Todos conocemos las recomendaciones sobre realizarse una mamografía anual o cada dos años a partir de los 40 años para detectar precozmente el cáncer de mama. Pero además de esto hay otros factores muy importantes a mejorar en relación al diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama en nuestra provincia
Según lo que mi mente me permite recordar, la primera vez en mi vida que oí hablar acerca del cáncer de mama fue en mi niñez y la que me habló acerca de esta enfermedad fue mi propia madre. Ella me contó que su mamá, mi abuela Julia, había fallecido a una edad muy joven por esta terrible enfermedad en los años 70. No recuerdo muy bien, pero según el relato de mi madre, mi abuela falleció muy poco tiempo después del diagnóstico. Por suerte mi mamá y sus hermanos que eran todos apenas unos niños tuvieron la contención familiar y amorosa de varios tíos quienes los adoptaron como sus propios hijos y una gran camada de primos crecieron todos juntos como verdaderos hermanos. Hoy en día, casi medio siglo después, el cáncer de mama sigue siendo una amenaza latente para las mujeres de todas las edades, en todo el mundo. Pero, al igual que el caso de mi abuela, cada paciente que es diagnosticada de un cáncer de mama trae consigo toda su historia de vida familiar y la enfermedad repercutirá en todos los aspectos de la vida de esta mujer.
Es en este hecho en el que radica la verdadera importancia de los programas tendientes a la detección temprana de esta enfermedad. Si bien es cierto que las estadísticas son fundamentales para tomar decisiones acerca del uso de los recursos en salud, debemos comprender que más allá de esos fríos números estadísticos, cada caso de cáncer de mama diagnosticado en una etapa temprana gracias a una mamografía realizada de manera oportuna es probablemente una vida salvada o al menos las posibilidades de curación son mayores y también las posibilidades de no requerir tratamientos tan agresivos para enfrentar esta patología. El primer nivel de alerta es el individual, es al que apuntan la mayoría de las campañas como el “Octubre Rosa” y muchísimas actividades para crear esa conciencia de cuidado en todas las mujeres. Esto también despierta el deseo de la población de aconsejar a las mujeres de su entorno como familiares, amigas o vecinas a realizarse este control mamográfico. Pero además de este nivel individual de concientización, es necesario el compromiso de los funcionarios de gobierno tendientes a dar respuesta a la demanda poblacional relacionada con esta enfermedad.
En la actualidad en nuestra provincia escasean los especialistas en patologías mamarias (mastólogos) lo cual es un gran obstáculo para poder diagnosticar a tiempo el cáncer de mama. Tengamos en cuenta que la mamografía por si sóla no puede salvar la vida de una paciente, la mamografía sólo descubre radiológicamente un probable tumor maligno mamario, pero luego es necesario hacer más exámenes médicos.
Es aquí donde el sistema de salud podría mejorar la respuesta que le brinda a la población de la provincia de Tierra del Fuego en la actualidad, mediante decisiones firmes y ejecutivas. Los mamógrafos del sistema público están operativos en la actualidad, sin embargo en el “día a día” del consultorio se escuchan los reclamos de los pacientes en las demoras para conseguir un turno para la realización de este y otros estudios mamarios fundamentales como una ecografía mamaria. Tenemos aquí dos factores que se deben mejorar de manera urgente en nuestro sistema sanitario, para poder brindarle a la comunidad mejores oportunidades de sobrevivir al cáncer de mama:
- Se necesitan más especialistas en mastología en Tierra del Fuego.
- Se debe optimizar el acceso de las pacientes a los turnos para realizarse mamografías y ecografías mamarias.
Con todo esto estoy queriendo decir que el despertar de la conciencia de la comunidad mediante las actividades del Octubre Rosa es muy valorado y lo aplaudo, pero además de acordarse del cáncer de mama en este mes de Octubre es necesario que las autoridades tengan una política de Salud Pública que le de mayor prioridad a solucionar esos dos aspectos mencionados. Porque prender luces rosas en edificios no estaría siendo la solución deseada por una paciente que esté leyendo estas líneas y que no puede conseguir un mastólogo en la provincia o no puede conseguir un turno para hacerse un estudio mamario.
Desde el momento en que una mamografía nos avisa que es probable la existencia de un cáncer de mama es necesario actuar con celeridad: tomar una biopsia, analizarla, hacer la consulta oncológica, hacer estudios para evaluar la extensión del cáncer en el cuerpo, actuar en equipo con psicología y mastología, evaluar si es conveniente operar o hacer quimioterapia o radioterapia, etcétera. Cada uno de esos pasos tiene una demora normal que se ve acrecentada si el mismo sistema de salud no le da prioridad a este tipo de casos.
Como lo ilustra al comienzo del artículo la historia de mi abuela hace más de 40 años atrás, hoy en día seguimos lamentando el fallecimiento de mujeres jóvenes, en muchos casos con hijos pequeños, por la agresividad de esta enfermedad. A pesar de los avances en el diagnóstico y en los tratamientos modernos esta enfermedad sigue siendo un desafío para la medicina de nuestros tiempos. Por eso una mamografía realizada de manera oportuna sigue siendo la mejor opción para encontrar la enfermedad en una etapa temprana y de esta forma tener mejores opciones de sobrevivir a este temido cáncer.