El 9 de abril de 1969 se creó el CADIC y, desde entonces, se destaca por una producción científica reconocida mundialmente y de gran relevancia local.
USHUAIA.- El Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) integra múltiples áreas de conocimiento y disciplinas y es reconocido a nivel nacional e internacional por la excelencia e importancia de sus trabajos en el extremo austral de América del Sur y Antártida. Pero además, el Centro, es un actor clave en la vida de Tierra del Fuego ya que sus investigaciones son de gran relevancia para el conocimiento y la protección de los recursos naturales y el patrimonio fueguinos, e inciden en procesos políticos, sociales y de tomas de decisión, entre otros.
En 1969, en medio de un contexto político tumultuoso, Bernardo Houssay como presidente del CONICET, impulsó la creación del primer centro de investigaciones regional y eligió a la ciudad más austral de Argentina para emplazarlo. La elección respondía a un interés que iba más allá de lo científico ya que Ushuaia, que por aquel entonces contaba sólo con 5.677 habitantes, era -y sigue siendo- la región permanentemente habitada más austral de la Argentina, puerta al Continente Antártico y de un gran interés geopolítico.
El objetivo de la creación del CADIC era “promover, apoyar y ejecutar estudios y tareas científicas en el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y zonas adyacentes” y así nuclear las investigaciones en esta parte del mundo, que hasta aquel momento venían realizándose desde diferentes ciudades del país, a través de campañas de verano. La relevancia del Centro, entonces, es inseparable de su posición geográfica sumamente productiva para la investigación de procesos naturales y culturales del extremo sur de Sudamérica.
Recién en 1974 se iniciaron las obras del emblemático edificio amarillo que hoy se erige como referencia geográfica dentro de la ciudad, en un predio cedido por la Armada Argentina, que en ese momento se ubicaba prácticamente en las afueras del área urbana. Junto con el crecimiento estructural se daba la creación y crecimiento de diferentes líneas de investigación que, ya desde los comienzos, abarcaron las cuatro áreas estratégicas en las que centra sus estudios el CADIC en la actualidad: Ciencias de la Tierra, el Agua y la Atmósfera, Biológicas, Sociales y Agrarias.
La década del ´90, signada por un fuerte achicamiento del Estado Nacional y, en consecuencia, un recorte en el presupuesto destinado al sistema científico y académico argentino, provocó una crisis en el CONICET. En el CADIC las consecuencias más visibles tuvieron que ver con la pérdida de personal. Pero eso no impidió que el Centro siguiera avanzando en sus objetivos y entre los logros de esa época se destaca la obtención del doctorado del primer grupo de becarios formados en CADIC.
El panorama empezó a cambiar en la primera década del nuevo siglo y CADIC comenzó a ser percibido como una opción para los jóvenes fueguinos que, habiéndose egresado en universidades de diferentes partes del país, buscaban iniciar su carrera científica en su tierra natal. La reapertura de la Carrera del Investigador Científico de CONICET y el impulso a la actividad científica promovido por el Estado Nacional a partir de los inicios de los 2000, permitió incrementar su número de investigadores y becarios.
En estas 5 décadas trabajaron en el CADIC más de 400 personas, casi el 10% de los cuales son fueguinos. Se doctoraron más de 50 investigadores, se presentaron más de 5000 publicaciones científicas y comunicaciones en congresos y se consolidaron numerosas líneas de investigación científica en recursos naturales y culturales de Tierra del Fuego y Antártida. Además, en la última década, se fortaleció el vínculo del Centro con la sociedad fueguina a través de iniciativas de divulgación científica -como la revista La Lupa, la Semana de La Ciencia, actividades en escuelas, notas periodísticas, entre otras- y proyectos de vinculación y transferencia tecnológicas al sector público y privado.
En la actualidad funcionan 15 grupos de trabajo que desarrollan sus trabajos de investigación en recursos agroforestales; estudios socio-ecológicos; ecología terrestre; biología de crustáceos; ecología y conservación de vida silvestre; ecología, fisiología y evolución de organismos acuáticos; oceanografía biológica; ecología molecular; limnología; geomorfología y cuaternario; geología andina; recursos geológicos; oceanografía y procesos hidro-sedimentarios; ozono y UV y antropología.