La sesión se llevó adelante en el marco de una jornada de extrema tensión y violencia, que registró impactantes enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes en las adyacencias del Congreso.
BUENOS AIRES (NA).- En una sesión maratónica que estuvo signada por violentos incidentes en las inmediaciones del Congreso y multitudinarios cacerolazos contra la iniciativa en distintos puntos del país, el oficialismo logró esta madrugada convertir en ley la polémica reforma jubilatoria.
El tablero reflejó un ajustado triunfo del oficialismo con 128 votos positivos, 116 negativos y dos abstenciones, luego de casi 17 horas de debate, a lo largo del cual Cambiemos recibió el apoyo decisivo del interbloque Argentina Federal, pactado previamente con gobernadores.
A diferencia de la accidentada sesión del jueves pasado, en la que Cambiemos había fracasado en sostener un quórum que apenas pudo verificarse en un lapso de segundos, en esta oportunidad el interbloque Argentina Federal cumplió con las directivas de los mandatarios provinciales a los que representa y no retaceó el número que el oficialismo necesitaba para arrancar la sesión especial.
Por la noche, cuando ya se habían aplacado los disturbios, en distintas esquinas de la Ciudad se desarrollaron cacerolazos espontáneos, y en la madrugada del martes cientos de personas se reagruparon en la Plaza de los Dos Congresos para continuar la protesta.
Luego de cinco horas de debate en base a una seguidilla de cuestiones de privilegio formuladas por diputados de la oposición, que incluyeron numerosos mociones de orden (que no prosperaron) para frenar el debate, el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, dio la señal de largada al tratamiento de la reforma.
Pasada la medianoche, la jefa del bloque del Frente Renovador-UNA, Graciela Camaño, mocionó la vuelta a comisión de la reforma, pero Cambiemos se impuso y el planteo fue rechazado en la votación.
Finalmente, a las 7:06 de este martes se aprobó en general la reforma que modifica la fórmula de actualizaciones de los haberes de jubilaciones, y luego el oficialismo no aceptó cambios en el tratamiento en particular del articulado.
El debate
El miembro informante del oficialismo, Eduardo Amadeo (PRO), apuntó contra la oposición por haber caldeado los ánimos de la discusión a partir de una «enorme campaña de falsedades que ha generado angustia en mucha gente que cree que aquí va a salir una decisión que va a empeorar su nivel de vida».
El diputado macrista recalcó que la fórmula de movilidad jubilatoria que se pretende erradicar, que combina la evolución de los salarios con la tasa de recaudación, «no es sustentable y por lo tanto amenaza el destino de millones de jubilados y pensionados».
En cambio, la diputada del Frente Renovador Mirta Tundis cuestionó la modificación que permitirá que los trabajadores puedan extender optativamente su vida laboral activa hasta los 70 años.
«Es antipático quitarle el haber, la comida a los jubilados sabiendo que también les quitaron los medicamentos», lamentó Tundis, que acotó que «lo único bueno que tiene esta ley» es que los aumentos pasan a ser trimestrales.
Por su parte, la diputada del Frente para la Victoria-PJ Luana Volnovich advirtió que con esta reforma jubilatoria, el Gobierno pretende bajar la «tasa de sustitución»: «hoy si un trabajador gana 10 pesos, cuando va a la ANSES se jubila con 6.
Con la nueva fórmula de cálculo de liquidación de haberes, se va a jubilar con 4».
«Este bono para los jubilados es como si un delincuente secuestrara a un jubilado, lo llevara a un descampado, le robara todo lo que tiene y después le diera 200 pesos para que vuelva a su casa. Eso es el bono Kosiner», desenfundó Volnovich, que aprovechó para descargar munición gruesa contra el jefe del interbloque «federal», Pablo Kosiner, quien lidera la bancada que oficia de portavoz de los mandatarios provinciales.
Unas horas antes, el propio Kosiner había sido ovacionado por la bancada oficialista cuando luego de una feroz crítica de la kirchnerista María Emilia Soria contestó que su bloque no iba a «sacarle el hombro ni la espalda a los gobernadores» que sellaron el pacto con el Gobierno el 1 de noviembre pasado.
En declaraciones de alto voltaje político, Soria había afirmado en el recinto que los gobernadores habían demostrado ser «prostitutas del Gobierno de Macri». Luego pediría «perdón» por haber «comparado a trabajadoras sexuales con gobernadores, senadores y diputados que se dejan extorsionar por el dinero mezquino».
En tanto, Axel Kicillof (FpV-PJ) apuntó contra los representantes de Cambiemos que «se pasaron años diciendo que las jubilaciones eran bajas» y que «ni bien tuvieron oportunidad presentaron una ley que las va a bajar más».
«Devuelvan el impuesto a la riqueza que sacaron ustedes. Devuelvan el impuesto a las mineras que sacaron ustedes. El déficit lo provocan ustedes y es producto de que les han perdonado impuestos a los ricos. Gobiernan para los ricos», sentenció el exministro de Economía.
El diputado del bloque Justicialista Diego Bossio se diferenció de la postura de su bancada, y respaldó la fórmula actual que en su momento, cuando era titular de ANSeS, le había tocado defender. «Quiero rescatar la libertad en nuestro bloque a la hora de opinar», ponderó, y destacó que la ley vigente es considerada «buena para millones de argentinos que nunca la cuestionaron».
La diputada Victoria Donda dio la nota cuando al término de su discurso y fuera de todo protocolo desenvainó una cacerola y la empezó a golpear. «Ustedes no escucharon hoy al pueblo que estaba en la plaza. Ahora van a tener que escuchar qué pasa en cada esquina, porque los que están afuera no son desestabilizadores. Es la sociedad que se hace escuchar», dijo la legisladora de Libres del Sur.