El camarón mantis apenas mide los 18 centímetros de largo. Pero tiene un golpe tan potente. ¿Cómo lo hace? La patada del camarón puede alcanzar una velocidad de hasta los 100 kilómetros por hora, como una bala. Tanta velocidad causa cavitaciones, genera calor, y un destello de luz.
Sus garrotes que sólo miden cinco milímetros de ancho tienen varias capas de minerales, como el hidroxiapatita, que lo hacen muy resistentes, logrando dar en toda su vida unos 50 mil golpes. De hecho esto ha inspirado a diseñar una nueva generación de chalecos antibalas y chasis de carros.
Pero no son sólo los músculos, se necesita bastante energía. El camarón debe generar doscientos mil watts de poder por una libra de músculo, algo que ningún músculo podría hacer. Así que traba su pata y luego contrae sus músculos. La energía almacenada dañaría su pata si no fuera por el resorte que posee.
Este resorte en forma de montura puede acumular enormes cantidades de energía sin romperse cuando se comprime. Cuando el camarón mantis quiere atacar sólo tiene que liberar dicho resorte, así es capaz de romper algo tan duro como el caparazón de un caracol para alimentarse.
Se han sabido de casos en los que algunos camarones mantis han roto vidrios de acuarios, pues al llegar a la esquina, se topan con la pared de vidrio, y lo único que hacen es atacar, como lo harían con una víctima.
Fuente: ambientum.com