En ocasión del 101 aniversario de la ciudad, el Gobernador provincial nos deja algunas reflexiones sobre lo que significa Río Grande.
USHUAIA.- En alguno de los viajes que hice a Buenos Aires como Intendente de Río Grande varias veces me preguntaron “quién fundó la ciudad”. Y siempre me sentí orgulloso de dar esta respuesta: de donde yo vengo a las ciudades las funda la gente. Después puede venir un decreto o una norma que oficialice algo que en los hechos ya estaba. Pero a las ciudades las hacen su gente.
Hay un poema que se lo atribuyen a Mariano Moreno y seguramente así lo sentía. Pero en realidad es de autoría de Julia Prilutzky Farny y nos dejaba una gran definición para esto que estamos hablando: “Allí donde partir es imposible, donde permanecer es necesario. Donde nunca se está del todo solo, donde cualquier umbral es la morada. Allí donde se quiere arar y dar un hijo. Allí donde se quiere morir… allí está la patria”.
Y es que acá en el sur siempre estuvo todo por hacerse. Siempre lo está. Y si hay alguien que está dispuesto a hacerlo son los hombres y las mujeres que la habitan.
Esa es una buena síntesis de lo que significa Río Grande. Más que una ciudad, un lugar en el mundo hecho a imagen, semejanza y sobre todo, hecha en base a los sueños de quienes la fueron construyendo. Y eso es fundarla, cada día.
Río Grande se viene haciendo desde hace 101 años. Desde la patriada de aquellos primeros pobladores, pasando por los cientos y miles que fueron llegando desde distintos puntos del país.
Riograndenses por derecho propio, porque de sus manos, de sus esfuerzos, de sus desvelos y de sus esperanzas fueron creciendo las calles y las plazas, las casas y las escuelas, los comercios. La vida misma. La vida del presente, que siempre es dura en estas latitudes. Y la vida por venir, que será mejor por prepotencia de trabajo, como decía el gran escritor Roberto Arlt.
Y la vida por venir, que será mejor por prepotencia de trabajo, como decía el gran escritor Roberto Arlt.
Porque Río Grande se ha hecho con el trabajo de todos y todas. Una tierra sembrada de trabajo desde sus primeros días no puede dar otro fruto que no sea el trabajo para quienes la habitan. Ahí radica su esencia. Es su paisaje, sus costas, las aguas que la bañan, la helada que la cubre, el sol estallando en sus amaneceres únicos y las sombras que se estiran en los meses del largo invierno.
Pero el mejor paisaje de esta tierra siempre será su gente.
¿Qué otra cosa puede hacer uno, sea cual fuere el rol que le toque ocupar, que no sea trabajar para seguir fundándola día a día?
He tenido el orgullo y la responsabilidad de ser Intendente de este bendito lugar durante ocho años. Y no hubo un solo día que no haya hecho honor a ese mandato primero y esencial: trabajar por esta tierra, por los sueños colectivos, por la promesa íntima e ineludible de un futuro mejor para sus habitantes.
Así lo hicieron los sacrificados pioneros, hombres y mujeres visionarios; también los que construyeron cimientos, los que llegaron a instalar sus esperanzas y ganarse el pan. Y lo siguen haciendo hoy los docentes, los trabajadores de la salud, los obreros en la construcción y en las fábricas, los comerciantes, los agentes públicos, los que nos cuidan en las calles. Todos y todas.
La patria no se mide en kilómetros cuadrados
Hoy, desde la Gobernación provincial, el compromiso de trabajo sigue firme. Con una mirada más amplia, cierto, con una visión de conjunto, también. Con una mayor responsabilidad, claro que sí. Pero aprovechando al máximo la oportunidad que me da este cargo para hacer grande esta tierra y felices a quienes la habitan.
Nadie puede decirle a un riograndense, ni a un fueguino o fueguina, que hay que trabajar para salir adelante; porque está en su ADN; no sabe, no puede, no quiere hacer otra cosa. Y nadie tampoco puede decirle cómo es eso de adaptarse a los tiempos. Hemos pasado el siglo de vida adaptándonos a los desafíos del presente y preparándonos para lo que viene.
Gran parte de nuestro trabajo es pensar y proyectar; ver los nuevos desafíos, las oportunidades que los tiempos por venir traen consigo.
Los nuevos tiempos nos imponen un trabajo articulado y comprometido entre el sector público y el sector privado. Es en esa conjunción de esfuerzos y de miradas compartidas que Río Grande ampliará sus horizontes productivos, laborales, sociales. Con la concreción del puerto, con la explotación hidrocarburífera, con energías sustentables como el hidrógeno verde. Y también con la industria del conocimiento. Allí también radica gran parte de nuestra riqueza: en la potencialidad de miles de jóvenes con la capacidad, el compromiso y las ganas de progresar.
Ese es el futuro que estamos sembrando con el trabajo de hoy. Como desde hace 101 años. El de hacer cada día más grande nuestra patria. Porque la patria no se mide en kilómetros cuadrados. Este sábado celebramos un nuevo aniversario de nuestra Independencia, el cierre de un proceso emancipador que comenzó en Mayo de 1810.
Hay un poema que se lo atribuyen a Mariano Moreno y seguramente así lo sentía. Pero en realidad es de autoría de Julia Prilutzky Farny y nos dejaba una gran definición para esto que estamos hablando: “Allí donde partir es imposible, donde permanecer es necesario. Donde nunca se está del todo solo, donde cualquier umbral es la morada. Allí donde se quiere arar y dar un hijo. Allí donde se quiere morir… allí está la patria”.
Qué duda cabe que nuestra patria es Río Grande, es Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur!