Argentina alberga miles de fans de la boy-band surcoreana que acaba de dar clausura a la primera etapa de su carrera. Testimonios ayudan a pensar las implicancias sociales, culturales y políticas de uno de los fenómenos más excepcionales de la industria musical del siglo XXI, y cómo ha impactado en los jóvenes argentinxs.
BTS es la boy-band con mayor audiencia del mundo. Su canal de YouTube tiene 67.7 millones de suscriptores, su cuenta oficial de Twitter, 46.3 millones de seguidores. El video de su hit “Dynamite” supera hoy las 1.500.000.000 reproducciones. Los 4 recitales que realizaron en Las Vegas durante el mes de abril convocaron a un público de aproximadamente 200.000 personas de manera presencial y 400.000 de manera virtual. La presentación de ese mismo show en Seúl el sábado 12 de marzo fue retransmitida en salas de cine de 75 países, incluyendo 17 latinoamericanos. En Argentina se vendieron 21.080 tickets para 49 pantallas, que se agotaron en minutos.
El pasado 10 de junio, en las vísperas de su noveno aniversario, el grupo surcoreano sacó a la luz una antología de tres discos que reúne 45 tracks y se titula “Proof”. El álbum incluye tres temas nuevos (“Yet to come”, “Run BTS” y “For Youth”). Cinco días después, los siete integrantes del grupo – Kim Namjoon, Kim Seokjin, Min Yoongi, Jung Hoseok, Park Jimin, Kim Taehyung y Jeon Jungkook- comunicaron en una transmisión destinada a sus fans que el lanzamiento marcaba un cierre al primer capítulo de su historia, para dar paso a una nueva etapa en la que buscarían tomarse un tiempo para reinventar su identidad grupal mientras desarrollan sus proyectos solistas.
Es necesario explicar que los números que se destacan a la hora de hablar de BTS no son más que el reflejo de un fenómeno cuyas implicancias desbordan el campo de la industria musical y se diseminan de manera impactante en diversos territorios de lo social, lo cultural y lo político. La piedra angular del éxito del grupo es el apoyo multifacético de una cantidad de seguidores exorbitante que se extienden por todos los continentes y se agrupan bajo el nombre de ARMY.
A lo largo de su discografía, BTS ha construido una poética personal en la que ciertas metáforas reaparecen en cada etapa para elaborar nuevas perspectivas sobre los mismos tópicos: la relación dicotómica entre la luz y la oscuridad, la idea del sujeto que corre hacia su destino, la interpretación de la vida como un devenir a través de las estaciones y la imagen que bautiza al grupo: el ser “a prueba de balas”.
BTS es una abreviación para Bangtan Sonyeondan, que se traduce al español como “boy scouts a prueba de balas”. En inglés, “a prueba de balas” se reduce a la palabra “bulletproof”, compuesta por “bullet” (bala) y “proof” (prueba). La antología “Proof” se presenta entonces como una prueba, una evidencia, una forma de dar cuenta del camino recorrido. Pero a la vez, el título es una declaración de ese camino como un terreno conquistado a pesar de las adversidades. Después de 9 años de enfrentarse a los prejuicios que vienen de la mano con pertenecer a un paradigma de producción, consumo y estándares socioculturales no hegemónicos (tanto hacia el interior de la escena coreana, en la cual difuminaron las fronteras entre la figura del artista de hip-hop y el idol de k-pop, como hacia el exterior, representando al mundo no-occidental), ya no quedan balas por recibir, tan sólo pruebas de las batallas ganadas.
El acto musical que encabeza uno de los fenómenos más excepcionales de la industria musical del siglo XXI acaba de dar clausura a una narrativa que cautiva a millones de personas a lo largo y ancho del planeta hace casi una década.
La voz de lxs ARMYs locales
En honor a este hito para la cultura del pop -y considerando que nuestro país alberga miles de fanáticxs que agotaron las primeras preventas de Proof en cuestión de horas- le pedí a algunxs ARMYs argentinas que me contaran de qué manera BTS impactó en sus vidas y por qué creen que el grupo es relevante.
“He sido fan de un montón de músicos en mi vida, pero nunca me sentí tan conectada a ninguno como a BTS”, dice Perla, que tene 21 años y es de Entre Ríos. “Aunque son muy jóvenes, son muy sabios. Quizá ellos mismos no lo sepan, porque nos aconsejan desde sus propias experiencias, y es justamente eso lo nos hace empatizar y encontrar confort en sus palabras y su música. En el aspecto musical, exploraron géneros diversos. Yo me identifico mucho con los temas de los que hablan. Supongo que es porque empezaron a hacer música en sus 20s”.
Ante la pregunta de qué es lo que los diferencia de otros artistas, Perla señala la atención que le ponen a comunicarse con sus fans, la honestidad en sus letras y la pasión que sienten por lo que hacen. “Siento que me enseñaron muchísimo. Mirando Bon Voyage, Run BTS!, In the Soop -programas de variedad protagonizados por los miembros de BTS- y sus vlives -servicio de transmisión de video en vivo surcoreano que permite a las celebridades con sede en el país transmitir vídeos en vivo por Internet- y viendo cómo se vinculan entre ellos, me impactó el inmenso amor que se tienen y la poca carpa con la que se lo demuestran constantemente, de distintas formas. Sin darme cuenta empecé a valorar y nutrir más mis relaciones, a buscar relaciones más genuinas porque ese tipo de amor es lo que quiero para mi vida. Y se siente medio boludo decir que fue por ellos, un grupo de pibes que ni me conoce. Pero es verdad. Ver cómo disfrutan de las cosas que los hacen felices, cómo aprecian hasta las más mínimas, me inspiró y hasta me dio ganas de ser mejor persona, de ser más amable, de invertir más tiempo en mí misma, en lo que me hace feliz y en la gente que quiero. Además de músicos, para mí son una inspiración. Me parece hermosa la comunidad que construyeron. He conocido mucha gente re linda a través de BTS. Es como que ARMY es una comunidad enorme donde todxs somos hermanxs, nos apoyamos y nos acompañamos durante los cambios en nuestras vidas.”
Leilen tiene 26 años y es de Rosario, Santa Fe. “BTS llegó a mi vida en un momento donde me desbordaban las emociones, no podía organizarlas. A raíz de eso caí en una depresión leve y comencé con síntomas de ansiedad. Ellos en sus letras pusieron varios sentimientos que yo no sabía verbalizar, y me ayudaron a entenderlos a través del arte. Empecé un diario donde me liberé y comencé a vincular mi vida con la de ellos: su música y experiencias. Me salvaron de miles de formas, por eso me gustan tanto.”
Respecto a la característica distintiva del grupo, Leilen repite ideas similares a las de Perla: “Creo firmemente que las diferencias con otros grandes artistas son la comunicación que tienen con ARMY, la humildad y el proceso de búsqueda de éxito. Gracias a ellos re-definí mi propio concepto de éxito, de felicidad, de fracaso y de dolor. Cuando me siento sola, sé que hay 7 personas del otro lado del mundo que, aunque sea en general, piensan en mí y desean que esté bien. Y eso me hace sentir cuidada, un poco de manera espiritual, si se me permite tocar ese terreno. Son modelos a seguir, personas que disfrutan y se entregan a su trabajo, convirtiéndolo en una forma de vida.”
El sentimiento de acompañamiento que emana la obra del grupo surcoreano es el resultado de una clara intención de observar el panorama generacional (en una primera etapa, dentro de su país y, a partir del éxito internacional, a nivel global) y articular esas pulsiones sociales con experiencias personales, siempre signadas por el dilema del amor a la música, la excepcionalidad de la fama y las exigencias industriales.
Victoria (27 años, Buenos Aires) piensa que la palabra “compañía” resume lo que significa BTS para ella. “Nunca pensé que un grupo iba a significar tanto para mí. Desde que los conocí, se volvieron parte de mi día a día, de mi rutina. Me acompañan en cada momento. Significan felicidad, amistad, amor, mi refugio y lugar seguro. Creo que si más personas los conocieran en profundidad, ayudaría muchísimo a la sociedad. Tienen un alcancé muy poderoso, más que nada en los jóvenes de hoy en día.”
Una pausa para buscar el camino a seguir
En la transmisión antes mencionada el líder de la banda, Kim Namjoon, expresó que había empezado a hacer música porque quería impulsar un mensaje hacia el mundo, pero que tras el giro inesperado que supuso la pandemia, se encontraba perdido. “El problema con el K-pop y todo su sistema de idols es que no te da tiempo para madurar. Tenés que seguir haciendo música y produciendo cosas, no hay tiempo restante para el crecimiento. Ahora que estamos en nuestro mejor momento, siento que debería estar contribuyendo con algo al mundo. Pero no sé con qué”. Los 7 miembros expresaron la necesidad grupal de tomarse un tiempo para entender cuál es el mejor camino para tomar a continuación.
Esta voluntad del grupo por canalizar necesidades y demandas a través de sus contenidos genera fuertes lazos de indentificación que sus seguidorxs entienden de profundo impacto.
“Creo que gracias a ellos tengo una mirada más madura ante la realidad emocional de los demás”, dice al respecto Leilen. “Mi mundo no empieza y termina conmigo, somos una red de conexiones enorme. Sabemos cosas tristes sobre la vida de los chicos porque ellos deciden compartirlas. Y eso nos hace ver que no solo son BTS, sino también seres humanos, hijos, hermanos, nietos, amigos. Su humanidad me emociona. Yoongi contándonos alguna vez sobre su depresión, Namjoon preguntándose para qué vivimos, y revirtiendo ese pensamiento al decir ‘voy a vivir con la misma intensidad que quiero morir’. BTS no solamente son 7 hombres cantando y rapeando, componiendo y bailando. Nos mostraron que desde 0 se puede llegar, que se puede estar mal, que se puede estar bien. Que juntos podemos cambiar realidades”.
Leilen menciona la gran cantidad de proyectos en los que tanto BTS como ARMY se han involucrado, logrando recaudar sumas muy grandes para donar a diferentes causas.
Resulta innegable que el grupo ha logrado trascender férreas barreras culturales y ser un núcleo expansivo de importantes fuerzas de acción colectiva. Además de romper junto a BTS records de carácter industrial tales como “el video musical de youtube con más reproducciones en las primeras 24 horas” (el susodicho Dynamite, con el exorbitante número de ¡101.1 millones!), ARMY se ha organizado en cientos de campañas de acción social, en diferentes continentes y, en su mayoría, de manera independiente a las indicaciones del grupo. Quizás el ejemplo más prominente sea la donación de más de 1 millón de dólares a la campaña #MatchAMillion para el movimiento Black Lives Matter. La recaudación se logró en 24 horas y no fue impulsada explícitamente por BTS.
“Hay una realidad que nos une a todos como sociedad, y BTS nos unió incluso más. Ser parte del fandom es como ser parte de una familia, tener apoyo incondicional, es un abrazo que une todas las partes rotas. Sé que soy más feliz desde que los conocí, y estoy eternamente agradecida.”, concluye Leilen.
“Además de hacerme feliz, su música me hace sentir acompañada”, confirma Evangelina, que también es santafesina y tiene 24 años. “Identificarme con sus letras hace que me sienta entendida, me hace saber que no estoy sola. Ellos me dan fuerza y son mi ejemplo a seguir, porque veo todo el trabajo que hacen por algo que aman”.
“La primera impresión que tuve es que eran tremendos bailarines y performers, y teniendo desde chica amor por el baile, fue lo primero que me gustó de ellos”, me comenta. “A medida que pasaban las semanas y me adentraba en su discografía, terminé enamorándome de su música.”
Una vez más, el elemento de la experiencia personal de los ídolos como exponentes generacionales resulta ser el punto más fuerte de conexión.
“Creo que lo que más me conecta con ellos son sus historias y sus personalidades. Son transparentes. Viven una vida súper movida, con mucha exposición, plata, y lujos, pero al fin y al cabo son pibes normales de 26, 27 años. En parte representan a los jóvenes de hoy, y aprovechan su posición para llevar temas importantes a las mesas de los representantes de varios países, como lo han hecho en sus discursos frente a la ONU. Creo que ni ellos se imaginaban que podían llegar a ese lugar, pero lo hacen muy bien y es algo que como fan me llena de orgullo.”
Discurso ante la ONU
En el 2018, BTS asistió a la Asamblea General de Naciones Unidas para dar un discurso en apoyo a la campaña #EndViolence y el lanzamiento de #GenerationUnlimited, asociación global creada para proteger a las juventudes de la violencia y ayudarlas a obtener educación, capacitación o empleo de calidad. El discurso giró en torno a la idea del amor propio como motor para la acción. A finales del año pasado volvieron como enviados especiales para las generaciones futuras y la cultura por el entonces presidente surcoreano Moon Jae-in, en el marco del Momento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y expusieron una síntesis de lo que significa la pandemia para la proyección del futuro desde las juventudes.
Le pregunto a Juana (20 años, Buenos Aires) cuál es su disco favorito de BTS. “Va cambiando con el tiempo. Tengo un gran amor por Dark & Wild (2014) y toda esa era de sentimientos a flor de piel, adolescentes y pasionales. Pero actualmente mi favorito es BE (2020). Ese álbum significó muchísimo para mí a nivel personal. Abrazaron la angustia que sintieron los primeros momentos de la pandemia y la convirtieron en algo maravilloso. ‘Sacar belleza de este caos, es virtud ¿o no?’, diría Cerati.”
Juana dice que se acercó a BTS por sus letras. “Me conecto con ellos leyendo lo que crean. Algunas de las primeras canciones que escuché fueron Spring Day, Tomorrow y Zero o’clock. Venía de artistas en los que el único tópico que predominaba era el amor romántico adolescente, y sin el cual te morías solo. Esa idea no me consolaba. Las letras de BTS me consolaron. Después los conocí a ellos y me encantó su forma de presentarse antes lxs fans, con tanta entrega y sinceridad. Conocí otra forma de amar gracias a ellos.”
“Luchar en contra del prejuicio, luchar por nuestra generación, luchar por mí música”, reza una de las páginas del material gráfico que viene con la antología. Si Proof da cuenta de un terreno conquistado,no se trata únicamente de un terreno sembrado por lo artístico, lo industrial y lo cultural, sino también -y muy intensamente-, por lo afectivo.
He ahí la raíz del fenómeno BTS: una propuesta que se abre a la vulnerabilidad de las preguntas ¿qué es lo que necesitamos decir y escuchar ahora? ¿a qué pertenecemos y cómo nos mantenemos unidxs? y ¿cómo operan nuestra existencia, nuestra voz y nuestro silencio, sobre el mundo tal y como es? Como en todos los casos, la apertura a la vulnerabilidad vehiculiza un canal afectivo que hace florecer proyecciones sobre lo que somos y lo que podríamos o quisiéramos ser. Es en el medio de esas preguntas que aparece la posibilidad de generar lazos fuertes con nosotrxs mismxs y con lxs demás. Quizás por eso la gente ama a BTS, incluso acá: bastante literalmente, al otro lado de un mundo que, sin embargo, no deja de ser el mismo.