Ariadna Mamani, es guardaparque. Desde hace dos años trabaja en la Reserva Costa Atlántica en la conservación del área Protegida Urbana. Ariadna conversó con El Sureño sobre su labor diaria, y la importancia de apropiarse de las áreas protegidas, para amarlas y cuidarlas.
RIO GRANDE.- Ariadna Mamani es la única mujer guardaparque en Tierra del Fuego. Es parte del personal de la Dirección de Áreas Protegidas y Biodiversidad de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático de la provincia. Su oficina sin embargo, está frente al mar. Cada día debe recorrer, observar y controlar el estado de la zona costera, que integra el área protegida de la Reserva Costa Atlántica.
“Este es mi ambiente, desde Cabo Nombre, hasta la desembocadura del Río Ewan. Es muy amplia la reserva”, indicó Ariadna, apuntando hacia el mar sobre la Avenida Elcano.
Ella aseguró que desde muy chica le llamó la atención la conservación de los espacios naturales: “siempre me interesó la naturaleza, pero no para lo que es la producción, sino más la conservación. Cuando terminé el secundario, estaba buscando carreras y traté de encontrar la que me llevara más a campo, y elegí guardaparque porque tengo mucho amor por los animales y la vida en la naturaleza. A los 18 años además, cuando conocí las reservas y parques me dije ‘esta es mi vida’, es una forma de vida que te traspasa en todos los ámbitos”, contó.
En la provincia de Tierra del Fuego, hay en total seis áreas protegidas: La Reserva Costa Atlántica es; luego en Tolhuin está el área Corazón de la isla, Laguna Negra, Río Valdez; en Ushuaia se encuentran Playa Larga, e Isla de los Estados: “La Reserva Costa Atlántica, es el área protegida en la que más instituciones internacionales participan, porque hace algunos años se designó sitio RANSAR, y se la declaró de importancia internacional dentro de la Red de Hemisférica de Reservas, cosa que la convierte en el cuarto lugar en todo el país, en haber recibido esta distinción”, explicó Mamani.
Nacida en la ciudad de Bahía Blanca Ariadna se recibió de Técnica universitaria Guardaparque en la Universidad Nacional de Misiones y luego, buscando trabajo que le permitiera estar alguna de la varias áreas protegidas del país, terminó en Tierra del Fuego: “Yo estaba radicada ya acá, y estaba dejando currículos en varios lugares del país, justo en la provincia se abrió una licitación para trabajar, concursé y me llamaron, ya desde hace dos años, y acá en la ciudad soy la única persona trabajando, pero tenemos agentes de conservación y guardaparques en Tolhuin y Ushuaia”, explicó.
“Lo que hacemos es control y vigilancia de la Reserva- detalló Mamani-. Fiscalizamos que se cumpla la normativa que hay para el área. También hacemos educación ambiental, que es importante porque ya no se mira la Reserva como una zona con límites concretos y rígidos, sino que también nos ocupamos de las partes lindantes, que llamamos zona de amortiguación, y hay que ver a los actores que están participando allí, y cómo. Nosotros actuamos como nexo, para que haya un desarrollo amigable, aún fuera de la reserva, porque es imposible que no haya impacto en las zonas de descanso de las aves, por ejemplo, a raíz de lo que pasa inmediatamente al lado de la Reserva”.
Dentro de la Reserva el trabajo es entre Ariadna y la naturaleza, fuera de ella, la tarea es con la gente, desde propietarios, productores, público general. La tarea es siempre la misma, ayudarles a entender la importancia de los lugares protegidos. Además, todos los agentes de conservación y guardaparques realizan educación ambiental en las escuelas. Esto, es según Ariadna el trabajo más importante, y lo que indefectiblemente definirá el futuro de las áreas protegidas en la provincia: “Yo vengo de Bahía Blanca, donde hay un lugar hermoso, un estuario importantísimo a nivel nacional. Sin embargo, la gente que vive en Bahía no sabe que existe un estuario, o lo importante que es, y que además está protegido. Eso lo traspolo acá, y pienso, qué imprescindible que es apropiarse de las áreas protegidas, en este caso, de la Reserva, conocer la importancia de nuestra zona costera, reconocer que siempre vamos a estar al lado de ella, que eso trae una relación inevitable, y que además de disfrutarla, la Reserva nos protege en un montón de formas como ciudad”, resaltó la profesional.
Además de la educación y la difusión, Ariadna resaltó la importancia de la cartelería, desde el hecho de estar actualizada, hasta la posibilidad de que permanezca en buen estado: “Es así como llegamos a más personas. Porque las áreas protegidas, no le pertenecen al Gobierno, son de la comunidad, de todos los fueguinos. Y para cuidar algo tenemos que conocerlo, no se puede cuidar lo que no se conoce. Si no conocemos la importancia de esta reserva, y de todos los ecosistemas que tenemos en Tierra del Fuego”, observó.
Residuos y perros
El año pasado, a través de un proyecto que abarca toda la costa, Ariadna realizó un censo de los residuos encontrados en la zona costera, junto con una campaña de limpieza. “Vamos contando lo que se ve y recolectando. Las zonas fueron el Murtillar, Cabo Domingo y Punta María. Ahora vamos a comenzar otra vez, para aprovechar la época benigna, y agregando otros puntos, para cada año ir contando qué residuo se ve. Que es además lo que más afecta a las aves y a la fauna marina”, explicó.
La tarea, continúa este año, con el objetivo de ir comparando los resultados año a año: “En primera instancia lo que más encontramos son residuos de plástico, y específicamente en la zona del Murtillar, que hay varias construcciones, también se ven cosas relacionadas con esa actividad, como goma espuma, y otros. Pero los datos exactos todavía están en proceso. Una vez terminada la observación de este año, voy a poder ver y comparar las cantidades”, detalló Mamani.
Y agregó: “es cierto que también desde los censos nacionales hechos en 2005 y en 2010, se puede ver que a raíz de la explosión demográfica que hubo en la ciudad en estos años hay un aumento exponencial en la cantidad de residuos plásticos, superior al resto del país. Y todo esto lo hacemos para poder encontrar medidas para mitigar este problema, pero siempre lo más importante es la educación de la gente. Tenemos que llegar a ser concientes y llevarnos la basura que generamos. Hay una frase que dice, que en la playa no debiéramos dejar más huellas que las de nuestros propios pies”, aseguró la joven guardaparque.
Otro de los grande problemas son los perros. Se pide siempre a las personas que pasean con sus mascotas que no bajen a la playa con los perros sueltos, sin correa: “Es la zona de descanso de las aves, y nuestros perros las asustan, les transmiten enfermedades”, comentó Ariadna.
A pesar de lo que falta en cuanto a educación, conocimiento, Ariadna asegura que la gente se muestra dispuesta a cambiar sus hábitos una vez que se le explica la importancia: “Tenemos que llegar entender que esta es un área estudiada a nivel internacional. Las aves viajan miles de kilómetros para llegar acá, no tienen otro espacio, es algo increíble que siempre elijan estos lugares. Además cuando llegan, suelen estar desnutridas, cansadas, así que lo que necesitan es poder alimentarse y descansar, solo por unos meses. Pero la verdad que la gente es muy amable, he tenido que parar cuatriciclos, camionetas en la zona de Cabo Domingo, y cuando uno les explica están dispuestos a moverse de ese lugar”, aseguró.
“Además, también hay que entender que las reservas son un recurso, que se puede administrar de forma sustentable. En estas reservas, hay cosas de las que todavía no sabemos mucho, desde usos medicinales de diferentes especies de plantas, hasta otros recursos renovables. Pero también son un legado. Yo tengo un hijo, y pienso en él y las futuras generaciones cada vez que veo toda esta naturaleza”, concluyó Ariadna.