A 40 años de la guerra, veteranos de Malvinas ingleses y argentinos se reunieron

A 40 años de la guerra, excombatientes británicos viajaron a Buenos Aires. «Fue muy fuerte», dijo el comodoro retirado Luis Puga.

BUENOS AIRES.- El evento, que organiza La Fe del Centurión -una asociación civil integrada por laicos que asisten a excombatientes de nuestro país y a las familias de los fallecidos- se extenderá un par de días en un retiro espiritual privado. Comenzó este domingo 6 de marzo, un rato antes de la visita a la unidad militar. A las 9.49 de la mañana, 23 argentinos y 17 británicos (en ambos casos entre veteranos y algunas parejas que se sumaron) se encontraron en la Catedral Anglicana San Juan Bautista, ubicada en la calle 25 de Mayo al 200. Allí el anfitrión fue el Rector de la Catedral, el Reverendo Marcelo Centurión. Antes de la ceremonia religiosa hubo un café con confraternidad, donde varios de ellos se pudieron conocer. Fue particularmente emotivo el saludo entre las mujeres que fueron al Atlántico Sur, como la marina mercante Marta Beatriz Giménez, la enfermera Silvia Barrera (ellas no participaron de la totalidad del encuentro) y Sue Warner, del servicio de enfermería de la Royal Navy, que hizo lo propio en el buque Uganda, donde fueron atendidos más de 700 heridos, incluidos varios argentinos.

El ingreso a la Catedral fue anunciado por las gaitas de la Guardia Escocesa, integrada por miembros de la Asociación Escocesa Argentina, que ensaya todas las semanas en el Regimiento de Patricios. En las naves de la iglesia estaban, entre otros, los obispos castrenses católicos romanos de ambos países, Monseñor Santiago y Reverendo Paul Mason; el Vicario General del ejército británico y veterano de la guerra de Malvinas -donde fue enfermero en el SS Uganda- Padre Nick Gosnell; el arcediano anglicano Reverendo Hernán Dei Castelli; los capellanes de la Royal Navy, padre David Conroy, del Ejército británico, Ian Stevenson y de la Royal Air Force, padre David Skillen. Además, se encontraba la embajadora británica Kirsty Hayes y el agregado de Defensa Ben Watson. Enviados por las Fuerzas Armadas, en primera fila se ubicaron el contraalmirante Pablo Fal, director de Bienestar general de Personal y Bienestar de la Armada; su par del Ejército el coronel Luis Bernardi; el coronel Darío Scialone en nombre del Estado Mayor del Ejército y el comodoro Humberto Di Mascio, de la oficina coordinadora de Veteranos de Guerra del Ministerio de Defensa. También, por supuesto, el padre César Tauro, capellán mayor del Obispado Castrense; el padre Jorge Massott, Capellán Mayor de Gendarmería Nacional y el padre Rubén Bonacina, capellán Mayor de Policía de Seguridad Aeroportuaria.

En primer lugar, se cantó el Himno Nacional argentino acompañado por el órgano de la Catedral. Luego el tono de la reunión fue decididamente religioso. El primero en tomar la palabra fue el Obispo Centurión: “El motor de lo que sucede aquí es Dios. El pasado nos recuerda como enemigos, pero en este camino de reconciliación, lo mejor es conocernos. Cuando hay un enemigo, no se lo conoce o no se lo conoce bien. Entonces, tenemos que profundizar ese conocimiento y por eso hoy empezamos con un café de fraternidad y el jueves estuvimos en la embajada británica. El conocimiento entre los pueblos es fundamental para vivir en paz. Y eso queremos comenzar, continuar y multiplicar. Seamos instrumentos de Dios, colaboremos con él. Pienso en Rusia y Ucrania. Dios quiere paz, pero necesita nuestra colaboración”.

Antes del momento de darse la paz, llegó el momento de las intercesiones. Hablaron Luis Puga por los argentinos y Geoffrey Cardoso por los británicos. “Como veterano de guerra argentino quiero rezar junto a Geoffrey por la paz. Los que conocimos la guerra amamos la paz. Quiero poner de relieve este sentimiento de guerreros que hoy, aquí, nos damos la mano. Y al Señor, darle gracias porque nos reúne como hermanos, y aún con diferencias muy fuertes, en un camino de aprendizaje buscamos la paz”. Cardoso, a su vez, expresó que “venimos en amor y humildad. Esta reunión es en busca de paz y reconciliación. Que sea un primer paso y que seamos nosotros los instrumentos de esa paz. Pensamos en las personas heridas en batalla. Que física y mentalmente sus vidas ya no fueron iguales. Que la sociedad las abrace y les dé lo que necesitan».

Ya en el atrio, el Reverendo Centurión dijo que el encuentro “fue muy importante. Estamos abriendo los 40 años de la guerra y lo hacemos con un llamado a la paz y reconciliación, a estar juntos y caminar buscando soluciones. La iniciativa no viene ni de militares, ni gobernantes ni políticos. Viene de Dios y la Iglesia Unida”.

Por último, se dirigieron -como se señaló al principio- al Regimiento de Granaderos. Allí escucharon a la Fanfarria Alto Perú dirigida por el mayor Ortiz -que además de La Marcha de San Lorenzo y God Save de Queen ejecutó la Marcha del Ejército, Avenida de las Camelias y Teniente Donovan. Visitaron el Museo, que guarda verdaderas reliquias del general San Martín. Y, desde luego, a las 14:00 hubo un refrigerio. Por supuesto, con empanadas. Ya se lo imaginaba David Wheen. Él comandó a 110 hombres de la Compañía Lima de Comando 42 de los Royal Marines. Aterrizó en San Carlos, ocupó el Monte Challenger y el monte Harriet. Cuando llegó el cese de fuego, tuvo a su cargo a los prisioneros. “A los cuatro días me invitaron a comer con ellos y hasta tomamos un vino”, cuenta. Casado y con tres hijos, hace cinco años viajó a Buenos Aires y escribió otra página de la reconciliación al reunirse con argentinos que combatieron frente a él en esa última batalla. Hoy está nuevamente aquí: “Y en cada oportunidad que hay una comida sabe qué me ofrecen… empanadas”.

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