Se trata de Rafael Enríquez, hermano de Víctor Marcelo Enríquez, quien es suboficial buzo comunicante y uno de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan. “Tengo una angustia muy grande, no tan solo por mi hermano, sino por todas las familias de los 44 que no pudieron llegar a destino”.
RIO GRANDE.- “No lo voy a ver nunca más, ni en el cajón”. Fue el desgarrador testimonio de Rafael Enríquez, hermano de Víctor Marcelo Enríquez, quien es suboficial buzo comunicante, y uno de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan.
En diálogo con la emisora Aire Libre FM, Rafael Enríquez, quien reside en ésta ciudad, confirmó que ya se encuentra en Mar del Plata, en la sede la Armada Argentina donde están los familiares de los tripulantes del submarino desaparecido, para acompañar a su madre y a la esposa de su hermano; quienes atraviesan momentos angustiantes, tras la confirmación oficial que hubo una explosión en el lugar donde se recibió la última comunicación del ARA San Juan.
“No tengo buenas noticias, son toda informaciones malas. A mi hermano no lo voy a ver nunca mas, ni en el cajón, únicamente por foto. Tengo una angustia muy grande, no tan solo por mi hermano, sino por todas las familias de los 44 que no pudieron llegar a destino”, dijo Rafael, en medio de un desconsolador llanto.
El pasado 5 de noviembre, Rafael vio por última vez con vida a su hermano, cuando el submarino ARA San Juan estuvo apostado en el muelle de la Base Naval Ushuaia y en esa oportunidad se sacó algunas fotos en el paseo costero de la ciudad, que representan los últimos recuerdos juntos.
Sobre la comunicación que recibieron los familiares en la unidad de la Armada en Mar del Plata, Rafael dijo que “la información que nos dieron fue de una explosión del submarino, ¿Qué se puede imaginar que pudo haber pasado?” y criticó que durante toda esta semana de angustia y esperanza, se estuvo escondiendo información por parte de las autoridades de la Infantería de Marina.
Otros testimonios
«Los mataron, mataron a mi hijo», gritó ante la prensa el padre de uno de los tripulantes al salir de la Base.
En tanto, el hermano de otro de los tripulantes, dijo: «Nos mintieron, nos mintieron».
Itatí Leguizamón, esposa de un submarinista, visiblemente enojada contó que los familiares tienen bronca y expresó: «No nos dijeron que murieron pero nos dicen que están a tres mil metros. Son unos desgraciados perversos».
La mujer además comentó: «Inauguraron en 2014 un submarino pintado por fuera y cero equipado por dentro».
Por su parte, Jésica Gopar, esposa de Fernando Santilli, cabo de la tripulación, comentó que ella no estuvo en la Base Naval, junto a los familiares durante estos días, y que fue al lugar a llevar un cartel en el que expresaba su esperanza de volver a ver a su marido.
«Vine a traer un cartel, pero me enteré que no volvieron y no van a volver nunca más», sentenció acongojada la mujer ante la prensa.
«Tenía una mala espina y se concretó. Pero puedo decir que no nos ocultaron información y que salieron sin tener avería», indicó al ser consultada por los periodistas si la Armada le ocultó datos sobre la búsqueda.