La fiscalización del Senasa busca prevenir el ingreso de plagas y enfermedades al país y resguardar la sanidad de la producción nacional.
BUENOS AIRES.- Con el inicio de la temporada de arribo de cruceros a la Argentina a partir de octubre, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) incrementa las inspecciones que realiza habitualmente sobre los residuos regulados de las embarcaciones provenientes del exterior, con el fin de minimizar el riesgo de ingreso y transmisión de plagas y/o enfermedades vehiculizadas por su intermedio que puedan afectar la producción agropecuaria del país.
Los controles se realizan en el marco del Programa de Residuos Regulados del Senasa, que se aplica durante todo el año en embarcaciones como buques de carga, veleros, remolcadores y cruceros y alcanza a los desechos de productos, subproductos y derivados de origen vegetal o animal, resultantes de los ciclos de producción, consumo y comercialización y a los envoltorios, envases primarios y los elementos descartables utilizados para su consumo.
En la temporada de cruceros pasada (octubre de 2023 a marzo de 2024), arribaron a la Argentina 672 barcos de los cuales se descargó y envió a tratamiento 2.613.957 kg de residuos.
De ese total, 545 cruceros recalaron en el puerto de Ushuaia donde se mandó a tratamiento 2.228.202 kilogramos de residuos y 127 naves atracaron en el puerto de Buenos Aires, descargándose 385.755 kg de residuos que fueron tratados.
Previo a estas acciones, el Senasa recibe un “aviso de llegada” de las embarcaciones generado por la Agencia Marítima y, mediante un análisis de riesgo según el origen e itinerario de la embarcación, se determina la necesidad de su inspección física.
Ante ello, los agentes del Senasa a bordo de la embarcación verifican la veracidad de lo declarado en la documentación, constatando origen de aprovisionamiento, condiciones generales de bodegas de víveres, sector de cocina y depósito de residuos a bordo. Finalizada la inspección se indica o no la descarga de los residuos.
En caso de que se disponga la descarga, los residuos, son transportados a una planta de tratamiento donde son procesados bajo ciertas condiciones establecidas en la Resolución Senasa 645/21 para evitar que sean contaminantes. Finalmente, se emite un certificado de disposición final de los residuos.
Con estos procedimientos y ejercicios de control y supervisión en todo aquel punto de ingreso crítico, el Senasa resguarda el patrimonio fitozoosanitario nacional, agregando valor a las exportaciones agropecuarias a distintos mercados.