Líderes mundiales rindieron homenaje hoy al ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, quien falleció anoche a los 100 años, y cuya influencia en la política internacional fue tanto admirada como profundamente criticada.
TELAM.- Desde Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó sus condolencias y dijo que con Kissinger desapareció “un diplomático excepcional” y “un estadista sabio y visionario”, mientras que destacó que el defensor de la denominada realpolitik “disfrutó durante décadas de una merecida autoridad en todo el mundo”.
“El nombre de Henry Kissinger está unido de forma inseparable de una postura pragmática en política exterior, lo que en su momento hizo posible lograr una reducción de las tensiones internacionales y lograr los acuerdos más importantes entre la Unión Soviética y Estados Unidos, que contribuyeron a fortalecer la seguridad global”, dijo Putin en un telegrama enviado a la viuda del fallecido, informó la agencia de noticias Europa Press.
El presidente de China, Xi Jinping, envió hoy un mensaje de condolencias a su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden. En nombre de toda China, Xi extendió hondas condolencias y expresó simpatía sincera hacia la familia de Kissinger.
En su mensaje, dijo que Kissinger fue un estratega mundialmente reconocido y un viejo amigo y buen amigo del pueblo chino, consignó la agencia de noticias estatal china Xinhua.
Por su parte, el actual secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que Kissinger “realmente marcó la pauta para todos los que siguieron en este trabajo” y que tuvo “el gran privilegio de contar con su consejo muchas veces, incluso hace tan solo un mes”.
“Pocas personas fueron mejores estudiantes de historia”, dijo y añadió: “Incluso menos personas hicieron más para dar forma a la historia que Henry Kissinger”.
Considerado una figura clave para la diplomacia estadounidense luego de la Segunda Guerra Mundial, Kissinger se destacó por negociar el fin de la prolongada guerra de Vietnam, por lo que le fue otorgado el Nobel de la Paz en 1973.
El diplomático, uno de los más poderosos de la historia de Estados Unidos, también impulsó un histórico acercamiento a China y una política de distensión y de control de la carrera armamentista nuclear con la Unión Soviética.
Sin embargo, mucho tiempo después, documentos desclasificados de la Casa Blanca revelarían conversaciones entre Kissinger y el dictador chileno Augusto Pinochet, que demostraron la participación del diplomático en el golpe de Estado en Chile de 1973, que derrocó al entonces presidente Salvador Allende. En este sentido, el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, escribió en X: “Un hombre cuya brillantez histórica nunca pudo ocultar su profunda miseria moral”.
Los detractores también acusaron a Kissinger de apoyar la Operación Cóndor, una despiadada campaña estatal de tortura, terror y asesinato dirigida contra los opositores a las dictaduras de derechas que se hicieron con el control de Sudamérica durante las décadas de 1960, 1970 y 1980 en países como la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú.
Las críticas a Kissinger fueron especialmente fuertes en las redes sociales, donde muchos usuarios publicaron videos de celebración como reacción a su muerte.
La revista Rolling Stone tituló: “Henry Kissinger, criminal de guerra amado por la clase dirigente de Estados Unidos, finalmente muere”.
“La campaña de bombardeos de Kissinger probablemente mató a cientos de miles de camboyanos y abrió el camino a los estragos de los Jemeres Rojos”, escribió Sophal Ear, académico de la Universidad Estatal de Arizona que estudia la economía política de Camboya.
En un libro de 2001, “El juicio de Henry Kissinger”, el escritor Christopher Hitchens defendía que debía ser procesado por crímenes de guerra y contra la humanidad.
Kissinger fue criticado también por permitir que el régimen indonesio de Suharto, un estrecho aliado anticomunista, utilizara su ejército equipado por Estados Unidos para apoderarse de Timor Oriental en 1975.
Kissinger tampoco tuvo reparos cuando la junta militar griega depuso al líder electo de Chipre, el arzobispo Makarios, y Turquía invadió la isla en respuesta.
Un diplomático tan escuchado como polémico, a este hombre de voz ronca y anteojos gruesos le gustaba comentar sus ideas ante los periodistas y en conferencias internacionales.
Con la muerte de Kissinger, Estados Unidos perdió una de sus “voces más confiables y distintivas en política exterior”, dijo el expresidente George W. Bush en un comunicado.
“He admirado durante mucho tiempo al hombre que huyó de los nazis siendo un niño de una familia judía y luego luchó contra ellos en el Ejército de Estados Unidos”, añadió.
“Cuando más tarde se convirtió en Secretario de Estado, su nombramiento como antiguo refugiado dijo tanto de su grandeza como de la grandeza de Estados Unidos”, manifestó.
Kissinger nació el 27 de mayo de 1923 en Fuerth, Alemania, en el seno de una familia judía y se naturalizó estadounidense a los 20 años, una vez que su familia se hubo establecido en Nueva York.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, consideró que “la estrategia y la excelencia diplomática de Kissinger ha dibujado la política global durante todo el siglo XXI”, con una “influencia” y un “legado” que aún repercute.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se refirió a Kissinger como “un gigante” en términos históricos.
“Su siglo de ideas y de diplomacia tuvo una influencia duradera en su época y sobre nuestro mundo”, dijo el presidente francés en su cuenta de X (antes Twitter).
Por su parte, el jefe de Gobierno de Alemania, Olaf Scholz, destacó el compromiso de Kissinger con la “amistad transatlántica” entre Estados Unidos y Alemania y afirmó que el mundo había perdido a “un gran diplomático”.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, dijo hoy en Tel Aviv a Blinken que siempre había sentido “su amor y compasión por Israel en su creencia en el Estado judío”.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha destacado por su parte que es “el fin de una era” y aplaudió la labor de Kissinger no sólo como diplomático, sino también como un pensador “que creía en el poder de las ideas y la importancia del capital intelectual en la vida pública”.