“Cuando recibí de mi médico el diagnóstico: ‘tenemos que hacerte una mastectomía’, sentí que el mundo se me venía abajo”

Tal como lo afirmó Zu, en su caso también fue determinante el control periódico para detectar el cáncer a tiempo.

 

Zu C. es profesora, preceptora de secundaria. Miles de jóvenes pasaron por sus aulas desde que comenzó a trabajar en las escuelas. El año pasado, justo al terminar las clases, comenzó a sospechar que algo andaba mal con su salud. Hoy, después de batallar durante casi un año entero contra un cáncer de mama, le contó a El Sureño cómo logró mantenerse firme.

RIO GRANDE.- Octubre es el mes de la concientización y la lucha contra el cáncer de mama. El Sureño conversó con Zu C. (nombre abreviado para resguardar la identidad), una mujer quien comenzó a luchar contra esta enfermedad hace un año y hoy continúa haciéndole frente. La importancia de los controles, reclamar los derechos propios en cuanto a la salud, una actitud positiva y los afectos; tal como lo cuenta Zu.

“Cuando recibí de mi médico el diagnóstico con estas palabras ‘Y si… es un cáncer, tenemos que hacerte una mastectomía’, sentí que el mundo se me venía abajo. Me quedé paralizada. Por mi cabeza pasaron miles de cosas en cuestión de segundos, mientras la angustia, los temores, las dudas me embargaban, y las lágrimas corrían por mis mejillas, en ese momento comprendí que me enfrentaba al desafío más inesperado de toda mi vida”, recordó la mujer.

Ante esta situación, Zu comprendió que todo le era totalmente desconocido, más allá de lo que alguna vez escuchó o leyó superficialmente. “Ese primer momento fue muy duro e incomprensible para mí, sentía que todo se derrumbaba y que toda mi vida, nuestras vidas (también la de mi familia), cambiaban radicalmente”, continuó.

“Poco después reaccioné, entendí que esa no debía ser la actitud, que debía sobreponerme inmediatamente y empezar la batalla. Le transmití a mi mente que todo estaría bien, que debía enfrentar a esta enfermedad sin miedos, por mí y sobre todo por mis seres queridos, porque no quería verlos sufrir; ya que esto nos afectaba a todos por igual y más aún a ellos, mi familia, en quienes veía la preocupación a través de sus miradas y gestos, tratando de disimular para evitar que yo me diera cuenta y me sintiera mal”.

Con esa nueva actitud Zu empezó a transitar su lucha, que no era nada fácil: “Estaba decidida a enfrentarla con todas las fuerzas de mi interior. Mi primer paso fue lidiar contra la burocracia de la obra social, reclamando y defendiendo simplemente lo que considero un derecho: la derivación, hasta que lo logré”.

“Lo más importante era enfocarme en la nueva consulta con mi nuevo médico, para tener una segunda opinión y confirmar el diagnóstico. Empecé así con la repetición de los estudios, los controles y revisión de los estudios realizados con anterioridad, incluida la biopsia. Con todos esos resultados, asistí a una nueva consulta con el mastólogo, que verificó todo y confirmó el diagnóstico. Me dijo que comenzaríamos con mi tratamiento, pero que él consideraba que antes de la mastectomía, debía empezar con quimioterapia. Me derivó a una oncóloga, quien también indicó realizar otros estudios necesarios para poder iniciar el tratamiento”.

Llegó el día uno: La primera sesión de quimioterapia: “El proceso era totalmente desconocido para mí, me producía incertidumbre, inquietud y ansiedad. Sin embargo, me encontraba tranquila, confiada, con la sola idea de ponerme en manos de mis médicos y de Dios, porque así estaba centrada toda mi fe y mi creencia, que se acentuaba con esta necesidad de sentirme confiada en que todo estaría bien”.

Zu C. enfrentó el duro tratamiento, sabiendo desde el primer día los efectos del mismo: “Me angustiaba la, quizás, pronta caída del cabello (porque siempre lo tenía muy largo), pero como ya estaba mentalizada con el procedimiento, tomé la firme determinación de cortármelo antes de que empezara a caerse, convencida de que sería menos brusco para mí de esa manera, y verdaderamente fue así. A veces nos cuesta tomar una decisión porque nos parece drástica, pero si la tomás con total convicción, seguro después llegará el alivio y uno habrá entendido que fue mejor así”.

Las sesiones de quimioterapia se fueron sucediendo hasta alcanzar un total de dieciséis: “Se empezaron a ver resultados positivos desde la primera sesión, lo que me fue dando mayor seguridad y confiabilidad de que las cosas marchaban bien. Cada día que pasaba me cargaba más de energía positiva, de fortaleza y confianza, y aprendí que el estado de ánimo tenía un rol fundamental en este proceso, que si quería estar bien, tenía que sentirme bien, animada y totalmente positiva, sumando, día a día, más fortaleza”, recordó Zu C.

“Para afrontar este proceso es muy importante fortalecerte día a día, y para conseguir esa fortaleza, juega un papel muy importante el acompañamiento y apoyo de todos nuestros afectos, principalmente de la familia que es la que te brinda su amor incondicional, como así también de los amigos, y de todas las personas que nos quieren bien. Eso a mí me ayudó mucho, porque me sentí muy amada, por mi entorno familiar, y aunque ese amor lo tuve siempre, durante este proceso se hace sumamente necesario sentirlo y valorarlo. También me sentí muy querida por mis amigas, amigos, compañeras y compañeros quienes hasta hoy me siguen acompañando en este transitar, con sus mensajes, llamados y oraciones”, insistió.

Al finalizar las sesiones de quimioterapia, la evaluación del médico dictaminó que las mismas habían dado un resultado muy positivo y alentador. Tanto que el tumor había casi desaparecido. “Mi médico me dijo que ya no había que hacer una mastectomía, que la cirugía sería mucho menor, sólo para extraer algún resto que hubiera quedado, y el ganglio centinela para estudio. Éste resultado determinará la cantidad de sesiones de rayos a realizar, el último tramo de mi tratamiento. En ese punto me encuentro hoy, esperando el resultado de la biopsia de los ganglios, ya casi al final de mi tratamiento”, explicó Zu C.

“Quisiera decirle a cada mujer la gran importancia que tiene el realizarte los controles anuales como corresponde, porque es la manera de que el cáncer se detecte a tiempo, pueda ser tratado y llegar al mejor resultado. A mí me lo detectaron muy a tiempo, por eso el tratamiento dio su resultado, y hoy te lo puedo contar… por eso ante el menor síntoma, consultá urgente a tu médico y despejá cualquier duda y no tengas miedo, porque si te cuidás, te controlás y te tratás siempre vas a salir adelante”, concluyó Zu.