El acuerdo Celac-UE debe ser un «desarrollo equilibrado»

El presidente Alberto Fernández planteó ayer la necesidad de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE) vayan hacia un acuerdo de asociación que garantice «un desarrollo equilibrado» sobre la base de un intercambio comercial «justo y equitativo, basado en el respeto mutuo».

BUENOS AIRES (TELAM).- Alberto Fernández pronunció estos conceptos al hablar en la apertura de la III Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en el Edificio Europa en Bruselas.

Allí, Fernández -quien habló en su carácter de expresidente pro tempore de la Celac- afirmó que «América Latina y el Caribe es una región marcada por profundas brechas socioeconómicas, donde millones de personas enfrentan la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos».

«Nuestro objetivo primordial pasa por afianzar la integración latinoamericana y caribeña», indicó el mandatario argentino, y recordó que la pandemia de Covid-19 «demostró la importancia de la solidaridad» entre las naciones de esa región.

Además, puso en valor a la Celac «como mecanismo de diálogo y concertación política, en un contexto en que las instituciones multilaterales fueron puestas a prueba por una crisis sin precedentes».

Remarcó que el problema de la deuda externa «también atormenta a muchos países hermanos», para luego señalar que «América Latina y el Caribe es la región más endeudada del mundo en desarrollo», con un promedio del «77% del Producto Bruto regional» comprometido al pago a acreedores.

En otro tramo de su discurso, el presidente argentino evaluó que el «acto de asociación» entre los países de la Celac y la UE «supone la existencia de partes que se entienden en la búsqueda de un desarrollo equilibrado» que exige que ambas «se beneficien en el acuerdo», y advirtió que cuando solo lo hace una sola «deja de ser un acuerdo y empieza a parecerse a una estafa».

«Nuestras regiones deben promover un comercio justo y equitativo, basado en el respeto mutuo», se dirigió Fernández a los mandatarios europeos.

Precisamente sobre Europa reconoció «valores compartidos» y enumeró que «la promoción y el respeto irrestricto de los derechos humanos y las libertades individuales, la democracia y el estado de derecho son aspectos centrales».

«Para dar sustento a estos valores y construir sociedades más justas, debemos promover políticas inclusivas que garanticen el acceso igualitario a la educación, la salud, el empleo digno y la protección social», indicó.

Y agregó: «Es responsabilidad de nuestros gobiernos trabajar en conjunto para garantizar que nadie quede al margen de la sociedad y atrapado en el pozo de la pobreza».

También habló del impacto del cambio climático como «otro de los temas prioritarios» de la agenda común entre ambas regiones y refirió que «las consecuencias del calentamiento global están afectando de manera desproporcionada» a las regiones expuestas a esos fenómenos extremos.

«Europa sabe bien que somos proveedores de oxígeno que brindan nuestras selvas, nuestros bosques y nuestros montes; Europa y el norte desarrollado saben bien que somos acreedores ambientales, aunque nunca hemos sido tratados de ese modo», puntualizó.

Y dijo que «resulta necesario que el mundo desarrollado cumpla con el compromiso asumido de proporcionar los recursos financieros necesarios» que permitan «desarrollar energías limpias y sustentables».

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