A 54 años de una proeza de la Aviación Naval

USHUAIA.- Hoy se cumplen 54 años de una verdadera proeza de la aeronáutica que sorprendió al mundo y que figura dentro de las hazañas expedicionarias: la llegada al Polo Sur de dos aviones bimotores Douglas DC-3, de la Aviación Naval, equipados con tren de aterrizaje esquí-ruedas.
Las aeronaves, que al momento de planificarse la misión ya tenían más de 30 años de diseñados y veinte de servicio en la Armada Argentina, llegaron al Polo Sur después de una travesía iniciada en Río Gallegos, Santa Cruz, con escala en una pista semipreparada en la barrera de hielos Larsen – situada entre la isla Robertson y el Nunatak Larsen (asiento de la Base Aérea Teniente Matienzo) y en la Estación Científica Ellsworth.
Esta primera expedición argentina al Polo Sur integrada por 12 personas, logró su cometido y tras su descenso, hizo flamear por primera vez el Pabellón Nacional en esas latitudes y descubrieron una placa en homenaje a los exploradores polares que rezaba: “La República Argentina a Amundsen, Scott y sus hombres en el cincuentenario de su llegada al Polo Sur. Homenaje de la Aviación Naval de la Armada Argentina en su primer vuelo al Polo Sur”.
Este vuelo, además de conformar un hito a nivel mundial, significó un valioso aporte al campo científico y permitió entre otros logros, inaugurar la ruta que posteriormente uniría a América del Sur con Australia y Nueva Zelanda.
Una réplica de las aeronaves fue restaurada y emplazada en la Base Aeronaval Ushuaia, y pintada con la misma configuración antártica que lucieron los DC- 3 hace 54 años en su llegada al Polo Sur.