NUEVA YORK (AFP).– Una vez más, Juan Martín del Potro frustró el partido que nunca se ha dado entre Rafael Nadal y Roger Federer en un Abierto de Estados Unidos y, como lo hizo una primera vez en 2009, ahora está de vuelta con las mismas intenciones de llevarse el título del último Gran Slam del año.
Las semifinales masculinas del Abierto neoyorquino se jugarán hoy en las canchas de Flushing Meadows, entre Nadal (N.1) y Del Potro (N.24) -no antes de las 18:30, hora argentina- y el español Pablo Carreño Busta (N.12) y el sudafricano Kevin Anderson (N.28).
El tandilense escribió otra página épica en la edición 2017 de su torneo preferido, cuando la noche del miércoles eliminó al legendario Federer, al que en la final de 2009 le cortó el paso de cinco títulos consecutivos.
Fue un triunfo soberbio del tenista de Tandil, que levantó cuatro puntos de set en la tercera manga para obligar a la definición en la cuarta, y ganar con marcadores de 7-5, 3-6, 7- 6 (10/8), 6-4.
Si en cuarta ronda el argentino ganó con el corazón al austriaco Dominic Thiem, al levantar dos puntos de partido pese a jugar con fiebre producto de la gripe, en cuartos de final contra Federer puso toda su inteligencia y potencia en la cancha para sellar pasaje a semifinales contra Nadal.
Pero Del Potro admite que no está físicamente el 100% apto para enfrentarse a Nadal, que le ha ganado ocho de cinco partidos.
El tenista de Tandil, de 28 años de edad, ha estado plagado de lesiones desde que ganó su único título de Gran Slam en Nueva York en 2009, superando a Federer en la final y a Nadal en semifinales.
El público enciende a Delpo
Empero, el argentino cuenta con un factor clave para buscar el triunfo: el público, ese jugador anónimo que pocos saben explotar.
Los aficionados del US Open lo han hecho su favorito sentimental y son una inspiración para Del Potro.
“Voy a tratar de explotar la atmósfera, y si hago mi mejor tenis, puedo ser un peligro para él”, afirmó el de Tandil.
La victoria de Del Potro en la final de 2009 del US Open, terminó el reinado de Federer durante cinco años como campeón y su racha de 40 victorias consecutivas.
En semifinales, había aplastado a Nadal en tres sets seguidos, tras lo cual el español definió como “un camión” a su vencedor.