BUENOS AIRES (Especial de NA por José Calero).- Fulminado por un rayo, Alfonso Prat Gay se convirtió en el fusible elegido por Mauricio Macri para dar una señal de autoridad al interior de su gobierno, y de confianza a los inversores que aún dudan sobre la conveniencia de traer sus dólares a la Argentina ante el creciente déficit fiscal.
“Mauricio quiere que se terminen las internas, acá debemos tirar todos para el mismo lado. Y que quede claro, hay decisión política de bajar el déficit”, fue el mensaje que emisarios oficiales hicieron llegar temprano a referentes del sector empresarial cuando se precipitaba el anuncio.
En la Argentina nunca hay que dar nada por sentado: si alguien pensaba que las vacaciones presidenciales en Villa La Angostura eran el cierre de año, se equivocó. Siempre hay tiempo para un nuevo cimbronazo.
Cerca del ministro de Hacienda saliente consideraron injusto haberle hecho pagar los platos rotos de la recesión.
Se preguntan por qué Macri no puso el acento también en Federico Sturzenegger, quien con su política de tasas estratosféricas tiene gran responsabilidad en la parálisis económica.
Pero el presidente decidió hacer un giro hacia la ortodoxia, cuyo nivel de profundidad deberá medirse con el paso de los meses.
Nicolás Dujovne no es un economista ultraortodoxo, como José Luis Espert, Roberto Cachanovsky o Javier Milei, pero considera clave bajar el gasto público en forma más acelerada.
Habrá que ver cómo lo logra en un año electoral, en el que habrá que abrir la billetera en forma más habitual que como se lo hizo con organizaciones piqueteras, gremios y los asalariados que más ganan, a través de la reforma en Ganancias.
Con todo, Macri quiso tener un gesto con Prat Gay y, a diferencia de Carlos Menem en su momento con Domingo Cavallo, y de los Kirchner con otros funcionarios, le pidió verlo en Villa La Angostura y hasta se fotografió con él.
El presidente valoró la gestión de Prat Gay para sacar a la Argentina del default y del cepo sin que explotara todo, como vaticinaban desde el kirchnerismo.
Pero el economista nunca fue un hombre de su absoluta confianza, como el jefe de Gabinete, Marcos Peña, o la dupla Mario Quintana-Gustavo Lopetegui, los ministros coordinadores, entre otros.
El interrogante es si será operativo que las decisiones de política económica queden en manos de siete ministros: Energía, Finanzas, Hacienda, Transporte, Obras Públicas, Producción y Agricultura.
Dujovne tiene experiencia en Hacienda, ya que estuvo junto con Roque Fernández cuando era ministro de Economía en los ‘90.
Algunos expertos venían alertando que el haber dividido el poder de las decisiones macroeconómicas explica en parte que la recuperación no se haya logrado en los tiempos previstos por el propio gobierno.
La decisión llegó por sorpresa ya que el viernes último Prat Gay reunió a su equipo para saludarlos por las Fiestas y también compartió ironías con Mirtha Legrand cuando la conductora le preguntó si se iba, negándolo de plano.
Pero las salidas de Prat Gay, y de Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas, son señales de que el tiempo que viene será de recortes del gasto público, y tal vez de alta tensión.
Esos ajustes ya venían siendo reclamados por la Jefatura de Gabinete en una indicación directa a cada ministerio: “Reduzcan todos los gastos posibles”, decía la carta, en forma resumida.
Dujovne dijo hace apenas un mes que en la Argentina hay “mucho empleo público y déficit fiscal, y eso genera muchos impuestos y necesidad de endeudamiento”.
Habrá que ver cómo hace para traducir esa opinión que dio siendo economista, en un plan sustentable cuando asuma como ministro.