En 2022 se decretó la quiebra definitiva de la ex-Ambassador Fueguina SA. Tras muchas negociaciones, en septiembre de 2023 se concretó el traspaso de la planta a manos del Grupo Mirgor, el conglomerado de la familia Caputo. Antes y después Mirgor hizo muchas promesas, pero el tiempo sigue pasando y muy pocas se han concretado.
BUENOS AIRES (NA).- Los empleados de la ex-Ambassador fueron fundamentales para que el juez de la quiebra termine inclinando la balanza del lado Mirgor. Los mismos ejecutivos del grupo le reconocieron su papel asegurándoles el pago de sus sueldos por 18 meses, esta es justamente una de las pocas promesas cumplidas.
El tiempo pasa, en julio se cumplen los 18 meses y el futuro tanto de los trabajadores como de la planta es totalmente incierto. Cuando Mirgor recibió la plana prometió un rediseño total para actualizarla a las exigencias internacionales.
En teoría este parate de 18 meses se iba a aprovechar para hacer modificaciones importantes en la planta. Pero esta modificaciones importantes se resumieron a una limpieza del galpón donde funcionaba la fábrica. Desde hace meses que en las instalaciones no hay movimientos. No hay gente trabajando en la remodelación prometida.
La gran incógnita es qué pasará con los empleados. Está claro que Mirgor tarde o temprano va a reactivar la planta. Hace años que la familia Caputo estaba deseosa de tener una planta en Ushuaia. No por altruismo, sino porque en Ushuaia los sueldos son más bajos que en Río Grande, y los convenios laborales más laxos.
Una vieja táctica
La maniobra dilatoria parece funcionar. Pasaron casi 18 meses y los ánimos entre los trabajadores ya no son los de antes. Esos ánimos de los que se aprovechó Mirgor para “poner una pata en Ushuaia” y así competir mano a mano con Newsan, ya no existen.
“No hay nadie a cargo ahora, está muy disperso el grupo. Algunos compañeros intentaron hablar con Recursos Humanos, pero lo hicieron individualmente”, le confirmó el martes una fuente calificada a Noticias Argentinas.
No hay nadie que esté a cargo del grupo en general, ningún delegado. Todos están esperando que llegue el momento para ver qué informa Mirgor, porque por el momento, a un par de meses del fin de los contratos, nadie da información de nada. “Se va a terminar el contrato y después será la suerte de cada uno”, grafican entre los empleados de la ex-Ambassador.