Liz Truss dio marcha atrás con su paquete económico y dijo aceptar su responsabilidad y “lamento los errores cometidos”,
REINO UNIDO (Telam).- La primera ministra británica, la conservadora Liz Truss, admitió este lunes que cometió “errores” pero se mostró decidida a seguir en su cargo, horas después de que una marcha atrás de su Gobierno con una serie de recortes impositivos dañara aún más su autoridad.
“Quiero aceptar mi responsabilidad y lamento los errores cometidos”, declaró Truss, cuya permanencia en el cargo parece pender de un hilo a apenas seis semanas de haber asumido, en una entrevista con la cadena pública BBC.
“Seguiré en mi puesto para cumplir mis compromisos por el interés nacional”, añadió.
Truss puntualizó que quiso “ir muy lejos y muy rápido” y aseguró que seguirá encabezando el Partido Conservador hasta las próximas elecciones, previstas para dentro de dos años, y en las que el opositor Partido Laborista es el gran favorito.
“Actué rápidamente para reparar esos errores”, agregó Truss, de 47 años, en un mensaje que pareció dirigido al interior de su partido, donde según la prensa se han multiplicado las maniobras tras bambalinas para obligarla a dejar el cargo.
La entrevista llegó horas después de que el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, anunciara en la Cámara de los Comunes del Parlamento la supresión de casi todas las medidas fiscales presentadas hace tres semanas por el Gobierno.
La decisión tuvo el doble objetivo de calmar a los mercados financieros -que cerraron en alza tras el anuncio- por un lado, y de buscar proteger a Truss de los cuestionamientos de su propio partido y de la oposición laborista aun al precio de desbaratar toda la agenda económica de la premier.
“Daremos marcha atrás a casi todas las medidas fiscales anunciadas hace tres semanas”, dijo Hunt ante los diputados, con Truss sentada a su lado con rostro impasible, sin intervenir en ningún momento.
Truss rechazó una exigencia laborista de que ella misma explicara al Parlamento su giro de 180 grados antes de la intervención de Hunt.
La líder de la Cámara de los Comunes, la diputada conservadora Penny Mordaunt, la justificó diciendo que no pudo hablar antes que Hunt porque justo “se vio retenida por un asunto urgente”.
El líder laborista Keir Starmer acusó a la primera ministra de dejar un “vacío total” en el Gobierno, mientras que un diputado de su partido dijo que Truss estaba “escondida debajo de un escritorio”.
Los mercados financieros británicos se sumieron en un gran nerviosismo y volatilidad luego de que Truss y su anterior ministro de Finanzas, el ultraliberal Kwasi Kwarteng, anunciaran el 23 de septiembre medidas para tratar de lidiar con una fuerte alza en el costo de vida.
El paquete de medidas, incluido en un “minipresupuesto”, mezclaba importantes ayudas públicas a las facturas energéticas y recortes de impuestos, pero no incluía nada para financiarlo más allá de engordar la ya muy abultada deuda pública británica.
La reacción bursátil adversa y una ola de recriminaciones y críticas tanto conservadoras como laboristas derivaron en la destitución de Kwarteng el viernes pasado y en su reemplazo por Hunt.
En su intervención de este lunes, el nuevo ministro de Finanzas dijo que recortes de impuestos por 45.000 millones de libras anunciados el mes pasado serán reducidos en 32.000 millones de libras.
También se eliminaron los recortes a los impuestos sobre los dividendos y las compras libres de IVA para los turistas internacionales, junto con la congelación de las tasas de impuestos sobre el alcohol, prosiguió.
Además, ayudas a los hogares para hacer frente a las costosas facturas energéticas -una de las medidas más promovidas por Truss, se limitarán a seis meses, hasta abril, en lugar de los dos años prometidos por Kwarteng.
Tras adelantar estos cambios, Hunt dijo que presentará, como estaba inicialmente previsto, un plan presupuestario completo el 31 de octubre, junto con las previsiones para la economía británica realizadas por el organismo público OBR.
Truss había enfrentado a la prensa el viernes pasado para anunciar el cambio del ministro de Finanzas y modificar sus polémicas medidas fiscales. En la conferencia de prensa se mostró muy tensa, eludió preguntas sobre su posible dimisión y se marchó al cabo de ocho minutos.
Tras este nuevo golpe a su credibilidad, la jefa del Gobierno prevé una inminente reunión con los diputados de su Partido Conservador para intentar convencerlos de que la mantengan en el cargo, informaron medios locales.
Según esos medios, varios legisladores conservadores barajan hace días nombres para remplazarla, pese a una acuerdo al interior del partido de no presentar desafíos a su liderazgo durante un año.
En el Parlamento y junto a Hunt, la premier estuvo callada y con la mirada ausente, según la agencia de noticias AFP.
“Quiero ser completamente franco sobre la magnitud del desafío económico al que nos enfrentamos”, dijo Hunt, parado al lado de Truss.
Truss es el cuarto primer ministro conservador que tiene el Reino Unido desde el referendo del Brexit en 2016, y varias figuras de la derecha británica consideran que debería dimitir, tras solo 40 días en el cargo.
El diario The Times enumeraba hoy un listado de posibles reemplazantes.
El plan económico de Truss y Kwarteng había generado temores de que las finanzas públicas británicas se descarrilaran.
La libra cayó y el costo de la deuda pública se disparó, encareciendo a su vez el interés de los préstamos a familias y empresas.
El Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para evitar que la situación se convirtiera en una crisis financiera, con un masivo programa de compra de deuda a largo plazo que terminó el viernes.
En un indicio de que los anuncios de Hunt para garantizar la estabilidad de las finanzas públicas británicas pueden tranquilizar a los mercados, ya antes de su mensaje televisado la libra subió 1,08% frente al dólar hoy, cambiándose a 1,1293 dólares.
Por su parte, las tasas de interés de la deuda pública a 30 años cayeron al 4,48%, reflejo también de una respuesta favorable de los inversores.
Hunt avanzó durante el fin de semana que tendría que tomar medidas “duras”, con subidas de impuestos y recortes de gastos en todos los ministerios, un cambio radical respecto de su plan inicial de impuestos bajos para incentivar el “crecimiento económico”.