El teniente de Navío, psicólogo Luciano González, se convertirá en el primero de su escalafón en residir un año entero en la base antártica conjunta Belgrano II.
USHUAIA (La Gaceta Marinera).- Hacia 1974, el Ministerio de Salud de la Nación había propuesto el Servicio Nacional Integral de Salud un proyecto que reconocía a varias especialidades vinculadas a la atención médica, dejando de lado a los psicólogos.
En respuesta a esto, del 11 al 13 de octubre de ese año se realizó en Córdoba el Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología, solicitando la inclusión de estos especialistas en el nuevo Servicio. Desde entonces, cada 13 de octubre se celebra el día de los profesionales de la salud mental.
49 años después, el teniente de Navío Psicólogo Luciano González, se prepara para otro hito histórico no sólo para su carrera profesional, sino también para todo su escalafón: invernar en la Antártida.
Oriundo del barrio porteño Flores, Luciano estuvo destinado previamente en la Escuela Naval Militar, en el Hospital Naval Buenos Aires “Cirujano Mayor Doctor Pedro Mallo”, en la Dirección General de Educación de la Armada, e integró la dotación del rompehielos ARA “Almirante Irizar” durante la última Campaña Antártica de Verano (CAV 2021-2022). Ahora viajará nuevamente al Continente Blanco, pero esta vez para invernar allí durante el transcurso del próximo año.
“Esto se da en el marco de un proyecto de investigación para el Laboratorio de Cronofisiología del Instituto de Investigaciones Biomédicas, de la Universidad Católica Argentina”, comenta. Esta iniciativa viene desarrollándose desde hace 10 años y está dirigida por el doctor Daniel Vigo. Además, hay un interés de la Agencia Espacial Europea, ya que se piensa a la Antártida como análoga al espacio, por sus características geográficas y climáticas.
La investigación estará enfocada entonces en la cronobiología e implica el estudio de la alteración del ritmo circadiano en la Antártida. En otras palabras: cómo afecta a las personas la modificación de sus patrones de vigilia y sueño en ese entorno: “De cara al futuro, el objetivo será poder utilizar los datos obtenidos de manera que puedan beneficiar a las Fuerzas Armadas, aportando una nueva perspectiva a nivel militar”, señala.
“Es una experiencia muy enriquecedora porque demuestra la importancia del Comando Conjunto Antártico. Ya no trabajamos de manera aislada, sino junto al Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina. Somos varios de diferentes especialidades y cada uno contribuye en la elaboración de publicaciones científicas. La idea no es sólo invernar, sino también trascender las fronteras de la Antártida y generar conocimiento”.
Para Luciano, además, el desafío formará parte de su tesis doctoral, lo que le añade un plus al viaje. “Académicamente es un logro enorme y se da gracias a que la Armada permitió que continúe con mi desarrollo profesional. Nunca encontré obstáculo alguno que me impida avanzar en mi formación”.
Su relación con la Antártida
Luego de haber participado de la última CAV a bordo del rompehielos, Luciano decidió orientar su carrera hacia la investigación antártica motivado por las posibilidades que ofrece esa porción del continente tan desafiante como enigmática.
“Me apasioné con la Antártida cuando vi el primer hielo. No voy a olvidarme más, estábamos en el puente de comando con dos médicas que también habían embarcado y sentimos que nos cambió todo. Fue movilizante”, describe sobre sus primeras experiencias en el extremo sur.
Luego, al llegar a la base “Belgrano II”, la más austral del continente -y que será sede de su invernada-, Luciano sintió el privilegio de ser una de las pocas personas en pisar su suelo: “No se puede describir lo que uno vive allí. Desde el silencio, que es muy diferente al que estamos acostumbrados, hasta su geografía; todo es alucinante”.