De Novemdiales a Fumata Blanca, el ancestral protocolo tras la partida del Papa

Fiel a la humildad y sencillez que en vida le caracterizó, El Papa Francisco dejó instrucciones para que sus exequias fueran sencillas similares a las de un obispo. Además, dispuso recibir funerales de cuerpo presente en ataúd de madera y sin honores exclusivos para dignatarios o personajes influyentes, así como su deseo de que su cuerpo descanse eternamente en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, dada su profunda devoción a la Virgen María, petición que rompe con el protocolo por lo que debe ser analizado y, en su caso, aprobado por el colegio cardenalicio en cónclave plenario

Por Fernando Gutiérrez R.- En el solemne momento en que la Iglesia Católica y el mundo despiden al Papa Francisco, se activa un protocolo ancestral que guía los días de luto y la transición hacia la elección de un nuevo pontífice. Este proceso, cargado de simbolismo y tradición, es un camino que entrelaza el recuerdo del Papa fallecido con la esperanza en el futuro de la Iglesia.

Novemdiales: Nueve días de luto y oración

Tras el fallecimiento del Santo Padre, se declara un período de nueve días de luto, conocidos como “Novemdiales”. Esta palabra, derivada del latín “novem dies” (nueve días), marca un tiempo de recogimiento y oración por el eterno descanso del Papa. Durante estos días, se celebran misas solemnes en la Basílica de San Pedro, donde la comunidad eclesiástica y los fieles se unen en plegaria. La Curia Romana, el conjunto de organismos que asisten al Papa en el gobierno de la Iglesia, suspende sus actividades ordinarias en señal de respeto y duelo.

Velatorio: Un último adiós al Pastor

El cuerpo del Papa es preparado con reverencia y velado solemnemente. Primero, en la capilla privada de su residencia, donde recibe el adiós íntimo de familiares colaboradores más cercanos. Luego, es trasladado a la Basílica de San Pedro, donde es expuesto al público para que los fieles puedan rendirle un último homenaje. Este momento permite a los creyentes expresar su gratitud y afecto hacia el Papa, quien dedicó su vida al servicio de la Iglesia y la humanidad.

En un gesto de humildad y sencillez, el Papa Francisco solicitó que el velatorio se realice directamente con el cuerpo en el ataúd, eliminando el velatorio privado reservado para altos cargos. Esta decisión refleja su espíritu de humildad, cercanía y su deseo de compartir el momento final con todos los fieles católicos del mundo.

Funeral de Estado: Despedida solemne y global

Entre el cuarto y sexto día después del fallecimiento, se celebra el Funeral de Estado en la Plaza de San Pedro. Esta ceremonia, presidida por los más altos dignatarios de la Iglesia, reúne a líderes mundiales, representantes de otras religiones y miles de fieles que hacen acto de presencia, además se trasmite en vivo en señal abierta hacia todos los rincones del mundo. Es un momento de oración y reflexión, en el que se honra la memoria del Papa y su legado.

Siguiendo su espíritu de austeridad, Francisco pidió simplificar la celebración de las exequias, haciéndolas más sencillas y menos recargadas, similares al funeral de un obispo. Este deseo refleja su compromiso con una Iglesia más cercana a los pobres y despojada de pompa innecesaria y prescindiendo de excentricidades y lujos que en vida tanto criticaba.

Sepultura: El descanso eterno

Después del funeral, el cuerpo del Papa es sepultado en las Grutas Vaticanas, un cementerio subterráneo ubicado debajo de la Basílica de San Pedro, de acuerdo al protocolo de la santa sede. Aquí, junto a los restos de muchos de sus predecesores, los Papas encuentran su descanso eterno.

Sin embargo, el Papa Francisco expresó en vida su deseo de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

Esta basílica, una de las cuatro basílicas papales mayores de Roma, tiene un significado especial para el Papa Francisco debido a su profunda devoción a la Virgen María, cuya imagen Salus Populi Romani se venera allí, y por su vínculo con la ciudad de Roma.

Es importante destacar que, si bien existe una tradición protocolaria sobre el lugar de sepultura de los Papas, la última voluntad del Papa Francisco podría modificar dicho protocolo.

La decisión final sobre dónde descansarán sus restos dependerá de la interpretación y aplicación de sus deseos, así como de las consideraciones prácticas y legales que involucra tal disposición.

En caso de que se confirme su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, se realizarán los arreglos necesarios para cumplir con su voluntad, respetando las leyes canónicas y las tradiciones litúrgicas.

Sede Vacante: Un tiempo de transición

Tras la muerte del Papa, se inicia un período conocido como “Sede Vacante”, expresión latina que significa “sede vacía”. Durante este tiempo, los ministros del Papa cesan en sus cargos y el Colegio Cardenalicio, liderado por el Cardenal Camarlengo, asume la administración temporal del Vaticano. Este administra temporalmente el Vaticano, encargándose de asuntos ordinarios y preparando la elección del nuevo Papa.

Cónclave: La elección del sucesor

Entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa, los cardenales electores (es decir, aquellos menores de 80 años) son convocados a Roma para el Cónclave, la reunión secreta en la que elegirán al nuevo Pontífice. Este plazo puede extenderse si hay cardenales con dificultades para llegar, asegurando así la participación de todos los electores.

Encerrados en la Capilla Sixtina, los cardenales juran secreto absoluto sobre las deliberaciones. En un ambiente de oración y reflexión, se realizan hasta cuatro votaciones diarias.

Para ser elegido Papa, un candidato necesita obtener al menos dos tercios de los votos.

Las papeletas se queman después de cada votación. Si no se alcanza la mayoría requerida, se añade paja húmeda para producir humo negro, señal de que la elección aún no ha concluido. Cuando finalmente se elige un nuevo Papa, se queman las papeletas sin paja, produciendo humo blanco, la esperada “fumata blanca” que anuncia al mundo la buena noticia.

Habemus Papam: El anuncio al mundo

El momento culminante es el “Habemus Papam”, expresión latina que significa “Tenemos Papa”. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Protodiácono anuncia al mundo la elección del nuevo Pontífice, pronunciando su nombre y el nombre que ha elegido como Papa.

El nuevo Papa se presenta ante Roma y el mundo, impartiendo su primera bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo). Este gesto marca el inicio de su pontificado y renueva la esperanza de la Iglesia.

Nihil Innovetur: Conservar el legado

Durante el período de Sede Vacante, se aplica el principio de “Nihil Innovetur”, expresión latina que significa “nada debe ser innovado”. Este criterio general establece que no se deben realizar cambios ni reformas importantes en la Iglesia hasta la elección del nuevo Papa, garantizando así la continuidad y la estabilidad.

El protocolo tras la muerte del Papa Francisco es un camino de luto, memoria y renovación. Un proceso que honra el legado del Papa fallecido y prepara a la Iglesia para el futuro, con la esperanza de un nuevo liderazgo que guíe a los fieles en el camino de la fe, la paz y la justicia.

https://dossierpolitico.com/2025/04/21/de-novemdiales-a-fumata-blanca-el-ancestral-protocolo-tras-la-partida-del-papa-francisco/

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