Esta unidad, elogiada por los británicos, se destacó debido al heroico y aguerrido comportamiento en la batalla por el Monte Tumbledown, provocando numerosas bajas al Batallón de Guardias Escoceses, Galeses y Gurkas que atacaron esa posición. También apoyó a comandos argentinos y a camaradas del Regimiento 7 en la Batalla del Monte Longdon, combatiendo aún después de la rendición formal, hasta agotar la munición.
USHUAIA (La Gaceta Marinera).- Sobre fines de mayo y los primeros días de junio, la Fuerza de Desembarco británica arribó a la zona del Puerto San Carlos, distante a 180 km de Puerto Argentino e inició su campaña terrestre en aproximación hacia Puerto Argentino, la cual se concretó el 14 de junio con la caída de la capital.
Las primeras alturas que cayeron fueron Pradera del Ganso -distante del objetivo británico-, Monte Harriet y Monte Dos Hermanas, defendidos por el Ejército Argentino y, posteriormente, entraron en el dispositivo de la Infantería de Marina que tenía como núcleo al Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5), apoyado por la Batería “Bravo” del Batallón de Artillería de Campaña Nº 1 Ec.
Los combates principales en los que intervino la Infantería de Marina fueron Monte Longdon, Monte Tumbledown, Sapper Hill y Pony´s Pass; y en los días intermedios, se produjeron los combates de artillería y los ataques aéreos.
En la noche del 11 al 12 de junio, en el Monte Longdon, bajo responsabilidad del Regimiento de Infantería Nº 7 (RI7) del Ejército Argentino, con una Sección de Ametralladoras 12,7 de la Infantería de Marina, se produjo un cruento combate. Tal fue la magnitud y la violencia del ataque que obligó a las tropas del RI7 a replegarse por esa fuerte presión.
Debido al tipo de armamento que tenían, las tropas de la Infantería de Marina no pudieron replegarse. El Cabo Segundo Carlos Colemil, quien tenía que llevar el mensaje del Jefe de Sección de replegarse, fue herido y no pudo llegar a informar a las tropas el repliegue.
Heroicamente, la ametralladora Nº 4 del Batallón de Apoyo Logístico (BICO) –a cargo de los conscriptos de Infantería de Marina Jorge Inchauspe, Sergio Giuseppetti, Jorge Maciel y Luis Fernández– mantuvo su posición. Ellos cuatro detuvieron a toda una compañía británica de casi 120 hombres, lo que les costó la vida. Por su épico accionar el resto de la tropa pudo salvarse, teniendo seis bajas, pudiendo haber sido muchas más.
Durante la noche del 12 de junio la presión británica fue en aumento y se produjo un duelo de artillería cuyos fuegos se fueron incrementando, batiéndose con las consiguientes bajas y destrucción de posiciones. Esto anticipaba con mayor firmeza que se avecinaban los momentos más críticos.
El ataque principal lo sufrió la Compañía “Nácar” del BIM5, particularmente la Cuarta Sección a cargo del Teniente de Corbeta Carlos Daniel Vázquez, la noche del 13 de junio, por parte de la Guardia Escocesa, la Guardia Galesa y Gurkas.
Hoy, 39 años después, la misión sigue inscripta en sus corazones, que se convirtió en el campo de batalla más real y humano que todo hombre puede tener
Esta sección soportó tres intentos de avance enemigo en los cuales los ingleses no pudieron derribarlos ni sobrepasarlos. Pero en la mañana del 14 de junio, el Jefe de Sección visualizó la falta de reserva de munición y, como no llegaban los apoyos, no tenían capacidad de combate para responder otro asalto y había tropas heridas, por lo que decidieron rendir su posición. En este combate murió honorablemente el Suboficial Primero Julio Saturnino Castillo.
Paralelamente, la Compañía “Obra” del BIM5 sufrió ataques sobre Pony´s Pass donde se ofreció combate, pero la superioridad enemiga obligó a replegarse al Jefe de Compañía. Para el 14 de junio, el BIM5 concentraba prácticamente toda su unidad en inmediaciones de Sapper Hill, bajo una fuerte presión de ataque de artillería y ataques aéreos.
El Monte Tumbledown fue el último punto estratégico defendido por los argentinos antes de la derrota en la Guerra de Malvinas.
En la mañana del 14 de junio, con Puerto Argentino prácticamente rodeado, el Gobernador, General Mario Benjamín Menéndez decidió la rendición de la Plaza. El BIM5 inició su repliegue, según las órdenes que había recibido, pero dejó una fracción en la retaguardia de combate en Sapper Hill, que era la última altura. Esta fracción, cubriendo la retaguardia del batallón que se replegaba, se enfrentó a una sección de Infantería Británica que desembarcó en helicópteros, desarrollándose el combate de Sapper Hill, donde se produjeron las últimas bajas.
A partir de ese mediodía del 14 de junio, dada la orden de deponer las armas, los infantes de Marina pasaron a condición de prisioneros de guerra de las tropas británicas que iban tomando las distintas posiciones. Inicialmente estuvieron bajo control de los paracaidistas británicos que fueron luego reemplazados por royal marines británicos, que no habían estado empeñados en combate.
La Infantería de Marina fue concentrada en el aeropuerto durante cuatro días, hasta que fueron transportados al transporte polar ARA “Bahía Paraíso” y al rompehielos ARA “Almirante Irizar”, buques hospital reconocidos por la Cruz Roja Internacional, para ser trasladados al continente. “Bienvenidos Infantes de Marina” rezaba un cartel en la cubierta del buque esperándolos.
Desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982 murieron 35 infantes de Marina en combate, sin considerar a los heridos. El primero en caer en la guerra y el último fueron infantes de Marina. Malvinas generó en cada integrante de ese componente de la Armada Argentina un sentimiento particular e íntimo.
Hoy, 39 años después, la misión sigue inscripta en sus corazones, que se convirtió en el campo de batalla más real y humano que todo hombre puede tener.