El proyecto forma parte de un programa mayor, denominado Pampa Cielo, que implica avances en los que ha puesto su atención la NASA.
BUENOS AIRES (Agencia CTyS-UNLaM).- Escuelas técnicas participan del desarrollo de cohetes para reducir las tormentas de granizo que provocan pérdidas millonarias en las cosechas cada año. Sin embargo, desde 2015, no cuentan con el apoyo que hubiera permitido que los vectores ya estén disponibles para los productores agropecuarios.
El proyecto forma parte de un programa mayor, denominado Pampa Cielo, que implica avances en los que ha puesto su atención la NASA, pero, como dirían los chicos, los impulsores de esta iniciativa y los estudiantes que participan del desarrollo de los cohetes antigranizo deben remarla en dulce de leche.
El ingeniero del Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE) Alejandro Pedro Yaya aseguró que “lo trágico es que, por ejemplo, con el programa educativo recibimos más interés desde el extranjero, desde Medio Oriente o desde otros países latinoamericanos, que en nuestro país”.
Los cohetes podrán vencer con facilidad a las tormentas graniceras, pero les es mucho más difícil sortear los vientos y mareas de hacer todo a pulmón. “Vamos a concretar este programa cueste lo que cueste; más tarde o más temprano, lo vamos a lograr”, manifestó el profesor a la Agencia CTyS-UNLaM.
En efecto, han dado un nuevo paso el pasado sábado 3 de junio, cuando realizaron dos lanzamientos exitosos desde un campo privado en el partido bonaerense de Magdalena, con miembros de la comunidad de la Escuela Técnica 1 del dicho distrito y de la Escuela Agrotécnica General Lucio Mansilla Bavio.
La etapa siguiente será realizar el lanzamiento del prototipo final del cohete antigranizo. “Si tenemos las materias primas en tiempo y forma, antes de diciembre concretaríamos esta prueba”, contó el profesor. Y agregó: “En marzo, podríamos estar probando el prototipo del cohete antigranizo en Mendoza, donde se forman las nubes graniceras a 10 kilómetros de altitud”.
Posteriormente, solo restará producir en serie estos cohetes capaces de borrar las formaciones de granizo. Este sería un negocio de alta rentabilidad y que podría ser realizado por PyMEs.
“Los chicos tienen participación en la construcción del tubo motor, y participarán y aprenderán también en la electrónica y su programación para la aviónica de estos vectores con fines educativos del ICTE”, detalló Yaya.
“Hacemos todo de manera profesional, pero a pulmón”, remarcó Alejandro Pedro Yaya sobre este proyecto que ha sido ganador en los Premios Innovar 2014. Y lamentó: “Desde 2015, nadie nos pregunta qué necesitamos; y este proyecto es conocido, muchos saben del cohete antigranizo Huayra”.
“Decir una fecha en que lograremos finalizar los cohetes antigranizo nos puede generar falsas expectativas, porque no depende solamente de nosotros, pero lo que sí puedo asegurar es que cada obstáculo nos está haciendo mejores y nos está fortaleciendo en cada aspecto, porque cada vez más gente suma sus voluntades a este proyecto”, valoró Yaya.
“Cuando se aproxima una tormenta granicera, se puede reducir la formación de granizo disparando hacia las nubes una batería de cohetes que contengan yoduro de plata en sus puntas”, contó a la Agencia CTyS-UNLaM el profesor Jorge Romero, egresado de la Otto Krause que se desempeña en empresas tecnológicas del exterior y transmite su experiencia a los jóvenes que se suman voluntariamente a este proyecto.
Romero aseveró que “en los radares, se observa como si los núcleos de formación de granizo presentes en la nube se fueran borrando con una goma”. El yoduro de plata evita que se forme granizo de gran tamaño sin provocar efectos adversos en el medio ambiente.
Actualmente, en Mendoza, donde el granizo genera pérdidas millonarias cada año, se utilizan avionetas para tratar de sembrar las nubes con este compuesto químico y se estima que los productores podrían demandar más de 1000 cohetes antigranizo al año.
Cuanto antes se combate a la nube granicera, hay más posibilidades de éxito. Desde luego que es más rápido lanzar cohetes al sitio preciso donde se está formando el granizo que aproximarse a las nubes con avionetas, lo que además implica un riesgo para los pilotos.
Algunos productores importan cohetes antigranizo, pero que no son capaces de alcanzar 10 kilómetros de altitud, porque fueron diseñados para las nubes graniceras de los Alpes, que se forman a 6 kilómetros de altitud.
Por otra parte, dichos cohetes son más costosos y fueron diseñados con componentes de uso militar. “Están hechos con partes de metal, en tanto que nuestros cohetes van a ser íntegramente de plástico y están diseñados específicamente para nuestras realidades climáticas”, subrayó Yaya.