Boca Juniors volvió a insinuar más de lo que concretó y tras el impacto de la final de Libertadores perdida el sábado pasado ante Fluminense, ayer esbozó un principio de recuperación que finalmente terminó quedando en «casi nada» al igualar 1 a 1 en su visita a San Lorenzo, que por Tabla Anual lo sigue marginando de aquella competencia para 2024 al cerrarse la duodécima fecha de la Copa de la Liga Profesional.
BUENOS AIRES (TELAM).- El golpe de la final de Libertadores perdida era, es y será por mucho tiempo una herida abierta que solamente podrá cicatrizar definitivamente con la obsesión transformada en hecho de alcanzar la séptima Copa, pero para ello siempre, obviamente, primero hay que clasificarse para jugarla, y por el momento el «xeneize» está aun lejos de hacerlo.
Y encima ayer el rival era San Lorenzo, que también marchaba por el mismo objetivo, era local y tiene una estadística histórica favorable en este clásico entre grandes del fútbol argentino.
Sin tiempo para duelos (la ausencia de Fabra se justificó como una distensión del ligamento lateral interno de la rodilla derecha) salió Boca a jugarse uno de sus últimos tres cartuchos para llegar a la Libertadores por Tabla Anual nuevamente con el interinato técnico de Mariano Herrón.
Los dirigidos por Rubén Insúa, en tanto, apostaron a una línea de cinco que aparentó ser demasiado «preventiva» teniendo en cuenta que su equipo contaba con los mismos puntos que Boca y, por lo tanto, las mismas necesidades a la hora de tener que sumar de a tres.
Porque esa protección defensiva fue la que permitió que, como fue referido, su rival se adueñara de la pelota en esos 45 minutos iniciales y perforara especialmente por izquierda con el atrevimiento y la gambeta vertical de Valentín Barco.
Pero todo lo mejor de la tarde quedó para el segundo período, cuando curiosamente a San Lorenzo le hizo bien que Boca se pusiera en ventaja apenas superados los cinco minutos a través de Miguel Merentiel, luego de justamente un regate frontal de Barco y una habilitación precisa para que el uruguayo definiera con un remate diestro y cruzado de izquierda a derecha.
Con la derrota, San Lorenzo se quedaba con chances muy recortadas de acceder a la Libertadores y además ocupando el último lugar de su zona, por lo que a Insúa no le quedó otra que mover la estantería de su banco de suplentes, y así, cambio tras cambio pasó de un 5-4-1 a un 3-2-5, algo que le dio réditos inmediatos.
Es que con esas variantes el protagonismo cambió de dueño y fue San Lorenzo el que empezó a jugar cada vez más cerca del área defendida por Sergio Romero, al que lo salvaron el travesaño, alguna que otra revolcada, un defensor con una intervención providencial, pero no el error del propio «Chiquito», que salió «a cazar mariposas» en un centro de Nahuel Barrios y Adam Bareiro no tuvo inconveniente en cabecear a la red.
Esa igualdad entonó al local y a su afición, que empujó al equipo hacia delante porque «olía» que el triunfo no era un objetivo lejano ni mucho menos.
Y cuando se jugaban los 45 minutos de ese segundo período y San Lorenzo llegó efectivamente a la victoria con un golazo de Barrios, a quien le bajó el balón el ingresado Federico Girotti, aparecieron el árbitro Pablo Echavarría para convalidarlo y el VAR para anularlo cuando la posición adelantada del ex River Plate era imperceptible.
Ahora San Lorenzo suma 58 unidades en la Tabla Anual, a solamente una de Rosario Central, que es el último que está entrando, mientras que Boca está a tres de los «canallas», pero con Defensa y Justicia por delante con los mismos puntos que los de Boedo.
Eso si, para clasificarse a los cuartos de final de esta Copa de la Liga los dos quedaron prácticamente afuera, ya que están a seis unidades de ese grupo de cuatro que entran por la zona B y encima con seis equipos en el medio.