El Día de la Soberanía Nacional en Argentina celebra la libertad y autonomía de sus ciudadanos, valores defendidos en la batalla de la Vuelta de Obligado.
La fecha alude a la batalla de la Vuelta de Obligado, una confrontación relativamente pequeña que enfrentó a la marina anglofrancesa y a la de la Confederación Argentina en el río Paraná, en 1845, en el marco de un bloqueo que complicó el comercio exterior nacional por un tiempo considerable.
A pesar de que la flota anglofrancesa ganó la batalla, debió aceptar la soberanía argentina sobre los ríos interiores al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas.
La conmemoración fue propuesta en el Congreso en 1974, junto con la repatriación de los restos de Rosas, y promovido a feriado nacional por Decreto de Necesidad y Urgencia el 3 de noviembre de 2010, año del Bicentenario argentino.
¿Qué sucedió en la Vuelta de Obligado?
En lo que hoy es la localidad de San Pedro, a casi 200 km de Capital Federal, el río Paraná se angosta y hace una curva en forma de “S” que dificulta la navegación. En ese sitio, en 1845, las tropas comandadas por Lucio N Mansilla junto con criollos, gauchos, indios, mulatos y mujeres, trataron de impedir que los recién estrenados barcos a vapor de Gran Bretaña y Francia, las dos más grandes potencias económicas, políticas y bélicas de la época, avanzaran sobre el territorio nacional.
En 1845 el Estado nacional argentino estaba en construcción. Juan Manuel de Rosas era gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la entonces Confederación Argentina. La lucha interna entre unitarios y federales sobre cómo organizar el país estaba candente, sobre todo entre correntinos, entrerrianos, santafecinos. Gran Bretaña y Francia querían establecer relaciones comerciales directas con esas provincias sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Juan Manuel de Rosas.
La batalla de la Vuelta de Obligado es considerada como uno de los acontecimientos más destacables en materia de defensa de la soberanía nacional. Visto por muchos historiadores como un símbolo de la unidad nacional junto con su independencia y libertad.
“En marzo de 1845, cuando Justo José de Urquiza (gobernador de Entre Ríos) derrota al oriental Fructuoso Rivera, en India Muerta, el triunfo federal parece definitivo, por lo cual las grandes potencias deciden intervenir: bloquean el puerto de Buenos Aires en el mes de septiembre e ingresan por el río Paraná en noviembre, violando nuestra soberanía. Este hecho debe ser encuadrado en el conflicto económico entre Buenos Aires y el Litoral y la puja política por encabezar la organización nacional”, cuenta Viviana Mallol.
El 20 de noviembre de 1845
En esa curva donde el río se angosta, las tropas comandadas por el general Lucio N. Mansilla, encargado de la defensa del territorio nacional, tendieron tres gruesas cadenas, de costa a costa, sostenidas sobre 24 barcazas para cerrar el paso. Sabiendo que era casi imposible combatir a los invasores debido a la superioridad bélica y tecnológica, la estrategia se fundó en provocarles la mayor cantidad de daños posibles en sus barcos de guerra y en los mercantes, y provocar bajas en soldados y marineros, durante el tiempo en que tardaran en cortar las cadenas.
Los agresores, que creyeron no iban a tener inconvenientes al pasar, finalmente lograron avanzar, dejando un número de bajas en las tropas nacionales diez veces mayor. Si bien lograron cortar las cadenas, se encontraron con nuevos ataques en San Lorenzo y Tonelero, que si bien no les generaron daños significativos, les obligaron a vivenciar la hostilidad de la defensa nacional.
Tras la derrota en Vuelta de Obligado la expectativa comercial para Francia y Gran Bretaña no fue lo que esperaban y regresaron sin cumplir el objetivo mercantil. Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847, mientras que los franceses lo hicieron al año siguiente.
Los tratados de paz recién se alcanzarían en 1849 y 1850.