Comenzar la rutina después del descanso vacacional es para muchos un desafío. Especialistas de la Salud Mental dicen que es normal sentirse abrumado, aunque no hay porqué empezar el año de forma negativa. La licenciada en psicología, Jimena Frenda compartió con El Sureño, algunos consejos para arrancar el año laboral de la mejor manera.RIO GRANDE.- Si bien el Síndrome Postvacacional no es un diagnóstico que esté aceptado en el campo de la Salud Mental de forma definitiva, los profesionales sostienen que puede haber síntomas de ansiedad o depresión al momento de terminar las vacaciones y retornar a la rutina.
Jimena Frenda, licenciada en Psicología, explicó: “En principio hay que decir que no todas las personas son iguales, y no a todas les afecta de la misma manara una misma situación. Todo va a depender de sus pensamientos, su entorno, sus emociones, sus conductas”.
Frenda sostuvo que un factor determinante en la forma de sentir el proceso de la vuelta a la rutina es el propio pensamiento ante cada escenario posible: “Igualmente es importante entender que nuestros pensamientos, que pueden ser frases cortas como, ‘me tengo que levantar temprano, llevar a los chicos a sus actividades’; o ‘me molesta mi compañero’”, ejemplificó la psicóloga. Y aseguró que el plantearse imágenes, como pensar todos los papeles que uno tiene que llenar al volver al trabajo, para los trámites anuales; o pensarse ya, haciendo la tarea con los chicos durante el año escolar, son cosas que influyen en lo uno siente, y por tanto, en lo que hace.
“Es decir que, muchas de las cosas que nos pasan dependen de lo que pensamos ante cada situación: tanto lo que sentimos o como actuamos en momentos difíciles está causado, en gran parte, por lo que nos decimos a nosotros mismos o imaginamos. Estas ideas o imágenes nos hacen interpretar las cosas de diferentes maneras: algunas nos hacen sentir bien y enfrentar las situaciones y otras nos hacen sentir mal y nos dan ganas de escapar, rendirnos o enfurecernos. Por ejemplo, si pienso que retomar mis actividades diarias es algo negativo, esta situación va afectar mis emociones y mis conductas”, comentó Frenda.
No todo el estrés es malo
Cuando se habla de estrés, comúnmente es considerado solo como algo negativo, que no debiera estar presente nunca en la vida. Sin embargo, la Lic. Frenda diferenció: “Hay que entender que el estrés es el proceso de activación fisiológica que se pone en marcha como resultado de la valoración de una demanda externa y nuestros propios recursos para afrontarla. Si el resultado de esta valoración será negativo percibiendo que la demanda es superior a nuestros recursos para hacerle frente, surgirá el estrés para tratar de solventar la demanda. Por ejemplo cuando nos encargan presentar un proyecto y evalúo que el tiempo que tengo es insuficiente, ante esto se activa y se pone en marcha para intentar finalizar a tiempo, tan pronto como acabo el proyecto mi estrés desaparecerá. Es decir que, el estrés finaliza cuando la demanda externa acaba, volviendo a nuestro estado habitual o sea reduciéndose la activación fisiológica”, dijo.
La Lic Frenda, además, recalcó que cuando la idea de volver al trabajo, abarca solamente pensar en todas las tareas que se deben comenzar hacer; y en todas las actividades que lo que no se podrán efectuar, como el dormir de más, o pasear; juntarse con amigos, y mirar series o películas hasta cualquier hora, es muy probable que además de activarse el estrés, los pensamientos que rodean el significado de trabajo sean muy negativos, generando a su vez una respuesta negativa ante dicha actividad.
“En resumidas cuentas la actitud positiva es determinante para retomar el trabajo de la mejor forma posible. Como sugerencias es conveniente que unos días antes de regresar a la oficina se intente adaptar las rutinas habituales como horarios, alimentación, ocio y horas de sueño. Otra sugerencia puede ser que durante la primera semana de trabajo hacer actividades parecida a lo que se hacía durante las vacaciones, como algún deporte o salidas con amigos después del trabajo”, aconsejó la psicóloga.
¿Es posible deprimirse?
Más allá de las particularidades de cada persona, y sus reacciones ante cada situación de según su personalidad, contexto, el sentirse deprimido o “bajoneado” es algo que relativamente normal y puede influir en diversas áreas de la vida. Sin embargo, la licenciada también reconoció que en algunos casos es necesario estar atentos, y saber identificar síntomas de dificultades mayores.
“Al hablar de depresión podemos decir que en algunos casos, existe un evento disparador y luego comienza a producirse una suerte de espiral. Esta secuencia de eventos relacionados pueden hacer que uno se sienta cada vez más triste y más angustiado, además cuando uno está deprimido, sus pensamientos se vuelven muy negativos, sobre todo, lo que hace referencia a lo que pasa a nuestro alrededor, a nuestro futuro y a nosotros mismos. Entonces, podemos observar que en cuanto al humor, uno puede estar triste, que todo nos molesta o muy irritables. Así mismo, pareciera que nos cuesta concentrarnos, que muchas cosas nos parecen aburridas, que uno no tiene ganas de nada. Hay situaciones de la vida que nos ponen naturalmente tristes, como una ruptura amorosa, la pérdida de un ser querido, una pelea con un amigo, o volver a la rutina del trabajo, por ejemplo. Pero la tristeza podría transformarse en un problema si se la afronta de manera equivocada y puede llevarnos a dejar de hacer cosas que nos gustan hacer o aislarnos de personas que nos quieren”, detalló la Lic Frenda.
La psicóloga también aclaró que el problema es que cuando una persona estuvo triste por algún tiempo, le va a costar más hacer las actividades que antes eran cotidianas y triviales, como también ver las cosas buenas que pasan alrededor; “es por esto que para combatir la tristeza hay que hacer cosas agradables y comenzar a efectuarlas de a poco”, recomendó.
Y agregó: “En resumen, podemos decir que lo más importante son nuestros pensamientos, ya que de ellos va a depender nuestras emociones y nuestras conductas. Además, en vez de pensar en todos los meses que faltan para las próximas vacaciones, se puede pensar en los días festivos y los fines de semanas para aprovechar y en las actividades que se pueden generar como salidas al campo o una escapadita al cine. Por otro lado, establecer metas y proyectos que se logren realizar a través del trabajo, ayuda a generar sensaciones de bienestar relacionados al puesto”.