde la probabilidad de transmisión aumenta si hay aglomeración de personas. La transmisión a través de las superficies es rara (Goldman 2020). Una manera sencilla de evitar la acumulación de aerosoles en ambientes cerrados es la ventilación continua, cruzada, distribuida, y que puede ser evaluada a partir de la concentración de CO2 en el ambiente (Peng y Jiménez 2020). Ésta es una medida del aire exhalado por otra(s) persona(s) y respirado, que podría contener el virus y ser la causa de contagio (Peng y Jiménez 2020). Los niveles de CO2 en un espacio de trabajo deberían ser mantenidos debajo de 700 ppm para evitar la inhalación del aire ya respirado (Allen et al. 2020). Este criterio se está tomando en Argentina para la vuelta a las aulas en varios distritos.
Es por ello que solicito sea más intensa la concientización sobre ventilación de los administradores de espacios públicos como establecimientos de salud y prácticas profesionales, comercio, transporte público, oficinas, entre otros. Asimismo, incorporarlo a los protocolos vigentes para hacerlo tan obligatorio como otras medidas. A mi entender el desafío que tenemos en estas latitudes es convencer a la población que la ventilación será incomoda -porque al interior de los espacios estará más fresco- pero más sana.
En las últimas semanas el Gobierno nacional ha promovido una campaña para comprender la importancia de los aerosoles en la transmisión de la Covid-19 https://www.argentina.gob.ar/ciencia/unidad- coronavirus/ventilar. Esto está en sintonía con la aceptación por parte de la comunidad científica internacional de la importancia de ventilar y monitorear los niveles de dióxido de carbono, como estimador de la acumulación del aire ya respirado en un ambiente cerrado (Alcamí y otros 2021). La práctica indica que debe crearse una corriente de aire continua, cruzada, y distribuida, muchas veces significa la apertura limitada de ventanas, y que no comprometería el confort interno.