«Es como hacer los instrumentales de Maradona o de Messi»

El baterista Fernando Samalea y el guitarrista Fernando Kabusacki impulsaron este proyecto que fue escalando en convocatoria. “Más que nada, nos quisimos dar el gusto», dice Samalea.

El año pasado, mientras Charly García ultimaba la salida de La lógica del escorpión, dos de los músicos que grabaron en ese álbum, el guitarrista Fernando Kabusacki y el baterista Fernando Samalea, amenizaron la antesala de tamaña circunstancia articulando una banda que puso el foco en la obra instrumental de la leyenda del rock argentino. Cuando terminaron de ajustar la propuesta, y sin darle mucha vuelta al asunto, decidieron llamarla Los Instrumentales de Charly. Y lo que nació como algo incierto, con algunas pocas presentaciones en Bebop Club, empezó a tener vida propia. Al punto de que fue escalando en convocatoria. Justo por eso, este viernes, a las 20 hs, desembarcará en Niceto Club (Niceto Vega 5510), en lo que será su primer recital en una sala de gran aforo.

“Es un proyecto que comenzaron Kabu y (el tecladista) Matías Mango, y yo tuve la fortuna de sumarme de a poquito, medio de colado”, dice Samalea. El repertorio del grupo abarca desde el primer tema instrumental grabado por García, “Posludio” (partícipe de Vida, álbum debut de Sui Generis), hasta la obra solista del músico, pasando por esas orquestaciones, devenidas en paisajes sonoros, manufacturadas por La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán. De todas formas, el baterista advierte: “Los Instrumentales es un nombre engañoso porque Uma (hija de Kabusacki) canta unas cuantas canciones. Había algunos pasajes que era lindo intentar reproducirlos, y entonces la voz se fue incorporando. Ahora diría que es un concierto cantado en unas tres cuartas partes, y eso le dio otro ímpetu”.

Aunque la frutilla del postre son las recreaciones de las piezas incluidas en las bandas de sonido que el artista firmó: Pubis angelical (1982), Terapia intensiva (1984) y Lo que vendrá (1988). “Yo siempre fui público suyo, y lo sigo siendo. Cuando salió Pubis angelical, recuerdo haber tenido esa sensación de que Charly le hacía un guiño a esas músicas más adultas”, evoca Samalea. “Si bien él había dictado cátedra de modernidad con Yendo de la cama al living, y con todo ese rock sinfónico de La Máquina y Serú Girán, en esa banda de sonido hizo cosas más al estilo de Benny Goodman. Quizá se lo permitía por la influencia que tuvieron en él Renata Schussheim, y el teatro moderno del Grupo Caviar y de Jean François Casanovas. Había algo suyo que conectaba con el music hall”.

Al explicar el proceso de selección y adaptación de los temas de García de parte de Los Instrumentales, el baterista destaca: “Más que nada, nos quisimos dar el gusto. Te imaginarás que es imposible tocar los instrumentales de Charly como si fuéramos Charly. Es como hacer los instrumentales de Maradona o de Messi. Lo hacemos desde nuestra visión, y con nuestras posibilidades. Algunos de los temas que recreamos los toqué anteriormente con él, tanto con Los Enfermeros como con Los Indeseables. Y en la sala de ensayo, ni hablar: eran jams que se daban frecuentemente, lo que terminó por convertirse en mi escuela de improvisación. Es maravilloso revisitar las baterías de Oscar Moro y de Willy Iturri, que fue el primero que entendió que menos era más. Yo hago lo que puedo, desde mi forma de tocar”.

Si bien el primer disco de Charly en el que grabó Samalea fue Parte de la religión (1987), dos años antes ya integraba su banda. “En mis primeras giras exploré el repertorio de Yendo de la cama al living, Clics modernos y Piano bar, y empezamos a estrenar de a poquito ‘Necesito tu amor’, ‘Rezo por vos’ y un tema que no entró en el disco”, repasa el músico, quien reconoce como su primer recital un show de La Máquina de Hacer Pájaros, a los 13 años. “Pude ver desde la primera fila ese proceso de composición. Y como Las Ligas se desmembró luego de la actuación en el Palacio de los Deportes de Madrid (1986), fui el único músico de esa formación que siguió con él. Por eso tuve el privilegio de ir a su casa en Coronel Díaz en las madrugadas para programar los ritmos de Parte de la religión”.

Desde aquel entonces, y salvo por el hiato con la terna chilena que lo acompañó en la primera década de los 2000, Samalea pasó a ser conocido por el ciudadano de a pie como “el baterista de Charly”. “Es un estigma que llevo con mucho orgullo. Me saca una sonrisa, no podría más que agradecerlo”, señala esta pieza fundamental de Los Instrumentales de Charly, agrupación que completan el tecladista Bruno Malinverni y el bajista Paco Arancibia. “También toco el bandoneón, y publiqué más de 10 discos en ese plan. Y giré además con artistas como Gustavo Cerati. Pero en el sentir popular, la gente conoce más mi trabajo con Charly. De hecho, el mote es bastante real porque desde hace 40 años, que se cumplen ahora, grabo en sus discos y cada tanto toco en sus conciertos”.

Otro músico cuyo talento e imagen están asociadas a la carrera solista de García es el Zorrito Von Quintiero. De hecho, en simultáneo a los Instrumentales, Samalea y él formaron una banda que revisita la obra que el icono del rock argentino confeccionó en los años 80 y 90: Beats Modernos, que de paso tiene a Rosario Ortega en voz. “Lo de Beats Modernos es más como una banda de funk que una banda clásica de Charly”, aclara el baterista. “Su tratamiento es más bailable, con guiños nostálgicos e híper populares. Esté presente o no, hay algo de la energía de Charly que hace que todos estemos hablando de él o recordando las cosas que vivimos con él. Es un fenómeno atípico, metafísico y magnético. Es asombroso cómo aún cautiva generaciones dispares”.

Samalea y el Zorrito, junto con María Gabriel Epumer (guitarra) y los hermanos Di Salvo (cuerdas), participaron además en el MTV Unplugged de Charly, que el 4 de mayo celebrará su 30 aniversario. “Pese a que fue una recopilación, es un disco muy recordado por las generaciones posteriores. No tiene retoque, ni sobregrabación”, afirma el artista. “Alex Pels, productor argentino de MTV, le propuso hacer el primer unplugged de un artista latino. En principio, Charly no entendía cómo resolverlo, pero le encontramos la vuelta. Ensayamos unos días en el living de Coronel Díaz, se buscaron las pautas de los arreglos, y luego tuvimos una estadía divertidísima de una semana en Miami. Algo que recuerdo es a Charly con su muñeca Barbie en mano, mientras viajábamos en limusina. Era una escena surrealista”.

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