Se homenajeó a los creadores del Enduro Vuelta a la Tierra del Fuego

La caravana entraba a recorrer el tramo final luego del Garibaldi. Foto Gentileza: Franco Jaramillo.

 

RIO GRANDE (Por Walter Uribe).- El pasado 29 de octubre el Moto Club Río Grande concretó la 1ra Edición de la Vuelta a la Tierra del Fuego Histórica, la cual logró un listado de inscriptos que llegó a 67 protagonistas, de los cuales uno solo faltó a la cita que se inició en el extaller de “Titín” Aguilar, O’Higgins 48, lugar donde nació la competencia más apasionante de enduro de Tierra del Fuego.

El formato que se hizo fue “Travesía guiada”, donde los participantes de la aventura tenían un vehículo de la organización que los guiaba en la avanzada de la caravana, saliendo bajo una intensa lluvia, el rival a vencer en el desarrollo de la jornada.

La misma comenzó con un reagrupamiento en Perito Moreno casi esquina 11 de Julio a las 08:30 donde se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino. Ese fue uno de los momentos emotivos del reencuentro de los pioneros de la competencia, donde también se sumaron participantes de otras épocas y los fanáticos que esperaban algún día poder ser parte. Inmediatamente dirigió la palabra el vicepresidente del Moto Club Marcelo Giraudo manifestando detalles del tramo de enlace, los caminos a recorrer, las neutralizaciones programadas y también dejando en claro en todo momento el orden para todos a la hora de transitar la Ruta Nacional N 3 y la complementaria F.

La lluvia no deba tregua, y pese a esa adversidad climática la caravana salió rumbo al Monumento a la Trucha, ingresando por la calle 9 de Julio, la cual los depositó a la avenida Sebastián Elcano para hacer una pasada frente al Monumento a los caídos en Malvinas. Ese objetivo de transitar por allí estaba relacionado con los primeros reglamentos de la competencia en la década del ochenta, en los cuales el motociclismo y los dirigentes de turno siempre tuvieron presentes los hechos acontecidos dos años antes de la creación de la tradicional competencia motociclística.

De ahí la columna de motos y cuatriciclos se dirigió al Monumento de la Trucha transitando por la avenida Santa Fe y una vez arribados al sector la dirigencia encolumnó a todos para iniciar la travesía. La Ruta 3 tuvo sobre su cinta asfáltica a esas almas que estaban rememorando un hecho histórico para el deporte de la provincia, y que no importaba en ninguno de ellos el agua que caía desde el cielo sin parar. Sus rostros mostraban felicidad y ansiedad, tal cual se puede ver en un grupo de adolescentes cuando están por realizar el ansiado viaje de egresados.

“Donde va la gente cuando llueve”, como dice la canción de Pedro y Pablo creada en el año 1982, eran los acordes ideales para tararear mientras avanzaban los kilómetros sobre la ruta para ingresar a la complementaria F. Siempre ordenados y cuidados por las fuerzas de Seguridad de la Provincia que nos escoltaban como si fuéramos los gladiadores del coliseo romano.

El barro también dijo presente al ingresar a esa ruta, y allí los motociclistas mostraron sus condiciones de enduristas, recordaron cómo sortear ese terreno que dificulta la tracción donde el equilibrio y pies rasantes al piso son la clave para evitar caídas. Eso generó un ritmo más lento, pero nadie aflojaba la marcha la cual era observada de un lugar de privilegio por quienes integraban el habitáculo de la ambulancia de la Agencia de Deportes del Municipio de Río Grande.

En Yehuin se hizo la primera parada programada, donde hubo momento para fotos, charlas, reabastecimiento y algo calentito provisto por quienes acompañaban también a los protagonistas. Los auxilios y público transitaban detrás de la caravana ordenados, y una vez más queda en evidencia la pasión que genera la Vuelta, más allá que aquí no había competitividad, solamente se buscaba iniciar un evento para recordar y homenajear a quienes la crearon.

De ahí salimos en busca de la cinta asfáltica de la Ruta 3, donde está ubicada la Estancia María Cristina para el próximo destino que era nada más ni nada menos que el corazón de la isla, Tolhuin. Allí el recibimiento fue sensacional, un arco inflable, banderas de la provincia y gente esperaban a los participantes que fueron llegando y acomodando las unidades en la cuadra del polideportivo. Varios se abrazaban con los amigos y familiares, mientras otros rápidamente se dirigían al gimnasio de Tolhuin donde había una mesa larga repleta de termos con agua y leche, para que cada uno se sirva café, té, mate cocido o chocolate, acompañados por facturas y bizcochos.

No había demasiado tiempo para quedarse, se debía seguir, y de ahí se salió por la ruta vieja de la pasarela que bordea la costa del Lago Fagnano subiendo por la Hostería Kaiken para situarnos en el asfalto hasta el ingreso a Laguna del Indio. Allí se transitó por el sendero hasta llegar al playón ubicado a los pies del río Valdez y la mítica trepada, donde había gente que agitaba una gran bandera argentina al costado del camino.

Esas personas al lado de la ruta recargaban energía, ya que las nubes grises y el frío formaban parte de la contienda histórica que seguía rumbo a la ciudad de Ushuaia. La Ruta 3 nuevamente recibía los ruidos de los motores 2 y 4 tiempos de las unidades que buscaban llegar a Petrel para reagrupar antes de la subida por la ruta vieja. Debido a cómo está ese camino, la posta de la caravana la toma Sebastián Marchisio con su UTV para llegar al mirador del Paso Garibaldi.

Ese fue otro de los momentos emotivos, donde había que inflar el pecho para sortear el estado de esa ruta, la muchachada de las motos otra vez puso a prueba sus recuerdos endurísticos, y cuando había alguno que no podía avanzar, rápidamente aparecía de manera notoria la camaradería, la cual antiguamente era una constante en el crecimiento de la competencia del mes de abril. Los cuatriciclos amarraban lingas y sunchos para ayudar al que estaba complicado, donde también hubo algunas caídas sobre las piedras del Garibaldi. Todos debían subir para hacer la última parada en el mirador, y así fue.

Cafecitos, mates y más fotos con el lago de fondo en esa vista imponente que tiene nuestra Tierra del Fuego eran el marco para encarar la parte final; y allí, a varios se les pasaba por la mente que lo que había comenzado de manera tan esperada, estaba por llegar a su fin. No había más complementaria, solo la Ruta 3 y los clásicos sectores que nos iban acercando al destino final. Rancho Hambre, el Castor, el paso por el costado mirando “El lamento” y “La pared” nos acercaban al Olivia.

A las 16:45 se detuvieron los motores para el reagrupamiento final, donde están los contenedores en la curva anterior al acceso al arco de entrada de Ushuaia, allí la organización los encolumnó y al llegar se les entregó a todos una medalla y un diploma.

Abrazos interminables, charlas y ojitos con agua previa a la caída de una lágrima era lo que se veía. La travesía llegaba a su fin, se terminaba la aventura o miniviaje de egresados de un puñado de apasionados que rememoró la historia.

Los familiares y amigos estaban al pie del cañón para abrazar a los protagonistas, que para muchos también son denominados como “los loquitos de las motos”. Se lograba un homenaje sentido y emotivo que tuvo participantes comprendidos entre 13 y 72 años, mujeres, padres e hijos, amigos, pioneros, pilotos que en algún momento fueron parte de alguna edición, y también estaban aquellos que tenían esa espina de vivirla algún día en carne propia.

Sin lugar a dudas, el Moto Club Río Grande suma otro capítulo histórico al deporte fueguino, una fecha en la que nuevamente se encendió la llama de la pasión de aquellos que marcaron el paso por el enduro más longevo de nuestra Argentina con la 1ra Edición de la Vuelta Histórica.

Una Vuelta Histórica que es consecuencia de la tradicional, y si lo analizamos, la Vuelta es como una película llena de adversidades. De pronto aparecen algunos iluminados, “ponele”, que dicen que contamina, que es la carrera de “los chicos bien”, otros que intentaron interrumpirla con un piquete y le terminaron haciendo un favor a la misma, o también los dueños de sectores privados que cada vez aplican más restricciones para poder pasar por sus campos. Es como que cada año hay que arrodillarse para que todo se articule en pos de la realización de otra edición, donde el objetivo lo van logrando las comisiones directivas que van haciendo su paso por la actividad.

Si hablamos de problemas en la Vuelta, quien no recuerda una largada nula desde el playón frente a la Municipalidad cuando no existían los seguros, en un momento donde los pilotos hicieron caso omiso y decidieron hacerla. Acertada o no, esa decisión, es notorio el sentimiento hacia la misma, es muy grande y sigue avanzando pese a los palos en la rueda que se van suscitando edición tras edición.

Muchas veces también se la pone en la balanza en relación al Gran Premio y se llega a la conclusión que una goza de ciertos privilegios, y que la otra tiene que remarla para mantenerse viva y de pie. Son realidades distintas que marcan a una de otra, pero esas diferencias existen y en algún momento deberían equipararse por el bien de los patrimonios deportivos que ambas significan para la Patagonia de nuestro país.

Lógicamente que para seguir disfrutando de estos grandes eventos deportivos de Tierra del Fuego, debemos concientizar al público que excede la barrera del fanatismo y por momentos pone en riesgo hasta su integridad por una foto tomada con un celular. Todos debemos cuidar nuestros eventos más relevantes del deporte motor fueguino, para que ambos sigan manteniendo viva la tradición de un pueblo.

De todas maneras volviendo a lo acontecido el fin de semana, la seguridad que se brindó a todos los participantes en la edición donde se homenajeó a los creadores de la Vuelta, es pura y exclusivamente al gran apoyo que brindan las autoridades del Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego, donde se suman nuevamente los Municipios y la Agencia de Deportes, una articulación potente donde se beneficia y engrandece nada más, ni nada menos, que al Deporte Fueguino. Se destaca de manera brillante la llegada en Tolhuin por parte de sus autoridades y público en general, pero si hay algo que se debe mejorar para bien de las dos Vueltas, es la llegada a la ciudad de Ushuaia la cual nunca brindó la calidez que se requiere para un aventurero, piloto, participante o simpatizante que concreta la llegada al famoso “Fin del Mundo”.