Las Romero fueron parte de distintas bandas de mujeres pioneras en la escena de la cumbia tropical de los años 60, como Pina y Las de Batunga e Ianka y sus Tropicanas. En los 70 armaron su propio grupo, Las Rebeldes, con un repertorio que incluía el rock and roll. Luego transitaron los 80 como “metaleras”, al mismo tiempo que, con el Cuarteto Infarto, se animaron al chamamé.
Nony, Alicia, Graciela, Odila y Norma Romero eran cinco hermanas que, con sus voces y sus instrumentos, no solo iniciaron el camino de bandas formadas íntegramente por mujeres sino que también se animaron a distintos géneros de la música popular, en un espectro que iba de la cumbia al rock o, del metal al chamamé.
En la escena de la cumbia tropical de los años 60
Nony Romero y sus cuatro hermanas menores aprendieron música de oído, desde niñas. Nacidas en Concordia, Entre Ríos -todas, excepto la menor- crecieron en Tigre, donde se había mudado su padre, un guitarrista profesional. Entonces fue lógico que tomaran el camino de la música, formando parte de bandas integradas por mujeres a lo largo de sus carreras.
Así, Alicia Romero fue percusionista y corista del grupo Ianka y sus Tropicanas, que grabaron tres discos en los años 60, y participaban asiduamente en el programa televisivo “Escala Musical”, que conducía Jorge Beillard.
Nony, la mayor de las Romero, fue parte de Pina y las de Batunga; su instrumento era la guitarra, pero, ante la salida de la cantante y la baterista, le pidieron hacerse cargo de esos puestos. “Ellas hacían cumbia y cuando yo entré, les cambié un poquito el repertorio, porque yo hacía twist y rocanroles, y a Pina, la líder de la banda, le gustó. Entonces ahí arrancamos a hacer también esos géneros”, cuenta Nony para esta nota. Así nació su romance con la batería, que no fue el único que le dio esa banda porque ella y el manager, Jorge Preto, se enamoraron y, esta vez, Pina se quedó sin batería y sin manager: Jorge le propuso casamiento y también que formara una nueva banda. Corría el año 1969.
Las Rebeldes
Fue entonces que Nony convocó a tres de sus hermanas: Graciela en el bajo (quien era guitarrista pero Nony se encargó de entrenarla para tocar el nuevo instrumento); Alicia y Odila en voz; y para las guitarras, llamó a otras dos músicas: Yolanda Alfonso y Eva Cabrera. Así quedaron conformadas Las Rebeldes.
“En tres meses arrancamos”, cuenta Nony. Sus primeros shows fueron en clubes: San Lorenzo, Vélez Sarsfield y Comunicaciones. Tres años después, llegaba el turno de que se incorpore la quinta hermana, la menor, Norma, que hizo su ingreso con tan solo 12 años y acompañó desde entonces a Nony durante los 22 años que duró la banda.
Los cambios de formación fueron muchos. “Las otras se fueron casando, se fueron casando y se jodieron, porque nosotras dos nos re viajamos todo, estuvimos por todos lados. Se arrepintieron todas”, explica Nony entre risas.
En efecto, Las Rebeldes hicieron varias giras por los países limítrofes (Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia y Brasil) y por toda la Argentina. Tocaban en bailes, a veces hasta cinco en una sola noche, y en varios teatros de todo el país y otros tantos de Buenos Aires, como el Odeón, donde fueron contratadas como músicas estables para el café concert del humorista Carlos Perciavale; eran las encargadas de abrir el show con un tema propio y acompañar con música en vivo las presentaciones de los artistas. “Había mucho machismo -recuerda Nony-, nos tiraban a matar los tipos. Una vez intentaron sacarnos del teatro Odeón por no ser músicas profesionales, no leíamos partituras, tocábamos de oído”.
Además de teatro, Las Rebeldes incursionaron en la pantalla grande con su participación en la película “Los éxitos del amor” (1979, con Ricardo Darín como protagonista) interpretando el tema “Lita”, de Leo Dan.
Esto se dio a raíz del padrinazgo de Cacho Castaña, con quien compartían manager. Cacho fue quien había mediado para que grabaran en RCA Víctor un single promocional y su primer álbum, “Llegaron Las Rebeldes” (1976), con doce temas, varios de autoría de Nony, y hallazgos empoderados como “En la cuadra de mi casa”, donde Nony se le planta a un acosador del barrio y le dice: “No seas pavote / déjame pasar / porque si me enojo / la vas a ligar”.
Rebeldes del Rock… ¡y el chamamé tropical!
Las Rebeldes tenían varios repertorios, uno más comercial, y otro constituido por la música que a ellas más les gustaba, el rock. A comienzos de los 80, hicieron muchos covers de Barón Rojo, Riff, Status Quo, Kiss, Queen y Tina Turner, entre otros. Y a mediados de la década, anclaron definitivamente en el rock pesado, fueron incluso teloneras de Riff en tres oportunidades, y cambiaron su nombre a Las Rebeldes del Rock.
Pero ese no sería el único cambio: Nony tuvo la idea de hacer una banda paralela de chamamé tropical, que “estaba de onda” y se lo propuso a Cacho Castaña como productor. Así formaron el grupo Cuarteto Infarto y grabaron el disco “Taquicardia” (1984), producido por el sello Bakanal, con Nony en timbaletas y voces, Norma Romero en tumbadora, guitarra rítmica y voces, Yolanda Alfonso (Yoly) en guitarra y voces, y Laura Guiarrusso en bajo y voces.
Con esa misma formación, pero como Las Rebeldes del rock, en 1986, sacaron por Microfón un simple con las canciones “El Bichito Travieso” y “La Novia Rockera”, y graban el disco de rock pesado “Simples Guerreras” (1986), con 12 canciones en clave metalera. Suena la letra de la canción que le da nombre al álbum y una explicación al cambio de rumbo:
“Somos simples guerreras / pero guerreras del metal / nos ignoran en todos lados porque somos mujeres nada más. / Dicen que con esta música no llegaremos a ningún lugar / nuestra historia es muy simple / seguiremos haciendo metal.”Las Rebeldes
Recientemente, el músico y coleccionista Zelmar Garín, responsable de la digitalización de todo el material discográfico de Las Rebeldes, les dedicó un capítulo de su podcast “Vinilo y Sustancia”, en el que decía, sobre estas multifacéticas músicas: “Hay en sus letras denuncia, una cuestión de resistir, perseguir un sueño”
Lo hay en sus letras, y en su historia: la que supieron escribir con pulso firme para dejar su huella en distintas escenas de la música popular argentina.