Y se le dio nomás… Para Liniers no hay mal que dure 21 años, y por eso tuvo que soportar todo ese tiempo para volver a ascender al torneo Federal A, al ganarle 2-0 la final a Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia, en Carmen de Patagones, en un partido que estuvo en duda por el enfrentamiento de hinchas del conjunto comodorense con la policía en la previa, y que se jugó con lluvia, viento y constantes detonaciones de balas de goma en varios pasajes del primer tiempo.
RIO GRANDE.- Pero ascendió Liniers, ¿lo demás qué importa? Ni siquiera lo que yo le pueda contar de un triunfo sin objeciones ni mayores sobresaltos. El Chivo jugó con una concentración suprema y una hombría admirable.
En el conjunto de Bahía Blanca jugó de titular Diego Romero, lo hizo como extremo por derecha y en diálogo con El Sureño mostró toda su felicidad: «La verdad que muy contento por el logro alcanzado después de semejante esfuerzo que realizamos; la verdad tengo sentimientos encontrados por haber jugado ante un conjunto de Comodoro Rivadavia, ciudad que me dio tanto y en donde di mis primeros pasos en el profesionalismo, pero con la alegría de volver a meternos en el fútbol profesional después de unos añitos de pelearla con Liniers; estoy muy contento y disfrutando estos momentos únicos que te da el fútbol, que no son muchos pero que se disfrutan al máximo».
Y lo que mejor le pudo pasar es que el héroe de un ascenso más que merecido haya sido un nene mimado de la casa, uno que volvió con sed de revancha después de anunciar su retiro por rispideces con gente del club (que ahora no vale la pena recordar): Mauro Martínez.
El “Turu” marcó los dos tantos del albinegro: el primero casi abajo del arco al empujar una pelota que llegó gracias a una jugada preparada (tiro libre de Onorio y la bajó Barez) y el segundo con un testazo ante otro balón lanzado por el capitán Onorio.
Con el 4-2-3-1 que más le gusta a su DT, Liniers se mantuvo frío en un partido caliente, y nunca pecó de ingenuo para entrar en el juego áspero y de nervios incomprensibles que generó su rival a partir de los gritos desaforados y la tensión que transmitieron sus hinchas ubicados detrás del banco de suplentes local.
El árbitro Pablo Núñez dejó pegar en el complemento y expulsó a Domínguez (topetazo sin pelota a Benavídez) sobre la hora cuando a esa altura el de Comodoro tendría que haber estado con algún jugador menos.
En un piso con el césped alto, el de Bahía mantuvo el orden y la compostura en todo momento, siempre beneficiado con la ventaja que consiguió apenas iniciado el cotejo.
La presión y no rifar la pelota así porque si le permitieron al Chivo manejar el trámite a partir de la ansiedad del “Lobo” sureño, que mejoró en el complemento pero le faltó fuerza, pimienta y determinación.
En realidad no lo dejó Liniers. Mejor dicho el señor Liniers, que pese a su retroceso en el campo, no tuvo fisuras, ni desatenciones, ni titubeos.
Ganó el mejor, y ascendió, nada más y nada menos. Por el Turu, por este equipo, por haber apostado a un cuerpo técnico liderado por un exfutbolista (casi sin experiencia) de la casa, por la insistencia de la dirigencia, por el cambio institucional, por Lautaro, por todo el mundo albinegro… ¡Salud Chivo!