Hoy, 20 de junio, el Club Náutico Ioshlelk Oten está festejando sus 29 años de vida y no es un cumpleaños más, porque más allá que la institución sigue creciendo, estos dos últimos años no han sido fáciles como para muchos habitantes de nuestra ciudad, la pandemia frenó el empuje que acercaron las “Viejas del Agua”, el poder reunirse como de costumbre en sus instalaciones, y también por los socios que ya no están…
RIO GRANDE.- Hoy no habrá asado de camaradería o a la canasta como es costumbre desde que la sede social inauguró su quincho, rincón de tantas anécdotas y de tanta gente linda que desfiló por allí, es turno de utilizar las redes sociales para que se sientan más cerca unos de otros, por ello en la página del Club muchos Amigos del Agua dejaron sus saludos.
Casi un lustro atrás, cuando festejaron las Bodas de Plata se recordó la historia de la institución, cuando casi un año después de la primera edición del Raid Náutico Internacional de Tierra del Fuego, un grupo de amigos y entusiastas decidieron que debían organizarse legalmente si es que querían continuar con esta actividad deportiva, la cual en un inicio no fue nada sencilla; primero porque eran mirados de reojo, el hecho de navegar ríos primero y salir al mar después daba desconfianza, pero ellos siguieron adelante.
Y fue más complicado aún cuando en la segunda edición del Raid debieron cargar en sus hombres con una tragedia, la muerte de Omar Díaz tras caer al agua y fallecer de hipotermia mientras aguardaba por su rescate. Fue un accidente, pero que costó reponerse, sobre todo por lo querido que era uno de los mejores operadores radiales y Dj que tuvo la ciudad.
Lentamente se fueron poniendo de pie, año a año el Raid fue adquiriendo mayor seguridad y sobre todo con la llegada de la indumentaria deportiva apta para esta práctica deportiva.
Pero el crecimiento de la práctica deportiva no fue su única obsesión, tener un lugar propio fue la otra y con la sesión del terreno dónde hoy yace su sede social en el Barrio AGP, recibieron el préstamo de una casilla del socio Arturo Miranda, la cual fue postrada en el extremo más lejano del predio para poder iniciar más tarde las tareas de levantar la sede definitiva.
Y fue así que con el trabajo de muchos socios, comenzaron con la platea, pala a pala fueron levantando ladrillo por ladrillo las primeras paredes sin que nadie cobrase un peso por ello, aunque llegó un momento que con el aporte personal o con algún que otro subsidio, las obras no avanzaban, fue por ello que arreglaron con el IPRA un Bingo de la Fortuna con muchos autos en premio, el cual fue sorteado el 19 de diciembre de 1998 y que le quedó limpio a la institución, cerca de sesenta mil dólares lo que permitió no sólo culminar con la sede de dos pisos, sino también el comienzo del salón social.
Por esa sede, además de pasar muchos amigos de la ciudad, también lo hicieron distintos remeros de todo el país, de distintos puntos del mundo y cuando funcionó el camping, muchos turistas que se llevaron la mejor imagen de la ciudad gracias a la hospitalidad de los Amigos del Agua.
También en los tradicionales asados estuvieron presentes grandes deportistas nacionales, uno de ellos una especie de padrino de la institución, nos referimos a Javier Espínola, cuatro veces ganador de medallas en los Juegos Olímpicos, o bien el nadador José Meolans, también varias veces olímpico.
Con algunos recuerdo, El Sureño quiere saludar a la entidad madre del canotaje riograndense, la institución que nació casi a la par que este medio, y que juntos fueron recorriendo distintos puntos de la Isla, ellos navegando y descubriendo lugares a los que solo se llegaba por agua, nosotros retratando esos momentos. Por muchos años más queridos Amigos del Agua.