LA SERENA, CHILE (NA).- Con un muy buen primer tiempo pero con un segundo que dejó muchísimas dudas, Argentina sufrió más de la cuenta para empatar ayer 2 a 2 ante Paraguay en el estadio La Portada, de La Serena, por el Grupo B de la Copa América.
El primer tiempo fue un monólogo de Argentina, que manejó la pelota con mucha precisión, aunque le costó entrarle a un Paraguay que se replegó demasiado cerca de su arquero.
Con las líneas bien compactas y a veces con exceso de pierna fuerte, los guaraníes optaron por regalarle la iniciativa al rival y, hasta el error de Samudio que derivó en el tanto de Agüero, no pasaron muchos sobresaltos.
Con la ventaja ya consumada, Paraguay no cambió el plan de juego pero comenzaron a verse algunas distracciones y eso ayudó a que Argentina sea más profunda.
Para que no queden dudas de la preponderancia que tiene en este elenco, Lio Messi juntó tres rivales y dejó solo a Di María, que lo encaró a Samudio y buscó el contacto dentro del área para engañar a un Wilmar Roldán que cobró un penal que el astro del Barcelona cambió por gol.
En el complemento, Argentina continuó con la misma agresividad para buscar el arco de enfrente y Paraguay con la misma agresividad para pegar.
Esto último quedó en claro con el ingreso de Derlis González, que con sólo tres minutos dio dos patadas para ser expulsado, aunque Roldán sólo mostró amarilla en la primera y omitió la segunda.
Más allá del exceso de pierna fuerte, el elenco guaraní adelantó sus líneas 20 metros, dividió un poco la tenencia y el juego se hizo más de ida y vuelta, con mucho desequilibrio del ingresado González.
El equipo de Martino tuvo un minuto fatídico a los 14: un mal rechazo de Garay dejó a Haedo Valdez en clara posición de gol, pero Romero se la tapó.
En la segunda ocasión, un preciso pase filtrado de Ortigoza dejó a Haedo Valdez bien ubicado y, desde afuera del área, su remate terminó resultando imposible de atajar para Chiquito.
Con el descuento consumado, el trámite quedó bien claro: con mucho corazón, Paraguay fue en busca de la igualdad y Argentina, de contragolpe, tuvo muchos espacios para lastimar.
Paraguay creció de la mano de la precisión de Ortigoza para manejar los tiempos y la preocupación constante que significó Haedo Valdez.
Cuando el juego pedía mayor equilibrio, Martino colocó a dos delanteros (el Apache e Higuaín) y sacó a Agüero y Pastore, pero ambos no gravitaron en ataque y no contribuyeron a recuperar la tenencia del balón.
Argentina quedó muy expuesta y, cuando el tiempo comenzaba a jugar a su favor, Paulo Da Silva bajó un balón de cabeza y Barrios definió con mucha justeza para decretar un empate que dejó dudas y certezas.